16| Una vergüenza.

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16| Una vergüenza. 

|Christopher

Tomé el balón con las manos y se lo lancé a Johan una vez más. 

Luego de una semana de pruebas, él y yo habíamos sido aceptados en el equipo de fútbol de la universidad. Entrenábamos tres veces por semana, y los partidos eran los viernes, pero nosotros aún no habíamos sido elegidos para entrar a la cancha, por ahora solo somos suplentes.

—Lo que no entiendo es ¿por qué debo ir a las reuniones con los alcaldes y gobernadores? Sí, él es candidato, pero yo no—Johan pateó el balón hacía mí refunfuñando.

—Quiere que te vayas dando a conocer, es normal que los que están en la política hagan amistades, tú mismo lo dijiste—volví a tomar el balón con mis manos y se lo pasé de nuevo.

—Tengo diecinueve años, lo que necesito es vivir una vida de joven-adulto, fiestas alocadas, mujeres hermosas, estudiar, jugar futbol y levantarme los domingos con resaca—bufó exasperado—no tener que ir a reuniones con traje y corbata, donde un montón de ancianos hablan sobre como robar más dinero del pueblo.

—Creo que no deberías decir eso cuando tu padre es el futuro gobernador—le recordé—pero, ¿qué podemos hacer? Podemos tener todo el dinero del mundo, pero siempre estaremos bajo la sombra de nuestros padres. 

—Al menos tú tienes dos hermanos—bufó—yo soy hijo único así que debo seguir la tradición familiar.

Me reí al ver a Johan patear el balón lejos del arco. 

Johan es un chico que viene de una familia llena de grandes personalidades de la política, su abuelo fue alcalde, su padre ha sido gobernador y va para su reelección, su tatarabuelo fue candidato presidencial y otro más antiguo está en los libros de historia de los presidentes del país.

Pero Johan es apático a todo lo que se trate de política, desde muy pequeño él siempre se interesó en la arquitectura. De niños siempre se quedaba viendo los edificios y las grandes construcciones que había en la ciudad, siempre se interesó en saber cómo es que de la nada, salía un enorme edificio donde "vivían las personas" 

Pero obviamente su padre se negó. Le dijo tajantemente que se olvidara de ese sueño, que él no sería la vergüenza de la familia y que jamás permitiría manchar el legado familiar. 

Así que, aquí estábamos, dos futuros profesionales que odian su carrera y odian la forma en la que sus padres los obligaron a abandonar su verdadera pasión.

 —¿Piensas que mi padre me dejara hacer lo que quiera con mi vida solo por el simple hecho de tener dos hermanos hombres? —Me reí—qué equivocado estás.

Quisiera ver que alguien le llevara la contraría a Vasil Moldovan, CEO de la más grande compañía de exportación e importación de todo el país. Si, claro. Mí padre no tenía ni la más mínima idea de lo que hacía en mis salidas nocturnas a los bares de la ciudad, tampoco sabe sobre mi afición con el boxeo, o que mi pasión es el diseño automotriz y mucho menos sobre mi vida sexual. De lo único que se enteró fue de mi pequeño desliz con Merlina, mi prima, y la manera que lo solucionó, fue enviándome lejos de ellos. 

El solo pensar que mi padre se entere de las cosas que hago, hacen que un terror se instale en mi ser. Enfrentar a mi padre es de lo que más le temo en la vida, puede que siempre tengamos diferencias y que siempre estemos en discusiones, pero es mi padre y gracias a él disfrutó de una vida cómoda llena de privilegios. 

Aunque el pago por eso sea dejarle mi futuro en sus manos. 

Salí de mis pensamientos cuando el balón golpeó mi cara.

Deseo (1) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora