Dioses y monstruos

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Mientras Fizzarolli y Blitz estaban cerca de la orilla del lago asesinando pollos como si fuera algo de lo más común, el resto del grupo no dejaba de mirarlos como si fuese un espectáculo muy entretenido.

—Fizz es terrible en lo culinario —suspiró Ozzie al ver como su novio le aplastaba la cabeza a una de esas pobres aves—. Me apena decir que probablemente Blitz lo aplaste.

—No lo creo, señor —le negó Moxxie al ver con cierto asco la forma en como su jefe estaba arrancándole las alas a una gallina sin temor a mancharse de sangre—. Blitz no tiene la paciencia ni el conocimiento.

—Apostemos, entonces —les sugirió Loona al tenerle una confianza ciega a su padre—. Mil a que Blitz quemará el pollo y será el más horrible.

Confianza que se remitía a saber que era el peor de todos y que nadie le podía robar ese puesto.

—Mil a Fizz —le siguió el juego Asmodeus riendo un poco—. Será divertido. Y lo conozco, en serio ganará.

—Mil a Fizzarolli —se animó Millie con una sonrisa maliciosa, ganándose una mirada sospechosa de Moxxie.

—No puedo creer que apuestes, cariño.

—Ya sabemos como lo hace el jefe —le dijo su esposa riendo como si estuviera cometiendo una gran travesura—. Pero prender fuego una cocina al hacer un huevo es otro nivel.

—Stolas, apuesta. Anda —le incitó Asmodeus al búho codeando su costado, quien parpadeó pensando tal vez demasiado en serio en el asunto.

—No puedo apostar contra Blitz —dijo casi por inercia. Cada cosa que le preparó con cariño, fueran bebidas calientes o hamburguesas, habían sido deliciosas y hechas con amor incondicional. Hasta se sentiría culpable de hacerlo. Y no conocía realmente que tan mal lo hacía Fizzarolli.

—¡VAMOS! ¡MIERDA, SÉ DIVERTIDO! —le gritó Loona para que olvidara por un segundo su estúpido enamoramiento y fuera totalmente parcial— ¡DEJA EL AMOR DE LADO, SABES QUE ES TERRIBLE COCINANDO Y HARÁ EL PEOR POLLO DEL MUNDO!

Stolas se cubrió el rostro entre sus manos muy sonrojado. Tenía razón. Debía dejar de pensar con el corazón y empezar a usar la cabeza porque sino su vida se iría a la ruina.

—Mil a blitz —terminó cediendo con mucha culpa—. Solo porque cada vez que toca mi cocina la deja como si fuera una batalla campal.

El evento se volvió más interesante cuando Fizzarolli se le tiró encima a Blitz para quitarle un pollo de las manos. Empezaron a revolcarse en la tierra a punto de matarse a golpes. Era el pollo más grande y jugoso, ese era el mejor de todo el lago y tendría la carne suficiente para que incluso quedaran sobras.

—¡ESE JODIDO POLLO ES MÍO! ¡YO LO VI PRIMERO, HIJO DE PUTA! —le reclamó Fizz intentando quitarle su presa, pero el contrario lo alejaba empujando su cuerpo con sus piernas y también apartando sus extremidades extensibles.

—¡CIERRA LA BOCA! ¡ERES UN MALDITO TRAMPOSO! ¡TUS BRAZOS SE ESTIRAN! —Blitz empujó a Fizz, se levantó con el pollo entre sus manos y trató de salir corriendo. Rápidamente sus tobillos fueron envueltos por los brazos de Fizzarolli y fue jalado hacia él.

—¡SUÉLTAME!

—¡NUNCA!

Volvieron a enrendarse entre si y a pelearse como dos niños en un reto de vida o muerte. Los demás solo admiraban esa clase de espíritu competitivo, a pesar de que no tenían idea de que la apuesta corría por el que iba a cocinar peor.

—Se están matando entre ellos en vez de matar a los pollos —dijo Loona al tomarles una foto con su celular en medio de su ajetreada pelea—. Cool.

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