Pérdida

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—Perfecto, ratita —la secretaria anciana apiló los papeles y le ofreció una sonrisa falsa—. Hemos terminado por aquí y todo está en regla. Haremos una excepción correspondiente y usted podrá ser testigo por parte del demandante, el rey Asmodeus.

Blitz se despertó del suelo, durmió en la oficina porque la estúpida de la secretaria se tomó todas las horas del mundo para leer sus documentos y los nuevos papeles que había firmado con la ayuda de Moxxie. Su amigo y empleado se fue a casa a pesar de querer acompañar a su jefe, pero él se compadeció y lo obligó a marcharse. Ya había hecho bastante trabajo revisando, releyendo y ayudando con el nuevo papeleo.

El imp se levantó con un rostro demacrado y todo jodido. Pero suspiró muy satisfecho ya que dormir como el carajo al parecer había rendido sus frutos.

—Puta madre, al fin —pasó sus manos por su rostro para despejarse y agradeció que esa tortura interminable finalizara—. Doce horas durmiendo en el piso como un vagabundo lo valió.

La secretaria señaló la puerta del costado y le indicó de mala gana las próximas instrucciones que debía seguir.

—Acérquese a la fila de trámites generales y, cuando pueda ingresar y firmar, estará oficialmente habilitado y el abogado del rey le dirá fecha y hora de su ingreso.

—¿Ah?! ¿Más putos trámites generales? —la felicidad de Blitz se murió, fue reemplazada por indignación— ¿no fue suficiente con esto?!

La vieja no le volvió a dirigir la mirada. Guardó los papeles y no hizo más. Blitz escuchó como toda la fila detrás de él, quienes también eran simples demonios que acamparon allí para hacer mucho papeleo, empezaban a gritarle maldiciones. Estaba atrasando la fila y ya no podían seguir esperando, querían masacrarlo vivo y lo harían si no se corría de allí.

Blitz apretó sus puños y no tuvo más remedio que aceptar, no podía empezar a matar gente así como así, eso haría quedar mal a Stolas y a Fizzarolli en su situación. Salió por la puerta indicada a paso marcado... Para encontrarse con otra pesadilla. Volvió en menos de diez segundos al escritorio de la secretaria y golpeó sus manos contra la madera totalmente furioso.

—Escuche, señora. La fila de los trámites generales es de como diez jodidos kilómetros —enterró sus garras en la madera y quiso acuchillar a la recepcionista con todas sus fuerzas—. No tengo tiempo para esto, el maldito juicio ya empezó hace días y-

—Siguiente.

Ella lo cortó. Ya había terminado con el imp, no había ninguna clase de razón para volver a prestarle atención.

—¡CREO QUE NO FUI CLARO! —estalló Blitz armando un escándalo de grandes proporciones y gritando como un completo desquiciado, empezó a llamar la atención de todo el lugar ante sus exclamaciones— ¡NO HARÉ UNA FILA DE DIEZ KILÓMETROS! ¡NO ESTARÉ ESPERANDO MEDIO AÑO PARA ENTRAR AL JUICIO DEL MIERDAS DE MAMMON! ¡STOLAS ME NECESITA HOY O A MÁS TARDAR MAÑANA! ¡ASÍ QUE HAGA ALGO O JURO QUE-

—Siguiente.

Blitz cerró la boca. Estaba a segundos de perder la razón. Ni siquiera tenía armas, las tuvo que dejar porque según el protocolo, no podía estar en ninguna sala real con armamento, muchos menos siendo un imp. La fila de atrás volvió a gritarle insultos para que se apartara de una vez y la secretaria jamás lo volvió a ver a los ojos. Blitz apretó sus dientes y puños con demasiada impotencia y rabia.. no había más nada que pudiera hacer, más que esperar.

Salió por la puerta y llegó al final de la fila luego de caminar como media hora. Se sentó en el borde del cordón de la calle y sacó su celular para escribirle a Stolas.

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