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—No seas ridícula...

"¿Ridícula?"

Apenas tuve tiempo de decir una palabra antes de que desapareciera de mi vista y el mundo poco a poco se me vino encima.

—¿Soy ridícula por amarte...?—Mi voz apenas salio antes de aumentar su volumen— ¡Xiao!¿Xiao soy ridícula por amarte?¡Respóndeme!—Empece a temblar— ¡Se que estas ahi! ¡Maldición!

El golpe de realidad me estaba desesperando y me acuchillaba el corazón.

—¡Xiao, Respóndeme!—Intente levantarme y cai de la cama—Llevas semanas besándome y abrazándome y acompañándome—Mi voz se rompió y las lágrimas cayeron— ¿Soy ridícula por estar enamorada de tí después de todo eso? ¿Acaso lo soy? ¡Maldito cobarde de mierda respóndeme! ¡No puedes desaparecer así!

Pero acababa de hacerlo con total indiferencia y yo estaba en el suelo de mi habitación, ahogandome en lágrimas, con el corazón herido por un amor que tal vez sólo existió en mi cabeza.

¿Quién hacía el ridículo entonces en ese momento?

Yo, nadie más que yo.

Quisiera decir que luego de eso me levante y seguí con mi vida, pero incluso cuando intente comprenderlo, su abandono casi total me golpeo con fuerza. Lo esperé impaciente durante largas noches que terminaron en llantos y lamentos y mi ilusión se fue marchitando en conjunto a los lirios que alguna vez me trajo, los cuales apenas albergaban rastros de vida.

—¿Por qué..? —Llore desconsoladamente sobre el bello retrato que le hice alguna vez—Por qué me haces esto, confíe en ti, dijiste que estarías para mi, Xiao, por favor... Por favor... Vuelve... No quise decir eso, fui muy intensa, lo siento, te necesito.

Y si lo necesitaba, porque me hizo sentir tan querida y tan protegida en momentos tan vulnerables que ahora me sentía en la nada. Estaba vacía como un cuerpo sin vida y me sentí tan débil, tan tonta y tan vulnerable que cualquier forma de olvidar el dolor parecía una opción. Incluso aquella que me hizo caer tan bajo, una noche que, tras horas de lamento, simplemente mi cuerpo actuó y cuando termine de disociar me vi a mi misma a oscuras, en la habitación del tonto que tanto me empeñe en alejar de mi.

—¿Señorita?—El imbécil de cabello azul quito su mirada de lo que escribía y me miro—¿Qué hace usted aquí?

No dije nada. No sentía nada, ni siquiera vergüenza por aparecer donde él dormía, a altas horas de la noche con ese camisón blanco que me dejaba los hombros y los muslos descubiertos, el cuál solo Xiao debía ver.

Me vió de abajo hacia arriba, por supuesto, pero al parecer esa preocupación en sus ojos fue inevitable. Por mis ojos llorosos, tal vez, pero no tenía tiempo para eso.

—¿Señorita?

Desate el cordón que mantenía junta la tela que cubría mi pecho.

—¿Usted me deseaba?¿Deseaba verme de esta manera?

Vi su lujuria activarse cuando me miro con una intensidad que pude sentir. Entonces, con la imágen y el tacto de Xiao en mente, cumplí su deseo y camine hacia él, me senté en su regazo y cuando sentí sus fuertes manos apretar mis muslos y acariciar mi espalda, devolví mi cuerpo al modo automático y me olvidé del dolor que sentía por el resto de esa noche.

SUBLIMEWhere stories live. Discover now