Capítulo 11

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Punto de vista de Ainhoa

Puede que me viniera un poco arriba con el piropo que le lancé ayer a Luz en el Chelsea, pero la verdad es que comenzaba a sentir una atracción que tenía claro que tarde o temprano iba a ser inevitable. No escondía el hecho de haber estado con mujeres anteriormente, porque no me arrepiento para nada, y la verdad es que Luz era el prototipo de chica que siempre ha solido gustarme. Pelo castaño, bajita, adorable y con una mirada de ojos marrones que hipnotiza. Aunque yo era algo más mayor que ella, el hecho de que sea tan mona me pellizcaba un poquito el corazón y me hacía comportarme de una manera un tanto curiosa con ella.

Durante los últimos días, he empezado a congeniar con Fina, una chica que trabaja para el alcalde (menudo ser, la verdad, pobre de ella). Coincidimos un día en el restaurante ya que vino para organizar una cata para un grupo de peces gordos del ayuntamiento y me pareció una persona majísima. La verdad es, que desde que estoy en el pueblo, no es que haya tenido muchas amistades, ya que se suma mi coraza de cerrarme a los demás junto con el hecho de trabajar durante tantas horas; de manera que el hecho de haber podido conocer a Fina, es una de las cosas más guays que me ha pasado desde que estoy aquí. Sin contar a Luz, obviamente, que con ella también tengo muy buen rollo ahora mismo pero su caso es distinto, más que amiga... diría que me gustaría ser otra cosa con ella.

Hoy entro en el turno de comidas, de manera que había quedado con Fina antes para tomarnos un café y ponernos un poco al día. Se estaba empezando a convertir en rutina eso de quedar con ella para contarnos cosas (aunque mucho en mí no es que haya profundizado, para ser sincera), y me sentía muy cómoda con ella.

- Ey, ¿qué tal todo por el ayuntamiento?

- Uf, la verdad es que Arturo está insoportable. Está convencido de hacer una campaña similar a la del año pasado, en la cual no estuve pero ya me puedo ir haciendo una idea... no sé como una persona con ese rango puede desistir de actualizarse a sí mismo y no intentar acercarse más a la gente joven o a ciertos colectivos – dijo de manera un poco angustiada.

- A ver, yo en Vera llevo poco tiempo, pero menudas joyitas me han contado sobre él... ¿no habrías preferido hacer las prácticas en otro ayuntamiento? – dije con un tono de risa.

- Habría aprendido más, eso seguro. Pero mi padre está metido en el partido y pues... es lo que tocaba. Y tú qué, ¿qué tal en el curro? – preguntó de una manera despreocupada.

- Bien, bien.

- ¿Solo bien? Y bueno, ¿qué tal con los compañeros? ¿Ya hay mejor feeling? – dijo insinuando alguna que otra cosa que yo no acababa de pillar.

- Si, la verdad es que he dejado de ser tan sargento y parece que empiezan a estar más cómodos conmigo.

- ¿Y con Luz? – ya soltó lo que yo estaba intentando evitar con mis respuestas.

- ¿Qué pasa con Luz? – dije ya dándole un trago al café para intentar que mi garganta dejara de estar tan seca con el estrés que me provocaba el simple hecho de escuchar su nombre.

- Que si ya os lleváis mejor, según me contaste empezasteis con muy mal pie, ¿no?

- Si si, ya mucho mejor. De hecho... – comencé a decir antes de ser interrumpida.

- Ui ui, aquí hay cositas que me tienes que contar. Desembucha.

- Pues que cada vez que estoy cerca de ella, me pongo tan nerviosa que no me sale bien ni el hecho de tener que rallar una zanahoria.

- Jajaja, ¿te mola? – preguntó riéndose la cabrona.

- Uf, no sé. Estoy súper confundida, se está portando tan bien conmigo, y están dulce, y tan guapa...

Éxtasis #LuznhoaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora