Deseo (1) ✔️

67| Halloween

67| Halloween

|Alexa

—¿Iremos a la fiesta de Halloween que hace Coyote?

—María acabas de salir del hospital, no puedes ir a fiestas—abrí la cajita de gelatinas y se la pasé.

—Solo me sentaré y tomaré jugo de manzana, no compre un disfraz de pirata para quedarme en casa viendo películas de terror—ella bufó mientras se comía la gelatina.

—Pues eso es lo que tú y yo deberíamos hacer, no sé si quiera encerrarme en un lugar lleno de borrachos disfrazados—arrugué mi rostro.

—Oh, vamos Alex, será increíble, sabes como son las fiestas de Halloween en Coyote.

—Por eso quiero evitarla, María. Coyote es una jungla en Halloween—moví mis manos para hacerla entender.

—Está bien, no te presionaré.

Faltaban exactamente tres días para Halloween, las chicas y yo teníamos la tradición de pasar esa fecha en Coyote. Dann montaba una enorme fiesta decorando todo el bar con temática de esta celebración, las bebidas también estaban hechas para "asustar" a los clientes.

El año pasado me disfrace de vampira, me coloque un vestido negro, maquillaje para estar pálida, labios rojos, lentes de contacto rojos y dientes falsos.

Fue demasiado divertido, bailamos toda la noche, nos trajimos a casa cientos de bolsas con dulces y tuve una indigestión por comer demasiados.

Pero este año es diferente.

No me sentía cómoda estando en ese lugar, no quería admitirlo, pero estaba asustada por volver a mi vida. Sé qué Rodney y Joe están encarcelados y jamás saldrán de ese lugar, pero ¿y si tienen más cómplices? ¿Y si vienen por mí?

Estaba aterrada de volver a pasar por algo así.

Pero no quería decirlo en voz alta, no quiero preocupar a mi hermano o a mis amigas.

—¡Alexa!—Escuché que gritaron desde fuera del edificio.

Salí por las escaleras que daban a la ventana de mi habitación y miré. Scarlett estaba con tres enormes cajas en la puerta del edificio.

—¿Qué?—Grité de vuelta.

—¡Baja y ayúdame, idiota!

Entré de nuevo a la habitación y suspiré.

—¿Acaso Scarlett no sabe de la existencia de los celulares?—Le pregunté a María y ella se encogió de hombros riendo.—Ya vengo, no te muevas.

Salí de mi apartamento y bajé las escaleras encontrándome con mi amiga, ella estaba sentada en una de las cajas.

—¡Por fin!—dijo mientras se levantaba.

—Sabes que hay algo que se llama celular, ¿verdad?—caminé hasta ella poniendo mis manos en jarras.

—El mío está descargado—gruñó—no sé para que le meten tantas cosas a los celulares nuevos si la carga es una mierda, no dura nada.

—Crea una empresa de celulares donde la carga dure una semana y verás como te haces millonaria, le ganarías a Apple—dije tomando una de las cajas.

—Ojalá pudiera.

Caminamos cargando las cajas de vuelta a mi apartamento, ya ahí, entramos a mi habitación y dejamos las cajas a un lado.