Deseo (1) ✔️

22| Buena chica

22| Buena chica

|Alexa

Dios, si me estás escuchando ¡Llévame contigo!

Sentía como si un camión me hubiese pasado por encima.

Mis piernas dolían.

Mi cabeza estaba que explotaba.

Mi boca se sentía pastosa, como si hubiese comido un puñado de arena.

Todo mi cuerpo parecía un saco de boxeo al que le dieron una paliza la noche anterior. Intenté moverme, pero un corrientazo de dolor me sacudió.

¿Por qué me siento tan mal? ¿Qué diablos pasó ayer?

Sin abrir los ojos, tantee la cama con mis manos en búsqueda de mi celular, mientras que intentaba recordar los sucesos de la noche anterior.

En mi cabeza pasan imágenes mías yendo con Scarlett y María a buscar a Harper.

Luego nos reunimos sin saber nada de nuestra amiga.

Christopher dando información a cambio de que yo me quedara con él.

Cuando me tiró a la piscina.

Los besos.

El hombre que drogó a Harper.

Las chicas chocando conmigo.

Yo, muy mareada.

Abrí mis ojos de golpe, arrepintiéndome al segundo. La cabeza me estaba matando y la poca luz que entraba en la habitación hizo que el dolor fuese peor.

—Mierda—susurré mientras volvía a cerrar los ojos.

Me drogaron.

Lo recuerdo perfectamente, el horrible mareo que sentí, las náuseas, la sudoración, el temblor en mis manos. Pero, había algo más que no logro recordar.

¿Cómo diablos llegué a casa?

Me moví para acercarme un poco más a la mesa de noche situada al lado de mi cama, pero no podía. Un extraño peso en mi abdomen hacía presión limitando mis movimientos.

¿Qué diablos?

Volví a abrir los ojos, esta vez un poco más despacio. Lo primero que mis ojos ven es un enorme techo de color negro con un enorme aro de luz apagado, bajo la mirada a las paredes de color blanco grisáceo, a la derecha, un enorme ventanal el cual está siendo tapado por dos espesas cortinas negras, a la izquierda varios muebles del mismo color que la habitación y frente a la cama un enorme televisor.

¿Dónde estoy?

Fue lo primero que se me pasó por la cabeza. Con el corazón latiendo muy fuerte obligué a mi cerebro a recordar que es lo que ha ocurrido para que yo terminara en esta situación.

No pude irme con un extraño y acostarme con él, ¿verdad?

Bajé la mirada a mi cuerpo y suspiré de alivio. Mi ropa estaba tal cual, hasta las medias las tenía puestas, pero, también tenía algo en mi cuerpo que no pertenecía.

Un enorme y musculoso brazo me rodeaba la cintura con fuerza, subí poco a poco y mis ojos se fijaron en el hombre que dormía a mi lado.

Christopher.

No, él no por favor.

Quería que la tierra se abriera, me tragara y me escupiera lo más lejos de este país, o de este mundo.