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El joven Kaeya caballero de favonius, no se fué.

Realmente había tenido la esperanza de que no duraría más de 5 días pero semana y media más tarde estaba ahí, contento conversando con la gerente para triplicar su tiempo de estadía. Mientras se daba vuelta para mirar en mi dirección una y otra vez...

—¿No has visto como la mira?

—Supiera la suerte que tiene...

Suspire irritada. Ojalá poder llamarle suerte, porque su presencia me incomodaba y cada día que pasaba por "coincidencia" tenía que gastar tiempo cerca de él y aguantarme sus comentarios.

Coincidencia que no es coincidencia, claro, como si yo fuera tonta. No me enviaban a la suerte con él, él me solicitaba y no era complejo darse cuenta de ello. El resto fueron los típicos cortejos, ya no me dio flores pero escuche a lo lejos más de un comentario suyo por mi apariencia, me llamaba repetidas veces para nada y su mirada me seguía a todas partes, estaba segura de que como tal también me estaba siguiendo en mis tiempos libres.

Tambien más de una vez me cruce con él en el pasillo, cerca de mi habitación por la noche. No podía ser mas intencional y ya me estaba hartando.

—¿Qué necesita?—Por sexta vez me acerqué a su mesa en esa hora.

Miré las servilletas que me pidió antes con la excusa de haber derramado su copa de vino. Estaban intactas.

—Oh, nada en realidad. Quería el deleite de escuchar su voz preguntando por mis necesidades.

¿En serio?

Hice lo posible por ocultar mi molestia por lo que acababa de hacer.

—¿Alguna otra cosa más que necesite..?

—Su presencia, tal vez la marca y la prueba de su fabuloso perfume y usted en su totalidad como plato de fondo.

—Suena encantador, pero tengo mas cosas que hacer ¿Sabe usted?

Bueno, no lo logre. Mi sarcasmo fue impresionante.

—¿Y servir a los clientes no esta entre sus deberes?

—Si lo esta pero-

—Yo soy su cliente, sirvame.

—No, creo que no me está entendiendo...

—Oh, lo hago de maravilla—No, claro que no.

Escuché en mi cabeza la voz del chef diciéndome que le pusiera límites al tiempo que la explosión llegaba a mi.

—Escucheme, conversar con usted no esta entre los servicios que estoy obligada a ofrecerle, hay un montón de personas en Liyue que por cierto es enorme a diferencia del lugar de donde viene. ¿Por qué no se da la molestias de recorrer los hermosos paisajes en vez que llamarme una y otra vez cuando claramente tengo otros deberes y otros asuntos que atender? ¿O por qué no intenta coquetearle a otra camarera o seguir intentandolo con la gerente? Tiene todo un complot de mujeres detrás suyo a las que cortejar tanto como insiste conmigo ¿¡Y va hacia mi?! Ni siquiera le he respondido con una pizca de interés y usted sólo continua sin dejarme en paz y lamento informarle que me esta molestando de esta manera ¡Sus tontos halagos en vez de llegarme me irritan!

—Se...-

—¡No! ¡No se atreva a decir una palabra mas! No tengo ni la menor idea de cuales son sus estupidas intenciones conmigo pero sepa que no va a funcionar. Lo unico que le pensaría ofrecer es un cafe y un postre o un plato de comida si usted lo pide y el chef lo manda, fuera de eso vaya despidiéndose de cualquier ilusión ¡Porque no va a pasar! —Abrió la boca a poco de decir algo y lo interrumpí una vez mas mientras me quitaba el delantal—No. Justo ahora estoy de muy mal humor. Ni se le ocurra y ni intente cortejarme de nuevo, ¿Sabe por qué?Lamento informarle que, aparte de NO interesarme, MI corazón ahora mismo le pertenece a alguien y esa persona jamás va a ser usted.

Tiré el delantal y me fuí con las miradas anonadadas de otras camareras y los sutiles aplausos del chef.

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—Un momento-

El joven se levantó, el estruendo de un ruidoso aterrizaje a sus espaldas se escuchó y el silencio entre el "público" reinó.

—¿Acaso estas sordo? No vuelvas a dar un paso cerca de ella.

—No te conozco. —Se volteó.

La nueva mirada llegó a él, amenazante.

—Lo harás si te atreves a faltarle el respeto una vez más. Necio mortal.

SUBLIMEWhere stories live. Discover now