Capítulo 9

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Hoy es uno de esos días en los que todo se me hace cuesta arriba, una sensación que hace bastante tiempo que no sentía, desde que estaba con él. Aquí en Vera, me pasa más veces de lo que me esperaba el hecho de sentir la necesidad de tener a alguien con quien sincerarme, lo que peligrosamente puede desembocar en acabar refugiándome en el alcohol.

Nunca he sido una persona de beber mucho, ya que siempre lo he visto como una "salida fácil" que no debes de tomar a la hora de afrontar tus propios problemas. Pero, con el paso del tiempo, la idea de tomar ese camino se fue haciendo más factible para mí. Hay días que consigo quitarme la idea de la cabeza, pero hay otros que se me hace bastante complicado. Puede que sea una de las formas que tenga de complicarme la vida a mí misma, pero es lo único que tengo ahora mismo que puede ayudarme a sobrellevar ciertas situaciones.

Al principio de llegar a Vera, tuve unas semanas bastante tranquilas diría yo, sin saber nada de él. Pero con el paso de los días, no sé cómo, ha encontrado mi número de teléfono y recibo llamadas suyas constantemente. Lo cual, hace que esas ganas de beber vuelvan a mí más fácilmente de lo que me gustaría. Empecé con algunas copas de Whiskey, luego pasé al Ginebra – Limón... y acabé tomándome 2 copas diarias por lo menos antes de irme a dormir; sin tener en cuenta cada vez que salía de fiesta, que mínimo se duplicaba la cifra. El simple hecho de escuchar su voz me perturba de tal manera que no soy capaz de pensar en algo más. A veces, pienso en llamar a mi padre, con el cual siempre he tenido muy buena relación, pero después de cómo acabó mi reputación en mi pueblo, me avergüenzo de mí misma solo de pensarlo.

Además, al parecer él tiene 500 números de teléfono distintos, porque, aunque bloqueo cada una de sus llamadas, siempre acaba volviéndome a llamar desde otro número completamente distinto. Algo que roza la obsesión, diría yo. Me encuentro en el almacén ordenando unas cuantas cajas alrededor de las cinco de la tarde tras acabar el servicio de comidas, cuando recibo una llamada de un número desconocido. Sé que puede ser él quien está llamando, pero siempre tengo la esperanza de que sea mi padre, pidiéndome perdón por todo lo que pasó.

- ¿Dígame? – respondo una vez descuelgo la llamada.

- Ainhoa... – escucho tras el teléfono reconociendo esa voz a la perfección. Además, añadiéndole unas cuantas copas de más, según puedo asumir.

- Estás borracho – respondo recordando la misma historia de siempre.

- Por tu culpa, la única forma que tengo de vivir desde que no estás conmigo. Dime dónde estás, Ainhoa, necesito verte.

- Sabes de sobra que no quiero saber nada de ti, déjame en paz – digo rotundamente.

- Te voy a encontrar, y lo sabes.

- Tú no vas a hacer nada.

- ¿Estás en el pueblo? Dime que sí, por favor. Voy a llamar a tu padre y voy a verte – dice trabándose con las palabras.

- Deja a mi familia en paz, y déjame a mí, por favor te lo pido – es lo último que digo antes de colgar el teléfono y bloquear el nuevo número añadido a mi colección de contactos bloqueados.

Tras finalizar la llamada, me tomé un par de minutos para relajarme y respirar un poco de aire, que lo necesitaba. Intenté buscar en el almacén un punto fijo al que mirar, para poder centrar mis pensamientos y que desaparecieran los que estaban relacionados con la llamada que acababa de recibir, pero me fue imposible. No había manera de calmarme, ya que lo primero en lo que fijé mi mirada fue en una botella de vodka sin abrir de la estantería.

En ese momento, decidí sentarme en el suelo y realizar unos ejercicios de respiración tal como me enseñó mi antigua terapeuta, porque como siguiera mirando la botella de vodka, la cosa no iba a acabar bien. Apoyé mi espalda en la pared, abrí un poco mis piernas y me apoyé en ellas con los codos. Me llevé las manos a la cara e intenté hacer desaparecer las lágrimas saldas que caían por mi piel. Cada vez, me costaba más mantener la compostura y respirar hondo, era una de las veces que me había afectado de manera más fuerte una de sus llamadas, hacía tiempo que no me ponía tan mal.

Éxtasis #LuznhoaWhere stories live. Discover now