Memoria

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Escuchó la puerta de su habitación abrirse y reaccionó con la misma efusividad de todos los días. Fizzarolli saltó de su cama con una enorme sonrisa y se estiró a grandes pasos hacia Asmodeus para recibirlo esa noche luego de su largo día de trabajo.

—¡Ozz! ¡Mi amor! ¡Te esperaba!

Antes de saltar a abrazarlo, el pecado entrecerró los ojos y se arrodilló a su altura para hacer el cuestionamiento que tenía en mente desde que sus súbditos delataron las actividades de Fizz.

—¿Saliste hoy, pequeño?

El imp se frenó en seco y captó en la mirada atenta de Ozzie un poco de preocupación y extrañeza.

—Ah... Si. A comprar a-

—A comprar cigarros a la tienda. Pero tardaste horas y aún más importante, tú no fumas.

Fizzarolli se quedó callado porque fue totalmente atrapado en la mentira. Se acercó tímidamente a su pareja y bajó la mirada con algo de arrepentimiento.

—Solo salí a caminar y mentí porque sabía que no me dejarían salir. Lo siento... —terminó admitiendo con vergüenza. Le desvió la mirada a Ozzie, pero el pecado le sostuvo la mejilla con delicadeza y le sonrió con dulzura para que no se sintiera regañado.

—Quiero cuidarte. ¿Lo sabes, lindo Fizzy? Te amo muchísimo, te amo. Solo me preocupo por ti —lo capturó de la cintura, lo apegó a su cuerpo y lo abrazó con tanto amor que Fizz no pudo resistirlo. Se aferró a él con una sonrisa suave y se rio un poco ante su cariño.

—Te amo mucho más, mucho mucho mucho —besó todo su rostro múltiples veces y contempló feliz como los pequeños demonios del fuego que emergía de los alrededores de Asmodeus sonreían felices ante las muestras de amor.

—Traigo buenas noticias, Froggie —se levantó y lo llevó entre sus brazos hacia la cama mientras el contrario enredaba su larga cola entre sus brazos— No saldré a trabajar en un tiempo, tengo dos semanas libres exclusivamente para ti. Podemos salir de compras o ir a dónde más quieras.

El imp lo miró a los ojos y se sonrojó un poco. Cuando su pareja estaba libre, eran los mejores momentos. Comenzó a sonreír cada vez más y juntó su frente con la de él. No estaría solo y encerrado allí totalmente aburrido, podría pasar mucho tiempo con el más grande amor de su vida. Amaba cada segundo a su lado, serían semanas espectaculares.

—¿Dos semanas de vacaciones? ¡Suena demasiado bueno para ser verdad!

—Claro, incluso podemos vacacionar a donde sea. Pensé que querías ir al anillo del Orgullo, podemos ir juntos —respondió el mayor frotando su mejilla contra la de Fizzarolli—. No quise ser grosero o antipático hoy. Me sentí culpable al irme —acarició su pequeña espalda y recordó lo estricto que fue ese día. No le gustaba ser así, quería consentirlo y ser amable.

—No te preocupes. Estoy bien mientras esté contigo aquí —le respondió dejándose llevar por la alegria de su compañía— Ha pasado tiempo desde que no estamos solos por tantas semanas. Podemos coger como locos por todas partes, ¿Qué te parece, bebé?

Apenas dijo eso con una voz pecaminosa y retadora, Ozzie lo recostó sobre la cama y se colocó sobre su cuerpo. Fizz le sonrió coqueto y se relamió los labios al saber que ese día solo sería el comienzo de unos días físicamente agotadores y calientes.

—Si, de hecho ha pasado un tiempo en el que no hacemos una maratón de sexo y no te vuelvo un desastre mojado día tras día —pronunció Asmodeus con su misma sonrisa traviesa. Acercó su rostro al cuello de su pequeño y lo besó, haciéndolo jadear y causando que este se le aferre a los brazos y cerrara sus ojos al sentir como el calor de la situación iba aumentando.

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