Capítulo 6

1.1K 56 3
                                    

Punto de vista de Ainhoa

8 de la mañana. Suena el despertador; y yo, me quiero morir. Otra vez la misma sensación de siempre, un dolor de cabeza increíble y una secadez en la boca que no me dejaba en paz. Al principio no sabía ni dónde estaba, pero en cuanto me di cuenta, noté que me encontraba en mi habitación y con el pijama puesto; la verdad es que me sorprende que fuera capaz de ponérmelo yo solita con las circunstancias en las que iba anoche. Me levanté como pude, me tomé un paracetamol con un vaso de agua, me di una ducha bien fría aunque hiciera aún un poco de fresco, me puse el uniforme, y me fui al restaurante.

Tengo recuerdos bastante vagos de anoche, recuerdo beber (bastante), y que alguien viniera a mi rescate. No quiero ni pensar en quién fue, solo espero que no sea una persona con la que tenga mucha relación porque se me caería la cara de vergüenza. Sara, la chica del bar, llamó a alguien, creo recordar; así que quien fuera, le conozco 100%. Una vez entré en la cocina y saludé como todas las mañanas, noté a alguien tocando mi espalda por detrás.

- ¿Qué tal estás? - dijo Luz, lo cual me sorprendió un poco ya que mi relación con ella era un poco... turbia.

- Bien, ¿por? - respondí sin saber por dónde iban los tiros.

- No te acuerdas de nada, ¿no?

- No sé de qué me hablas. - aunque mi cabeza si estaba empezando a hacer conexiones.

- De anoche, en el bar... - dijo siendo interrumpida ya que puse uno de mis dedos sobre sus labios para hacerla callar.

- Ven. - dije cogiéndola del brazo para que me acompañara al almacén y que pudiéramos hablar a solas. - ¿La lie mucho? - dije arrugando la nariz llena de vergüenza.

- Un poco, la verdad.

- Tú... ¿fuiste quien me llevó al hostal?

- Sí, no podías ni mantenerte en pie.

- Gracias... - dije intentando sonreír haciendo una pequeña mueca.

- Oye Ainhoa, sobre lo que hablamos anoche...

- Iba muy borracha, ni caso. - dije intentando hacer como si no hubiera pasado nada.

- Pero...

- Prefiero dejarlo todo como está, Luz. No insistas, de verdad.

Y en ese momento, me marché corriendo del almacén dejando a Luz con la palabra en la boca. No me podía creer que justamente ella fuera la persona que viniera a mi rescate, que me llevara a mi habitación y que además me pusiera el pijama sin rechistar; yo la verdad es que me habría dejado a mi misma durmiendo sobre mi propio vómito, para qué mentir. Además, me puedo imaginar lo que le contaría a Luz anoche, supongo que algo comentaría del subnormal de mi marido. Espero que al menos lo deje estar y que no intente indagar más, porque no soportaría que alguien tan cercano a mí como ella (al ser su jefa, no penséis nada raro), me juzgara de la misma forma que lo han hecho todas las personas que me rodean en los últimos meses.

Justamente, había venido a Vera por esa razón: para dejar de sentirme juzgada por los demás y poder comenzar a ser una nueva Ainhoa. Pero el hecho de que fuera a conseguirlo, no era tan fácil. Posiblemente, el hecho de trabajar en un restaurante y tener un bar al lado donde poder beber lo que me plazca, no era la mejor opción. Pero, es la que había.

Punto de vista de Luz

Ainhoa comenzaba a darme mucha pena. Empezamos con muy mal pie, ya que es una persona que aparenta ser súper estirada, irritante y estúpida. Pero después de anoche, algo había hecho click dentro de mi cabeza. No solo por las palabras que ella había dicho, sino por sus expresiones a la hora de hablar sobre ello. Pude sentir su miedo, cómo le aterraba el simple hecho de pensar en su marido. Aunque algo me decía que no solo era por eso, sino que había más información que se me escapaba y que podía ser muy importante.

Durante el servicio de hoy estuve un poco "rara" con ella, ya que claramente me estaba ocultando algo al no querer hablar más sobre el tema en intentar hacer que me olvidaba de la conversación de anoche. Pero, es que, me era imposible. Joder, ¿pueden las personas dejarse ayudar? Necesitaba hablar de todo esto con alguien, y la persona indicada era Paolo. Así que, una vez acabamos el turno, me quedé con él tomando un par de cervezas en la cocina de manera extraoficial y así pude comentárselo todo tranquilamente.

- No sé, Luz. Tampoco tiene porqué estar ocultando nada grave.

- ¿Cómo que no? Que se ve que está casada, y encima ayer iba como una cuba.

- La verdad es que lo de que esté casada si me ha dejado flipando un poco. La veo tan cerrada a los demás, que no se quién es capaz de conseguir que se abra del todo. Metafóricamente hablando. - dijo antes de darle un trago a su cerveza.

- Algo oculta, lo tengo claro. Y no voy a parar hasta descubrirlo. - respondí decidida.

- Si es por lo de que estuviera borracha, ni que tú nunca lo hubieras hecho... acuérdate de todas las cosas que me has contado de cuando has ido a tu pueblo.

- Ya lo sé Paolo, si no es por eso. Es que no sé, me da pena.

- ¿Pena? - dijo sorprendido. - Pero si no os soportáis.

- Ya, bueno, pero me sabe mal que le pase algo y esté sola. Aquí no tiene a nadie, a mi me gustaría poder contar con alguien en su situación.

- Y con quién sueles contar tú, ¿eh? - dijo poniéndose juguetón.

- Pues contigo, tonto. Anda, ven. - dije acercándome a él para darle un beso en los labios.

El nivel de la calor comenzó a subir en la cocina tras ese beso, lo que hizo que comenzáramos a besarnos de una manera cada vez más intensa. Con lo que no contaba, era con Ainhoa pasando por la zona del restaurante y viendo como Paolo y yo estábamos cada vez más intensos junto a esos besos y caricias.

Éxtasis #LuznhoaWhere stories live. Discover now