08| Día en el trabajo

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08| Día en el trabajo

|Christopher

Lunes.

Había pasado una semana desde aquel incidente en donde la ojos raros, me demostró ser más que una sosa e insípida niñera, dónde por primera vez huí de la policía, y que gané una pelea clandestina.

También, hace una semana había comenzado la universidad, las clases aún no eran tan recurrentes, ya que, primero nos estaba enseñando un poco sobre el campus, también nos hacían charlas de orientación, las típicas presentaciones y poco más.

Mi padre decidió inscribirme en la mejor y más costosa universidad de la ciudad. El lugar estaba dividido en siete enormes edificios, unos eran las áreas de estudio y otros los dormitorios, rodeado de espacios verdes, cafeterías, tiendas de ropa con los colores de la universidad, y por supuesto, la estatua del fundador. La cual estaba llena de papel de baño.

Esta universidad era conocida por su excelente programa de finanzas, grandes y reconocidos especialistas en las finanzas mundialmente famosos salieron de aquí. Mi padre era el más complacido de que yo fuese uno de esos futuros egresados de este lugar.

Él había gastado una millonada en el pago del semestre y mucho más, con tal de que yo pudiera tener beneficios solo por tener el apellido Moldovan.

Al terminar la orientación, salí del edificio directo a mi nuevo auto.

Cuando regresé a la ciudad, había dejado la mayoría de mis pertenencias en Rumania, entre esas mi auto. Un Lamborghini Spyder color rojo sangre, regalo de mi tío Nicholai por mis dieciséis años. Él quiso que lo trajera conmigo, me dijo que se hacía cargo de todos los gastos sólo para que yo lo pudiera disfrutar, pero decidí dejarlo, ya que, pienso volver en algún momento a Rumania.

Así que, como necesitaba un nuevo vehículo, mi padre me dejó vía libre para comprarme uno nuevo, y por supuesto, compré el mejor.

Con su tarjeta de crédito, claro.

Frente a mí estaba un Bugatti Divo color negro, muy exclusivo y muy costoso tambien. Eso dejó en la cuenta bancaria de mi padre un pequeñísimo hueco.

Entré en el auto y su interior de color azul me dio la bienvenida. El diseño era magnífico, las características que poseía lo hacían uno de los autos más costosos del mundo, tanto así, que solo había cuarenta en el mundo y uno de esos es mío.

Lo encendí haciendo rugir el motor, llamando la atención de muchos de los estudiantes de la universidad. Sé que esta es una universidad en donde todos sus alumnos son personas de un alto nivel económico, y que, ver lujos y excentricidades no es nada nuevo para ellos, pero en cuanto entré al campus universitario, no dejaban de murmurar y fotografiar el Bugatti. Al igual que ahora.

Si bien yo no soy de aquellos que les gusta presumir, si me hace sentir un extraño placer el tener autos deportivos. Los más grandes, lujosos e importantes del mundo. Mi pasión por los carros y el diseño automotriz había comenzado desde muy pequeño, desde que mis padres me regalaron mi primer juguete, siempre quise saber, ¿cómo los fabricaban? ¿Quién los hacía?

Todas esas preguntas me llevaron hasta el punto de dibujar y diseñar mis propios autos desde los trece años de edad. En mi habitación, tenía miles de proyectos terminados y sin acabar de muchos vehículos, entre esos tenía deportivos, camionetas, jeeps, descapotables, y también una que otra motocicleta.

Es mi pasión, lo que me inspira desde que tuve mi primer auto de juguete a los seis años.

Salí del campus universitario dejando a más de uno soñando con tener esta belleza entre sus manos.

Deseo (1) ✔️Where stories live. Discover now