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No podía estar normalmente entre sus intereses, entonces me sentí especial a pesar de mi corazón roto. Su respiración agitada y sus labios recorrían mi piel igual que sus manos desnudas y las mías acariciaban su cabello con suavidad. Nos besamos, probe su piel y él la mía, una y otra vez, embriagados en pasión y cuando me di cuenta mi ropa ya no estaba y él solo preservaba su pantalón.

Toqué su abdomen siguiendo el camino de sus brillantes tatuajes.

—Q-que haces... —Tartamudeó.

—Te estoy tocando, cariño.

Su piel era suave y su calor totalmente estimulante. Seguí bajando hasta el borde de su pantalón, donde meti la punta de mis dedos y me levante para besarlo y morder su labio con deseo.

—¿Me dejas ver el resto?—susurre.

Se puso nervioso y pronto llevo sus manos a su pantalón. Su ternura, su dulzura y su inocencia tan pura en la situación estremeció mi corazón y me mantuve mirándolo a los ojos hasta que este medio sonrió y bajo la mirada.

—No me mires así.

—¿Cómo?

Envuelta en el momento sonreí para él. Sus ojos entonces brillaron y suspiro con deseo antes de besarme una vez más y dejarme ayudarlo a bajar su pantalón. Su piel era tan suave, tan cálida y como deslizaba con la mía solo me calentaba más.

Y a él también, quien en su intento constante de esconderlo solo lo hacía más evidente.

—Xiao...—Suspire su nombre cuando empece a moverme sobre él, mientras me sostenía y clavaba sus dedos en mi carne.

Apretando con deseo mis muslos, al igual que inmediatamente hizo con mis pechos.

Su expresión agitada me dio un escalofrío como su mirada fija en mí tras que este musitara mi nombre, una y otra vez y hasta que la firmeza de su voz se perdiera poco a poco con cada estocada.

Luego llego el reposo que solo duro unos minutos antes de que el acto se repitiera dos veces más dejando finalmente el supuesto descanso eterno en los brazos del otro, hasta que la luz de la mañana llego y la falta de su calor me despertó.

Ahora la pregunta del millón era si es que sería la última vez que lo vería realmente, no tenía idea y la ansiedad al respecto fue inevitable cuando la somnolencia empezó a desaparecer y me hice más consciente de la situación.

Aunque aceptamos nuestros sentimientos nuestra relación inexistente se rompió, tuvimos sexo—Que estuvo maravilloso por cierto— y una vez más, Xiao desapareció.

—Gracias —Dije a la nada de mi habitación, como si pudiera escucharme.

Quería sentirme satisfecha, pero el ruido de mi corazón roto se sintió más fuerte y empecé a llorar. El dolor era intenso, pero diferente al de antes, no me sentía rechazada pero tampoco aceptada. Era capaz de comprender el porqué y a la vez no quería darle la razón.

¿Por qué no podría darme la oportunidad? ¿Por qué no considerar lo que siento y hacer feliz con su compañía una vida tan corta como la mía?

Lo sabía, sabía perfectamente el porqué, pero mierda, como dolía.

SUBLIMEWhere stories live. Discover now