Antes de la tormenta

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El clima árido de las zonas cercanas al lago principal del anillo de la Ira era habitual. Las lluvias eran escasas, pero los pueblerinos estaban acostumbrados al calor y se nutrían del agua fresca de la enorme laguna. El anillo poseía tierra seca por todas partes y era característico por tener poca vida en sus desiertos, pero eso dependía mucho del tipo de desierto y zona. Cerca de ese lago y a sus alrededores, la vida de los animales silvestres de granja era abundante, la vegetación se adaptaba a la poca humedad y la fauna usualmente se resguardaba cerca del agua.

Entre los animales que vivían allí estaban los caballos, ratas, gallinas, liebres y vacas infernales. Era lo más parecido a una reserva natural ya que ningún ser era violento si no era molestado.

—Woah, nunca había estado en Ira —comentó Fizzarolli arrojando una piedra al lago y haciéndola rebotar como siete veces—. Y jamás pensé en venir, me recuerda a la cabra de mierda esa.

El bufón extendió sus brazos para tomar más piedras cerca de la orilla de la preciosa laguna cristalina y las arrojó con mucha precisión. Rebotaban cada vez más lejos, era muy bueno en el juego.

—Es un lago genial, Fizz —Blitz se mantenía recostado a un lado y miraba al cielo somnoliento, ya que el clima caluroso comenzaba a sentirse agradable.

Fizzarolli llegó a su lado y se sentó en el suelo sobre la escasa maleza verdosa y anaranjada. Se quedó mirando la extensión del lago y su amigo no tardó en incorporarse y observar también semejante paisaje. Desde lo lejos, se podía contemplar a los caballos y vacas beber agua desde el otro lado y a algunos patos nadando. Era una vista muy pacífica, algo así como la calma antes de la tormenta ya que el juicio volvería al ruedo en dos días.

—¿Qué te gustaría hacer luego de esto? —le preguntó Blitz. Volteó hacia él y se le quedó mirando con curiosidad.

—¿Luego del juicio? —cuestionó su amigo entrecerrando sus ojos.

—Si, ¿qué quieres hacer? —reiteró Blitz.

—No pensaré en eso hasta saber el desenlace —fue la honesta respuesta de Fizz. Adelantarse a los hechos se sentía imprudente, no quería siquiera imaginarlo porque la decepción sería demasiado dolorosa si el peor destino ocurría.

—¿De verdad no lo has pensado ni una sola vez? —el contrario amplió su mirada extrañada ante Fizz, quien miró hacia el lago con un poco de melancolía.

—Los altos mandos aún no definen lo que sucederá con Ozzie. Y si sigo junto a Mammon, las cosas no cambiarán mucho para mí —le contestó—. A estas alturas, solo quiero que Ozz esté bien. Nunca pensé que esa arpía revelaría nuestro secreto —recordó las mierdas que soltó Stella y se enfureció—. Fuimos muy descuidados.

—Esa perra de boca grande merece que alguien le parta las piernas —soltó el contrario a la ligera ya que tenía ganas de masacrar a la ex de Stolas desde hacía bastante tiempo.

—Todos los de la realeza son como ella —se resignó Fizz al conocer bastante ese ambiente—. Ozz y el príncipe son unas contadas excepciones.

El contrario le sonrió de lado y colocó una mano en su hombro al tener en mente una tentadora oferta sexy para su amigo. Si de verdad no pensaba en algún tipo de futuro luego del juicio, podría darle una oportunidad muy interesante.

—Y... ¿No te gustaría trabajar para mí? —le propuso con mucha confianza en su negocio y en la gran posibilidad de que pudiera formar parte de su equipo y su cotidianidad—. Cuando ganen el juicio, tendrás tiempo. Ya sabes, actuarás en Ozzie's a veces y luego puedes ser parte de mi agencia.

Fizzarolli se giró hacia él muy sorprendido y con sus ojos bien abiertos. Nunca se le había cruzado por la cabeza esa clase de trabajo o propuesta. Se sintió extraño, no quería ilusionarse, no quería llenarse de expectativas o sueños si las cosas todavía no se habían ganado.

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