37|Juguemos

3.2K 127 18
                                    

37|Juguemos

|Alexa


Hoy me convertiré en una asesina.

Caminé hacía Christopher golpeando con mis hombros a las personas que se interponen en mi camino, mis ojos no dejan de verlo y mi enojo aumenta a medida que noto como está con una estúpida sonrisa en su rostro.

Voy a romperle la cara tan fuerte que no quedará nada de esta sonrisa.

—¿Qué te pasa? ¡Dime! ¿¡Qué mierda te pasa, Christopher!?—Golpeé su pecho en cuanto estuve frente a él.

—No sé de qué hablas, ojos raros—Christopher estaba tranquilo, con sus brazos cruzados sobre su pecho, mientras que seguía sonriendo

—No te hagas el idiota, le dijiste a aquel chico que yo era tu novia—señalé hacía donde se habia ido Ben.

—Ahí te equivocas, ojos raros.

—¡Deja de llamarme así!—le grité ganándome unas cuantas miradas de la gente.

—Yo no le dije que tú eras mi novia—hundí mis cejas—le dije que tú eres mi chica.

Y lo dice así tan tranquilo.

—¡Es lo mismo!—juro que quiero arrancarle la cabeza.

—Te vuelves a equivocar, ojos raros—Christopher comenzó a caminar, rodeándome como un león lo hacía con su presa—cuando dije que eras mi chica, quise decir que tú me perteneces—él siguió dando vueltas alrededor mío—quise dejarle claro a ese, a ti y a todos que tú eres mía—él dejó de caminar y se quedó frente a mí.

—¿Pero qué mierda acabas de decir? No soy tuya, Christopher, no soy un puto objeto—¿en qué siglo está este hombre?

—¿No te cansas de estar siempre equivocada? Eres mía desde el primer día que descubrí quien eras, y lo confirmaste cuando aceptaste hacer lo que yo quisiera por aquel dinero que te presté—sus ojos no dejaban los míos—jamás serás mi novia, pero, hasta que yo lo diga, eres mía, de mi propiedad y no quiero que otros te toquen, que ni siquiera te miren—sus ojos se oscurecieron a medida que iba hablando.

Negué una y otra vez.

—No soy tuya, Christopher—susurré sin apartar mi vista de sus ojos—no puedes ir amenazando a todos los hombres que se acerquen a mí.

Su risa ronca y sus ojos azules brillando como el océano hicieron que un escalofrío trepara mi espalda como una araña.

—Puedo y lo haré—su pecho tocó el mío y su respiración se mezcló con la mía—no me provoques, porque no sabes de lo que soy capaz—sentenció.

Ahora fue mi turno de sonreír.

—No te tengo miedo, Christopher, ya te dije que no soy tuya, no soy de tu jodida propiedad y haré lo que me venga en gana—usé mi dedo índice para picar su pecho mientras hablaba—tus amenazas de mafioso barato no me asustan, eso ve y díselo a las mujeres con quienes te acuestas, yo no caigo en ello.

Su mano se apoderó de mi cuello tan rápido que no me dió tiempo de reaccionar.

—¿Acaso estás celosa?—murmuró con gracia—escúchame, niña, yo soy quien da las órdenes aquí, tú estás bajo mi poder, una sola frase como esa de nuevo y saldrás en las noticias mañana mismo, ¿te quedó claro? Poison—susurró aquel maldito nombre.

El agarre en mi cuello se apretaba aún más, las personas a nuestro alrededor no podían ver que pasaba ya que, la luces habían bajado hasta dejar el estadio a penumbras, mientras que lo único que lo iluminaba era el escenario, pero todos estaban atentos del artista que estaba ahí y no de mí.

Deseo (1) ✔️Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz