43|No estoy ebria

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43|No estoy ebria

|Christopher

No sé a qué velocidad mi auto corría por las desoladas calles de la ciudad, lo que sí tenía claro es que debía encontrar a Alexa y follarle esa jodida boca inteligente que tiene. Di un golpe al volante cuando esa jodida foto volvió a mi cabeza, se veía exquisita, ardiente y jodidamente follable.

Pero yo estaba muy lejos de ella y de seguro, en estos momentos, varios imbéciles deben estar pensando en poner sus malolientes manos encima de ella.

¿Cómo mierda se le ocurre irse a embriagar con ese jodido vestido? Esa mierda es una maldita máquina de erecciones, parecía más una segunda piel que no dejaba nada a la imaginación.

Las luces de neón de la discoteca iluminaron mi rostro cuando aparqué y salí del auto. Caminé decidido a entrar en el lugar, pero un gigantón de cuatro metros de largo y tres de ancho me detuvo.

—Voy a pasar—dije.

—No.

—¿No? ¿Acaso tú no sabes quien soy yo?—me crucé de brazos y este ni se inmutó.

—No.

No tengo tiempo para esta mierda.

De mi cartera saqué varios billetes de cien y se los dejé en su mano. No esperé a que me respondiera, crucé las cuerdas de terciopelo que estaban tapando la entrada y entré.

La música sonaba fuerte, el olor a cigarrillos y alcohol llenaron mi olfato, las luces de neón cruzaban todo el lugar dando un ambiente muchos más oscuro. ¿Cómo mierda iba a encontrarla aquí? Es imposible, esto estaba a reventar.

Caminé tropezando con los cuerpos sudorosos de la gente que bailaba alrededor y dentro de la pista de baile, mis ojos buscaban ese maldito vestido de color rosa brillante que era demasiado revelador para mi gusto, pero entre tantas personas no podía localizarla.

Seguí dando vueltas hasta llegar a la zona de las mesas, ahí enfoqué mi vista en una esquina, varias chicas bailaban sin vergüenza alguna pegando sus cuerpos, mis ojos se fueron a la chica de cabello rojo que daba vueltas sin parar y bebía de la botella que tenía en la mano.

Silencioso, me acerqué hasta ella, pegué mi pecho a su espalda y mis manos tomaron su cintura.

—Espero que cumplas lo que dijiste, porque estoy listo para follarte—susurré en su oído.

Pude ver como su piel se erizó ante mi tacto, sus cabeza se volteó y vi como sus enormes ojos de colores se abrían de la impresión.

—¿Cómo me encontraste?—susurró hipando.

—Ye te lo he dicho, tengo mis contactos—ella intentó separarse de mí, pero mis manos no la dejaron.—Ahora, ¿me quieres explicar esa jodida foto?—vi como ella tragó el líquido que tenía en su boca.

—Lo que viste—susurró—yo...—Hipó—estaba en búsqueda de un lindo chico, uno muy sexy para que me follara—alcé una de mis cejas y ella comenzó reír—en realidad, te hice una pequeña broma—ella juntó sus cejas—no pensé que fueras a venir—comenzó a reír mientras se tapaba la boca.

Dios, está más borracha de lo que pensaba.

—¿No has considerado irte ya a tu casa?—ella estaba muy borracha, de hecho, todas sus amigas lo estaban ¿Qué hacen cinco mujeres solas ebrias en una discoteca?

—Noooo—dijo—mis amigas están celebrándome.

—¿Acaso es tu cumpleaños ojos raros?

—No, mi cumpleaños es el dieciséis de septiembre—ella se removió en mis brazos y quedó frente a mí—ella están haciéndome una despedida—la miré interrogante—porque tú y yo nos vamos a México—ella alzó los brazos y comenzó a tararear "la cucaracha"

Deseo (1) ✔️Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora