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A cada paso que daba sentía el escalofrío en mi estómago aumentar, más y más, lamentablemente ese puente no quedaba nada lejos y aunque podía detenerme e incluso ir mas lento, decidí no hacerlo. Si paraba y no aprovechaba esa racha de valentía, ya no seguiría y necesitaba llegar con él.

Necesitaba hablar con él, necesitaba saber su opinión.

Entonces continue y me detuve bruscamente cuando por fin lo vi, de espaldas a mi hasta que notó mi presencia y se dió la media vuelta sosteniendo una manzana y una solsettia. Se veía tan tranquilo y el atardecer le venía tan bien que de golpe mis nervios desaparecieron, como una paz instantanea que inmediatamente invadió mi cuerpo.

—Te gustan las solsettias—Di un paso adelante.

—No, no mucho realmente—Dudoso miró las frutas antes de levantar la voz—Escuche a...—Carraspeó— Escuche una vez a Yanxiao decir que no te gustan las manzanas, pero amas las...

—Solsettias, sí. —sonreí—Me gustan mucho.

Xiao asintió antes de estirar lentamente su brazo hacia mi para ofrecerme la fruta. El calor en mi corazón y en mi rostro ampliaron mi sonrisa.

—Muchas gracias, Xiao.

Frunció el ceño y bajo la mirada.

—Caminemos, no quiero perder el tiempo.

«Perder el tiempo» parecía algo subjetivo. Lo sentía algo muy subjetivo porque no me imaginaba perdiendo el tiempo incluso si pasaba milenios a su lado sin más compañía que el silencio. El infinito silencio y la infinita compañía de la noche que pronto caería.

Quise tomar su mano pero no lo hice. Caminamos, le hablé, me respondió con las pocas palabras de siempre pero parecía tan atento a las cosas sin sentido que le decía, que no podía molestarme y su grandes ojos no se quitaban de mí. Sentía su mirada traspasar mi alma y alguna vez me detuve en un intento de calmar mi corazón y mis ganas de besarlo.

—¿Qué pasa?

«Me gustas»

No lo dije, pero lo pensé un momento antes de correr nuevamente a su lado.

«Me gustas, me gustas tanto, tanto...»

Tanto...

—Me gustas tanto...

—¿Qué?—Me miró desorientado.

Terminé de acomodarme en el pasto.

—El cielo me gusta tanto...

—Ah—levanto la vista al cielo—El cielo... Tiene días mejores.

—Puede ser, pero no evita que me guste cada vez que lo veo. Simplemente cambia —Levante mi mano, intentando alcanzar una mariposa blanca que pasaba sobre nosotros—¿Sabías que las mariposas, con lo bellas que son, son incapaces de ver los colores de sus propias alas?

—Lo escuché alguna vez—Respondió con tranquilidad— pero no me tomé el tiempo de pensar acerca de ello. No tiene sentido.

—Tal vez—Lo miré—Como la mayoría de las cosas, pero es interesante.

Xiao asintió en silencio y me detuve a mirarlo un momento antes de volver a sentarme.

—Dime, Xiao ¿Que tiene sentido para ti?—No me respondió—Xiao

—Ya me has preguntado eso antes.

—Oh, ¿y me has respondido?

—Eso da igual.

—¿Que estemos juntos ahora tiene sentido para ti?

Su mirada se mantuvo en la mia.

—Es subjetivo

La brisa sopló con fuerza y el sonido de algo escapando con el aire interrumpio un pobre intento de besarlo. La mascara de Xiao se había ido con el viento y ahora estaba en el río frente a nosotros.

—¡Mi mascara! ¡Mierda!

—¡Yo voy!—sin siquiera pensarlo me levanté y tire mis zapatos a un lado.

—¡No! ¡Ven aquí por el amor de dios!

Intento detenerme tirando de mi vestido, yo apenas me voltee antes de entrar entre risas al agua

—Tu ven conmigo.

Quiso decir no, lo leí en sus labios pero su expresión me dijo todo lo contrario. Yo sólo le regalé una sonrisa antes de entrar al pequeño río levantando los bordes de mi vestido. El nivel del agua me llegaba apenas a las rodillas y las piedras en el fondo me apuñalaban los pies pero lo ignore por aguantarme un regaño de mi amado acompañante. Caminé entonces hasta llegar a una pequeña cascada donde la mascara habría quedado atorada. La corriente no era fuerte por ende no llego más allá que eso.

—Ya la tengo—Avise por si acaso.

La recogí, le di una leve sacudida, me di la vuelta y el estaba ahí. Se me paró el corazón.

—Eres tonta, realmente no había necesidad de esto.

—¿Lo soy?

—Ignoraste todo lo que dije después—Sostuvo su mascara.

Nuestra distancia era muy corta, mis impulsos eran fuertes.

—Nunca te ignoro.

—Olvidalo, salgamos de aquí.

—No quiero, ni siquiera esta tan fría el agua.

—No voy a discutir de esto, vamos.

—No—Sujete su brazo con fuerza evitando que se fuera de mi lado.—Porfavor no te vayas.

Chasqueo la lengua y soltó un suspiro, ahora mirándome fijamente.

—¿Entonces que demonios quieres?

—Quiero estar contigo...

—Podemos—Se puso nervioso, titubeo un poco—p-podemos estar juntos donde estábamos antes—Suspiro irritado—Y aun tenemos que hablar...

Pero yo no quería. Quería hacerle caso a mis impulsos y a mi corazón que latía, despreocupado, con la misma fuerza que la noche anterior.

—Xiao mírame.

—¿Qué?

Le robé un beso.

Sus manos temblorosas trataron de empujarme sin esfuerzo ni éxito alguno, mientras me apegaba mas a su cuerpo y le robaba otro beso más y otro, y otro hasta que el acto tomo forma y yo no fuí la única que movía sus labios. Sentí entonces a detalle el tenue sabor dulce de su boca y la suavidad de su lengua, sus manos sujetando fuerte mi cintura y el momento era perfecto.

El sabor y el aroma eran perfectos, el ambiente lo era, Xiao, mi amado Xiao era perfecto.

—Xiao... —suspire su nombre.

Sus manos me apegaron con más fuerza a su torso, permitiendome sentir un sutil roce —de su ropa seguramente— entre mis piernas. Me fui un poco sobre él, quien seguramente como acto seguido resbalo con alguna roca pues fácilmente caímos al agua.

—¡Lo siento! Me emocione un poco, no era mi...

Estaba sobre el, Xiao me miraba con "odio" y con la cara roja a más no poder.

—Eres terrible.

Lo mire con atención antes de robar un beso sutil.

—Me gustas, muchísimo.

Antes de volver a besarlo, sostuvo mi mejilla y deslizo su mano hasta mi nuca, empujándome hacia él y redirigiendome hasta su hombro y su cuello, donde descanse por segundos.

—Eres... —suspiró tras sentir mis besos en su piel—Realmente de lo peor.

—¿No querías decirme algo?—susurré en su oído.

Xiao se estremeció.

—Olvídalo.

SUBLIMEWhere stories live. Discover now