Capítulo 36

894 56 5
                                    

Punto de vista de Luz

Habían pasado un par de días desde que Valeria había llegado a Vera, y por mucho que Ainhoa me dejara claro por activa y por pasiva que no sentía absolutamente nada por ella, se me estaba haciendo cuesta arriba.

Valeria aún no se había marchado de Vera, y al parecer Ainhoa estaba más ocupada de lo normal para quedar y hacer planes juntas. Ella decía que quería aprovechar los días en que Valeria estuviera aquí, pero a mí me jodía mucho y estaba cada vez más celosa.

Valeria era físicamente todo lo que yo quería ser: era alta, guapa, con un cuerpo de escándalo, con un buen rollo que destacaba sobre los demás...

Y Ainhoa me había dicho mil veces que era a mí a quien quería, pero yo me sentía realmente insuficiente. Sentía que en cualquier momento podría cambiar de opinión ya que pasar tiempo con Valeria podría implicar algo para ella. Algo que no había visto venir y que no me esperaba para nada.

Sólo veía a Ainhoa en el restaurante, que era el único rato del día en el que coincidíamos. Bueno, seguíamos tomándonos nuestro café de antes de entrar a trabajar, pero siendo este más corto y rápido que de normal. Le propuse pasarme por su casa (su casa, sí, sonaba demasiado bien) después de trabajar, pero tenía planes ambos días.

Me entraban unas ganas tremendas de acudir al Chelsea "de paso" ya que era el mejor sitio del pueblo para ir a tomar algo, de manera que era seguramente el lugar donde quedaban. Pero, al fin y al cabo, no me había invitado y tampoco quería parecer una novia celosa que se plantaba allí para controlar a su novia.

Pero, por suerte, mi novia había sacado un hueco para que nos viéramos hoy. Había reservado en un restaurante de Coscojales que tenía muy buenas críticas y que hacía tiempo que teníamos ganas de probar. De hecho, ya iba necesitando un plan como este, ya que los últimos días no es que haya estado muy feliz justamente. Habíamos quedado en que Ainhoa pasaría a recogerme sobre las ocho y media con el coche, para así poder ir con tranquilidad al restaurante donde tendríamos esa tan ansiada cita.

Unos minutos antes de la hora, recibí un mensaje de Ainhoa que acabó con toda la paciencia que estaba teniendo (a duras penas) durante estos días.

Ainhoa: Amor, ¿cómo vas? En breves salgo hacia tu casa

Yo: Me queda acabar de maquillarme y estoy!!

Ainhoa: Por cierto, he estado hablando con Valeria y casualmente ella también había oído hablar del restaurante y tenía ganas de probarlo, le he dicho que se venga con nosotras. No te importa, ¿no? 😅

En cuanto leí ese mensaje, cogí la almohada de mi cama y me la puse en la cara, intentando evitar que resonara al pedazo de grito que acababa de hacer.

Yo me había hecho ilusiones de tener una cita tranquila con mi chica, en un buen restaurante, disfrutando de su compañía. Pero al parecer, mi novia no tenía tantas ganas de ese mismo plan, ya que le parecía genial disfrutar también de la compañía de Valeria.

¿Ni un día podía dejarme tranquila?

Que la chica a mí, no me había hecho nada. Pero me jodía. Y mucho.

Estuve un par de minutos sin responder, porque posiblemente quedaría demasiado mal decir: ¿Y no tiene más días para ir y probarlo? Así que, mi novia decidió mandarme otro mensaje ya que no recibía respuesta por mi parte.

Ainhoa: A ver que si no te apetece no pasa nada, eh. Es que me sabía mal restregarle que íbamos a ir justamente a ese restaurante con la ilusión que le hacía a ella 🙃

Éxtasis #LuznhoaWhere stories live. Discover now