4

487 56 2
                                    

—¿Te gusta tanto la tarta de manzana?

Se me cayó un trozo de manzana.

—Ay no... —Me arrodillé rapido a recogerlo—No soy muy fanática de las manzanas a decir verdad... Pero supongo que la tarta de manzana no sabe mal ¿Por qué la pregunta?

—No es nada en especial—Bebió un sorbo de un vaso de agua—Tan sólo llevas con una enorme sonrisa en tu rostro desde que entraste a la posada con esa canasta de manzanas y de repente... Se te ocurre hacer tarta para regalar a los niños en la posada, en tu tan preciado y recortado tiempo libre—Botó el resto del liquido en una planta y me miró—¿Pasó algo en especial en el camino? —Sonrió.

La imagen de Xiao sosteniendome y su rostro tan cerca del mío paso rápidamente en mi cabeza. También cuando me entregó de vuelta el canasto con cada manzana intacta.

Se me movió el corazón y suspiré.

—No, nada señor—Seguí poniendo cuidadosamente cada lamina de manzana en la tarta—Aunque me parece que el Adeptus ya no esta tan molesto conmigo...

—¡Xiao!

—¡No tan alto! ¡No sabemos si esta ahí arriba!

—No me había imaginado que te encontraste a Xiao en el camino, ¡Pero por la cara que traes no parece algo tan difícil de adivinar! ¡¿O si?! —Empezó a reírse fuerte.

Me sonrojé y permaneci agachada en mi trabajo.

—No me gusta tanto...

¿Verdad?

Las horas pasaron y fue justo al atardecer que se me ocurrió la idea de subir al techo de la posada.

No con alguna razón en especial mas allá de que posiblemente la vista del bello paisaje en Liyue debía ser encantadora desde ese punto de vista. Tuve una que otra complicación para llegar a la cima pues tenia una mano ocupada con un plato con un trozo de la tarta de manzana que hice mas temprano, pero lo logre al fin y al cabo.

Dejé el plato arriba, me senté en el borde y fue cuando en la mera coincidencia note que él estaba ahí.

No sabia si el destino me amaba o me odiaba por eso.

—Ah... Estas aquí...

Me miró indiferente y luego volvió su vista al atardecer.

—Llevo toda la tarde aquí. Si vas a quedarte no hables.

Sonó piadoso, pero normalmente me habría echado así que lo tome como una invitación sutil.

Nerviosa asentí y me fuí a sentar.

Cerca...

Quizás algo más cerca de lo que debía y abracé mis piernas.

—El atardecer se ve precioso desde aquí.

Se quedo en silencio por los próximos 5 minutos antes de contestar.

—Ser silenciosa no incluye el intentar conversar conmigo—Me miró— No me importan los intereses humanos. Y tienen un concepto extraño de lo bello.

—... Puede ser—Dudosa acerté su punto—¿Pero aunque lo sea no compartes ese punto de vista?

Suspiró.

—...Se ha visto mejor en otras ocasiones.

Sonreí ante su respuesta.

—Y aún así no pierde su efecto.

—¿De qué hablas?

—La paz y calma que transmite.

Permanecimos ambos en un silencio absoluto entonces, viendo como el cielo cambiaba lentamente sus bellos tonos. Naranja, carmín, violeta, poco a poco dejando atras su luz y dandole paso a la luna y sus estrellas.

Hasta que finalmente estuvo lo suficientemente oscuro.

—Mira, ya se puso oscuro...

Miré a mi lado pensando que Xiao ya habría desaparecido, pero a diferencia de lo que pensé, seguía ahí. Quieto, en silencio y calma. Tanta pero tanta calma que supe fácilmente que se había dormido.

Era algo complicado divisarlo en aquella oscuridad, aun teniéndolo al lado y entonces ignorando las posibles consecuencias me acerqué. Lento, casi sin hacer ruido alguno y con delicadeza despejé su rostro de un mechón de su suave cabello.

Su piel que apenas pude tocar se sintió tan tersa entonces, aunque tan fría.

—Hermoso...

Suspire y entonces es que mi muñeca fue atrapada con hostilidad.

—¡Xiao! —Casi se me sale el corazón del susto.

—¿Qué crees que haces? ¿Querías aprovecharte de mi debilidad? ¿Quién te crees que eres?

—¡¿Q-Qué?! ¡No! No, yo no- no —Me sonrojé y evité mirarlo aunque no pude alejarme pues él seguía sujetando mi muñeca—No tengo razones ni fuerza para eso, no, tampoco querría, sólo eh...

—No vuelvas a hacer eso mientras duermo.

—Ok, lo siento—Me soltó y volví a abrazar mis piernas.

Hubo cierto silencio incómodo donde ninguno de los dos se movió ni hablo, hasta que recorde la existencia del trozo de tarta que había subido pero ni siquiera había probado.

En la oscuridad lo busque hasta que di con el.

—¿Quieres...?

Me miró y yo a él, ofreciendole el postre.  Lo miró fijamente —Cosa que pude ver por el brillo de sus ojos— y luego algo dudoso sujetó el plato.

—¿Qué es?

—Tarta de manzana, la hice yo misma. Traje para comer pero no me gusta tanto... Por ende tampoco la he probado, Pero le dí a los niños en la posada y les gusto así que...

Un fuerte estruendo de vidrios quebrandose sono seguido con un grito.

—¿¡Dónde esta la encargada de limpiar?!

Yo no soy pero parte de mi trabajo incluía eso.

—Tengo que irme—Gateando me acerqué a la parte por la que había subido y miré al adeptus una última vez, que por cierto aún sostenía el plato—Adiós Xiao.

Xiao clavó el tenedor en la tarta y bajó la mirada.

—Adiós.

SUBLIMEWhere stories live. Discover now