18| ¿Qué pasa conmigo?

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18| ¿Qué pasa conmigo?

|Chistopher


Le doy una calada al cigarrillo y expulso el humo por mi boca y nariz.

Miro a mi alrededor encontrándome solo con oscuridad y soledad en el parque, volteo mis ojos hacía el auto, la pelirroja aún está sentada en la parte de atrás con la chica de cabellos de colores. Veo como ella le habla, la toca, la sacude e intenta de mil maneras despertar a la chica, pero ella está tan drogada que no responde a ninguno de los intentos de Alexa.

Ella suspira y sale del auto buscándome con su mirada, camina hacía mí y se sienta a mi lado.

—Sigue sin despertar—dice en cuanto llega.

—Te dije que fuéramos a un hospital—digo dándole una última calada al cigarro—se ve muy mal—señalé al auto donde yacía la chica.

—No podemos ir, Christopher—repite la misma frase que dijo cuando ella vio que manejaba directo al hospital.

—No entiendo, ¿quieres que tu amiga se muera?—le pregunto.

Ella negó varias veces con un movimiento de cabeza. Sus ojos de colores se ven cansados, su piel está erizada por el frío de la noche, su cabello alborotado que parecen llamas vivas danzando en el aire. Me quito la chaqueta y decidido dársela, con esa diminuta ropa debe estar muerta del frío.

—Gracias—me dijo y se colocó la prenda, la cual le queda el doble de grande—y no, no quiero que Harper muera, pero no podemos ir al hospital. Somos dos menores de edad y una de ellas está drogada, Christopher—ella pasa la lengua por sus labios resecos mojandolos—van a llamar a la policía y servicios sociales, mi hermano podrá meterse en problemas y muchas personas más—ella me mira—hasta tú.

Me quedo en silencio y decido darle la razón. Ellas no tienen más de dieciséis años y yo tengo dieciocho, a pesar de que nuestra diferencia de edad no es mucha, yo ya soy considerado adulto ante los ojos de la justicia y si algo pasa seré juzgado como tal.

—Ella está bien, no es una sobredosis, solo está desmayada—susurró.

—¿Cómo sabes que no es una sobredosis?—pregunté. Yo no sabría diferenciar un desmayo normal de una sobredosis de drogas.

Ella suspira, pero no dice nada. Puedo ver en sus ojos que algo en su interior batalla.

—He visto como es una, así que no, Harper no tiene sobredosis—al final termina respondiendo a medias.

Nos quedamos en silencio escuchando el poco sonido que nos arropaba. No eran más de las tres de la mañana, las calles estaban solitarias y lo único que se podía escuchar es el ruido de algunos insectos que rondaban por aquí.

—Será mejor que me vaya a casa—dice luego de un rato en silencio—llamaré a María—ella saca su celular, pero la detengo cuando lo desbloquea.

—Yo te llevo—mi voz sonó un poco más fuerte de lo que quería.

—No, no te preocupes—niega varias veces e intenta zafar su mano de mi agarre—Christopher de verdad no hace falta, llamaré a María, es muy tarde y la zona en donde vivo es muy peligrosa.

—Con mayor razón debo ir contigo—le insisto, pero ella sigue en negación—No te dejaré ir sola o con tus amigas, yo te llevaré—le ordené.

—¿Por qué te preocupas? Quiero decir, no me conoces, tampoco te caigo bien, ¿por qué te interesa que llegue sana a mi hogar?—Su pregunta me tomó por sorpresa.

Deseo (1) ✔️Where stories live. Discover now