Capítulo 8

1.4K 65 13
                                    

Hoy era un día normal y corriente entre semana, pero no teníamos servicio ya que era festivo en el pueblo. Se suele comentar que a quien trabaja en hostelería, aunque sea festivo le toca trabajar, pero esa no era mi mala suerte, al menos. Después de la nochecita de ayer, tampoco tenía yo el cuerpo como para ir a trabajar, seamos sinceros. Después de todo lo que me bebí en el pub, me tocó llevar a Paolo a casa ya que iba como una cuba. Fíjate que yo pensaba que sería al revés, pero al final me sorprendí a mí misma.

Paolo insistió como quinientas veces en que me quedara a dormir, pero pasaba bastante, no solo porque quería descansar en mi cama, sino también porque con lo borracho que iba, lo que menos me apetecía era tener que aguantarle. Seré una mala amiga, pero Paolo borracho puede llegar a ser insoportable. Además, tampoco es que hiciera falta sujetarle el pelo a la hora de vomitar, podía bastarse él solito.

La verdad es que me costó bastante dormirme, ya que estuve dándole vueltas a la noche de ayer. No por cómo fue la fiesta y eso, sino por Ainhoa. Que, a ver, no es que pasara nada en sí, pero... estuve pensando en nuestra conversación y en lo que comentó antes cuando estábamos todos juntos en el Chelsea. Parecía que Ainhoa tenía un corazón y todo, aunque le costaba sacarlo a relucir a menudo. Cada día tengo más intriga sobre su pasado, me parece una persona muy interesante, y que, a simple vista, puede que esconda algo. Aunque anteriormente tenía pensado indagar un poco, creo que debo darle algo de privacidad, ya que, aunque quería ir a joder, he cambiado de opinión. Puede que sea una persona bastante impulsiva y que se deje llevar por las apariencias pensando negativamente sobre los demás, pero... al parecer me precipité con Ainhoa. A ver, que tampoco sé si esconde algo turbio, pero creo que merece un voto de confianza y debería dárselo.

Me pasé por el Chelsea (sí, otra vez) para ver a mi prima Sara, que a la pobre sí que le tocaba turno hoy. Al parecer tiene un padre un poco capullo y estaba pasando un mal momento por su culpa, así que unos buenos ánimos no le vendrían nada mal un día como hoy. Al entrar, me fijé en que Ainhoa estaba en una de las mesas tomando un café. Era increíble, a la tía le quedaba todo bien, llevara lo que llevara; tanto el uniforme de chef con un moño medio deshecho, como unos simples vaqueros anchos con un top.

- ¿Tomando un poco de cafeína después de anoche? – dije acercándome a ella.

- La verdad es que la necesito, sí – dijo con una pequeña risa tras sus palabras.

- Y eso que no bebiste alcohol...

- Si lo hubiera hecho, no estaría ni aquí a estas horas, sino muerta en la habitación – dijo dejando a un lado la risa de antes – ¿Quieres sentarte? – comentó señalando la silla libre que había junto a ella.

- Qué va, he venido a ver a mi prima. Pero, gracias igualmente – respondí intentando quedar bien. ¿Ainhoa invitándome a sentarme con ella? ¿Qué han hecho con mi jefa?

Sonrió como respuesta y me alejé tras decirle adiós con la mano de una manera tímida. Entonces, me acerqué a la barra donde estaba mi prima sirviendo unos botellines de cerveza para poder comenzar una conversación con ella. La pobre llevaba una cara... aunque sea mi prima, lo sé desde hace poco tiempo, por movidas de mi familia y eso que son muy largas de explicar, pero he conseguido tener mucha confianza con ella en tan poco tiempo.

- Hombre, prima. ¿Qué te trae por aquí? – dijo sonriendo, aunque sin mucho ímpetu al verme.

- Pues es el bar más cercano, dónde quieres que vaya jajaja – mentí. – Es broma, pues he venido a verte, tonta.

- ¿No tienes nada mejor que hacer en tu día libre? Sí que tienes que estar aburrida, sí.

- No seas tonta, anda. He venido a ver a mi prima favorita.

- ¿Cuántas primas tienes? – dijo de manera divertida.

- Sólo tú, pero eso no tiene nada que ver – dije antes de comenzar a hablar sobre la razón real de mi visita – ¿Cómo estás?

- Bien, ¿por?

- No me mientas.

- Bueno, a lo mejor muy muy bien, no estoy – dijo definitivamente.

- Sabes que si necesitas cualquier cosa, aquí me tienes. Bueno, y a tu madre, que te quiere con locura y haría cualquier cosa por ti.

- Lo sé, gracias prima – dijo antes de acariciar mi mano como símbolo de gratitud.

Dejé que mi prima preparara los pedidos para la comida y comentamos temas banales durante una media hora aproximadamente. La pobre no daba abasto hoy, y tampoco quería meterle mucha cizaña con el tema de su padre, ya que posiblemente lo mejor era intentar distraerla en lugar de recordarle el drama de su vida constantemente. Al cabo de un rato, vi como Ainhoa se levantaba de su sitio y se acercaba a la barra para pagar la cuenta.

- ¿Te cobras? – dijo hacia Sara entregándole un billete de cinco euros.

- Claro – dijo mi prima antes de marcharse para devolverle el cambio.

- Estaba equivocada contigo, Luz – comentó dirigiéndose a mí.

- ¿A qué te refieres? – esa frase me extrañó bastante, la verdad. No sabía a qué se refería para nada.

- Que al llegar aquí... no pensé muy bien de ti. Pero cada día me demuestras lo contrario. Anoche conmigo, hoy con tu prima... ese tipo de conversaciones por tu parte demuestran que eres una buena persona.

- Ídem. Mis pensamientos hacia ti actualmente no tienen nada que ver con lo que pensé cuando llegaste, si te soy sincera.

- ¿Y qué piensas ahora sobre mí? – dijo con una mirada cómplice mirando directamente hacia mis ojos.

- Pues... antes pensaba que eras una persona estirada, mandona, borde... - vi como fijaba su mirada hacia el suelo, mostrando su poco entusiasmo tras oír mis palabras – Pero ahora, te veo una persona trabajadora, valiente, y... que impones mucho.

- ¿Que impongo mucho? – dijo fijando de nuevo su mirada en mí.

- No sé, cuando apareces, me pones nerviosa – dije sin pensar antes en lo que estaba diciendo.

- ¿Te pongo nerviosa? – tras esa pregunta, noté como mi prima se giraba para observar nuestra conversación, bastante interesante.

- Sí, no sé... Déjalo, mejor – dije intentando que no pensara que estaba como una chota.

- ¿Y lo de valiente? Tampoco es que me conozcas mucho como para pensar eso sobre mí.

- No hace falta tampoco, sé nota al verte y escucharte hablar sobre ti misma.

- Interesante... – esa simple palabra fue su respuesta.

- ¿Interesante? – pregunté extrañada.

- Bueno, eso se podría aplicar a lo que pienso yo sobre ti actualmente. Quiero decir, no es que sea que me intereses, en plan raro. Sino, que cuanto más conozco sobre ti, más interesante me pareces. – sin déjame responder y dejarme pensando en ello, Sara volvió para darle su cambio, lo recogió y tras despedirse se marchó corriendo de allí.

¿Le parecía interesante? Wow, lo que menos me esperaba, la verdad. Ella a mí también me parecía demasiado interesante, pero no tuve la valentía suficiente como para decírselo. No como ella, ¿veis como no mentía yo en lo de que es una persona valiente? Pues eso.

- ¿Qué era eso de que Ainhoa te pone nerviosa? – preguntó mi prima sacándome del trance en el que estaba pensando en mi conversación con ella.

- No pienses cosas raras.

- Yo no pienso nada... – dijo haciendo un gesto con las manos mostrando su inocencia.

- Ainhoa es mi jefa, nada más – dije de manera tajante.

- Vale, vale. Lo que tú digas, primita – y con esta frase finalizó nuestra conversación. La cual, me dejó aún más en trance pensando en lo que había hablado con Ainhoa antes.

Lo que yo realmente no sabía, era la verdad tanto de mis palabras, como las de Ainhoa. Ya que, al parecer, éramos completamente sinceras la una con la otra, pero sin llegar a mostrar lo más profundo de nuestras palabras. 

Éxtasis #LuznhoaWhere stories live. Discover now