11| Es Ella

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11| Es ella

|Christopher



Desde que tuve el desafortunado—o quizás afortunado—encuentro en el baño con ojos raros, no dejaba de pensar sobre ese particular lunar en su abdomen. En mi mente estaba perfectamente grabado, no podía, ni quería, sacarlo de mi cabeza.

Pero, ¿dónde lo había visto? Estaba convencido de que había visto ese lunar en algún otro lado.

No había estado con muchas mujeres desde que estaba aquí, y es completamente imposible que haya visto algo parecido en Rumania. Pero, ¿es posible que dos personas tengan exactamente el mismo lunar y en el mismo lugar?

No lo creo.

Miré hacia la pizarra y el profesor realizaba algunas anotaciones, mientras hablaba sobre las inversiones y de cómo aprender a saber en qué invertir y en qué no. Cuáles son los mejores campos para los inversionistas, o las estrategias que estos usan.

Bajé mis ojos hasta la tablet, y ahí seguí dibujando un nuevo modelo de automóvil que había estado imaginando por unos días. Su diseño era más moderno, con un toque futurista, mi idea es hacer un auto para un hombre soltero que disfrute de la velocidad, las carreras, las fiestas y la diversión. Solo estaba el asiento del piloto y el copiloto, un gran panel de control que con solo tocarlo podía acceder a todo lo que este podía ofrecer.

Miré de nuevo hasta la pizarra y ahí, el profesor seguía dando su charla, pero esta vez no presté atención. En mi cabeza solo estaba el diseño del interior del auto, quizás agregar algo a los asientos, u otras pantallas.

¿Quizás más altavoces?

Si, eso puede ser.

La clase acabó y con ella mi día de tortura, salí del aula sin mirar atrás y caminé hasta la cafetería. Ahí, Johan me esperaba con dos generosos platos de comida y dos botellas de agua.

—Decidí pedirte algo para comer, espero te guste mi elección—dijo en cuanto me senté en la silla.

—¿Qué es? —pregunté abriendo la botella de agua y tomando un gran sorbo.

—Según la mujer de la cafetería, unos ñoquis de papá con salsa de queso.

Miré la comida y tomé el tenedor y comencé a comer sin reparar mucho en ella. En otra clase de universidad, quizás si me hubiera concentrado en saber sobre la procedencia de los alimentos que estaban frente a mí, pero con los altos costos que todas las familias aquí gastan cada semestre, imagino que todo, incluyendo la comida, debe ser de primera calidad.

—Estaba pensando, sobre las clases extras que debemos tomar—Johan tenía más de la mitad de su plato casi vacío, mientras que yo seguía masticando la papa—estaba pensando en fútbol ¿Qué opinas?

—¿Fútbol? ¿No hay algo menos básico?

—Si te quieres meter en ballet, por mí no hay problema. Pero no creo que te veas bien con un tutú y mallas rosas—él me miró de arriba abajo escaneandome—aunque, pensándolo bien, te verías divino con una coronita y bailando el lago de los cisnes—terminó de decir poniendo sus manos sobre su cabeza al estilo de una bailarina.

—No, a mí no me van esas cosas—le dije siguiendo la broma—pero sé de buena fuente que cuando te embriagas, te gusta ir cantando y bailando la música de Taylor Swift.

Él dejó de reír y me dio un puño en el brazo.

—Sólo fue una vez, y de eso no se habla—dijo mi rubio amigo.

Deseo (1) ✔️Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt