Capítulo 19

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Mi hostal era el peor lugar donde una persona podía vivir, pero era lo poco que se podía encontrar en Vera actualmente a un precio asequible, honestamente. Y encima de que era un sitio de mierda, ya era la tercera vez que Luz había venido conmigo a mi habitación, me apiado de ella.

El camino hasta la habitación se me había hecho eterno, yo no dejaba de darle vueltas a lo de Hugo y teniendo a Luz al lado, tampoco ayudaba mucho. En momentos como este, agradecía mucho tener a Luz a mi lado, después de verme con una cerveza en la mano, no me había juzgado en ningún momento. Y lo último que me había dicho... me había hecho morir de amor.

- Vámonos.

- ¿A dónde? – preguntó.

- Vamos al hostal, no pienso dejarte sola esta noche.

- Pero Luz...

- Ni peros, ni peras. Voy a estar contigo esta noche, y no hay más que hablar.

- No te merezco – dijo con una voz apenada.

- Te dije que te iba a cuidar, ¿no? Pues déjame hacerlo.

Cuidarme... qué bonito sonaba eso. Creo que nadie me había dicho algo así antes, Luz simplemente era la persona más especial con la que jamás me había cruzado en mi vida. Siempre que la tenía al lado, me sentía muchísimo mejor. Aún recuerdo aquel día, en el que me encontró en el almacén con un ataque de ansiedad y lo primero que hizo fue preocuparse por mí y ayudarme a estar mejor. Esos ataques de ansiedad se habían convertido en una rutina para mí, pero solo con escuchar su voz, podía conseguir que me encontrara muchísimo mejor, algo que nunca antes me había pasado. Además, teniendo en cuenta que cuando pasó, ni si quiera nos llevábamos bien. De hecho, era la última persona que pensaría que podría hacerme tanto bien en un momento como ese.

Una vez llegamos, abrí la puerta y nos sentamos en la cama. Luz decidió darme algo de espacio, lo cual agradecía muchísimo en un momento como ese. Simplemente, se limitó a sentarse a mi lado, sin decir nada. Aunque ella no lo creyera, solo con ese gesto ya estaba ayudándome, solo necesitaba tener a alguien al lado, y si era una persona tan especial como lo era ella, mejor aún.

Me tomé algo de tiempo para ponerme el pijama e ir al baño a lavarme la cara. Después, simplemente volví a sentarme en la cama a su lado.

- ¿Estás mejor? – preguntó una vez me situé a su lado.

- Sí, gracias por todo, Luz, de verdad. No sé qué habría hecho si no llega a ser por ti.

- Pues probablemente te habrías bebido esa cerveza – aunque esa frase podría sonar mal, lo hizo de la forma más bondadosa del mundo.

- Yo... siento que hayas tenido que verme así – miré al suelo, intentando evitar su mirada.

- No tienes de qué avergonzarte, Ainhoa – me regaló una mirada cómplice.

- Puedes irte si quieres, seguro que tienes mejores cosas que hacer. No pasa nada, de verdad. Te juro que no voy a beber nada – dije esta vez mirándola.

- No voy a quedarme por que vayas a beber, sé que no vas a hacerlo. Voy a quedarme porque quiero estar a tu lado, Ainhoa. Yo... sé que te dije que iba a estar a tu lado para apoyarte, y quiero que de verdad sea así y poder demostrártelo. Me importas mucho Ainhoa, más de lo que te puedas imaginar.

En ese momento, una lágrima cayó por mi rostro. No fue una lágrima de tristeza, sino a raíz de poder pensar en que alguien realmente fuera capaz de comportarse así conmigo. Nunca imaginaba que aquí, en Vera, pudiera encontrar a alguien como ella. Llegué rota a este pueblo, pero gracias a Luz he podido ir uniendo mis pedazos poco a poco, aunque aún tenga algunas piezas por encajar.

Éxtasis #LuznhoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora