Capítulo 34

892 49 12
                                    

Punto de vista de Luz

Me desperté algo desorientada, aún sin reconocer la habitación donde estaba. Froté mis puños en mis ojos, para poder aclarar mi vista y ver al fin que me encontraba en la habitación de Ainhoa. Podía acostumbrarme a un despertar como este, acurrucada en su pecho, mientras ella dormía plácidamente y la luz de la mañana filtrándose por las claras cortinas que habíamos escogido juntas.

Aún no me acostumbraba a un despertar como este. Por fin, podía decir que me sentía en paz.

Entraba el frío del invierno a través de la ventana, haciendo que tuviera más ganas de acurrucarme a ella, si eso era posible. Dejé un suave beso en su cuello y me abracé un poco más a ella, sintiendo su calor. Ella, instantáneamente, aún con los ojos cerrados, se abrazó un poco más a mí, rodeándome con sus brazos. Me hacía sentir segura. En ese momento, nada malo podía ocurrirme. Me sentía protegida por ella.

Con mi movimiento al acurrucarme a ella, hice que las sábanas y la manta que Ainhoa había puesto sobre ellas antes de irnos a dormir, se deshicieran un poco, lo cual provocó que Ainhoa emitiera un leve sonido de queja, frunciendo la nariz. Era tan bonita cuando lo hacía.

- Qué frío... - fue lo primero que dijo, aún con los ojos cerrados.

Saqué mis brazos de las sábanas para poder taparnos un poco más, y en seguida sentí como el calor me rodeaba por completo, sintiéndome a gusto.

- Podría acostumbrarme a despertar así todos los días - acurruqué un poco más mi cabeza en su cuello.

- Y que lo digas...

Estuvimos así durante un par de minutos. Ambas con los ojos cerrados, pero a su vez despiertas. Disfrutando del contacto de la una con la otra.

- Pero... tenemos que ir a trabajar - hice un puchero al escucharla.

- No quiero - me abracé más a ella, con fuerza.

- Ni yo, amor, pero es lo que toca - dejó un rápido beso en mi cabeza, y nos destapó a ambas, lo cual hizo que un golpe de realidad me despertara del todo.

Aún tenía que pasar por casa para darme una ducha y cambiarme, ya que había venido con lo puesto y no era plan de aparecer por la cocina con la misma ropa que el día anterior. Todos sabían que estábamos juntas, pero tampoco era necesario que supieran que habíamos pasado la noche juntas.

Ainhoa insistió en que desayunáramos juntas, pero me negué ya que sabía que si lo hacíamos, iba a llegar tarde a trabajar. Y, aunque ella fuera la jefa, tampoco quería aprovecharme de ello.

Me vestí rápido y me fui a casa, no sin antes darme un par de minutos para disfrutar del sabor de sus labios antes de marcharme.

Una vez llegué a casa, me di una ducha rápida y escogí algo de ropa cómoda para poder ir a trabajar. Al salir al salón, pude ver que estaban mis padres desayunando antes de marcharse a trabajar. Mi hermano, en cambio, ya estaba en el instituto.

Lo bueno de trabajar en el restaurante, era que no servíamos desayunos, de manera que no era necesario que fuéramos a primera hora de la mañana a trabajar, lo cual agradecía gratamente.

- Buenos días cariño - dijo mi madre al verme llegar a la cocina, dejando un beso en mi cabeza.

- Buenos días, familia - respondí con demasiado ímpetu, mientras me acercaba a prepararme un café.

- Estás muy contenta tú hoy, ¿eh? - comentó mi padre, dirigiéndose a mí. 

Provocó que sonriera, inevitablemente.

Éxtasis #LuznhoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora