Arturh lo sabe

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Ahí, frente al castillo, una pelirroja corriendo hacia una mujer de pie, mientras el caballero solo observa preocupado y espantado por lo sucedido, su cuerpo esta paralizado, la expresión en su rostro muestra confusión.
La bruja de negro, reina, controladora del cuerpo de Minerva se había vuelto cenizas junto con Arturh para poder huir del lugar.
Estaban envueltos en un conjunto de emociones encontradas, tristeza, enojo, decepción.

–Ophelia...¿Estás bien?—Jadeo Elenor mientras se acercaba a la mujer de pie que ni siquiera parecía poder mantenerse firme—

La mujer de ropas blancas y negras, una devota a el Dios de los ordinarios, con el alma traicionada por Elenor y Nicolás giró hacia la voz que la llamaba insistentemente.

–¿Por qué no puedo ver?—Susurró con la voz quebrada—

La pelirroja trató de ver entre la espesa niebla, apoyo sus dos palmas en los hombros de Ophelia, vio su rostro pálido con horror.
Su sangre se helo, sentía que estaba viendo una pesadilla, la joven mujer frente a ella dejaba caer lágrimas y sangre de sus ojos ahora blancos y sin color.
Su mirada inexpresiva se llenaba de el rojo vivo de la sangre inocente en sus venas.

–No puedo ver, tu me hiciste esto, yo no debería estar aquí, me trajiste con mentiras, debías protegerme, no herirme.—Reclamaba con la voz temblorosa mientras se arrodillaba por el dolor en sus ojos— ¡MIS OJOS!

La pelirroja no sabía como reaccionar, sus manos temblaban, su respiración era tensa, no se encontraba capaz de calmar a Ophelia en su estado actual, solo sentía aquel nudo en la garganta, se llenaba de culpa por todo lo que hacia, no podía lograr nada, era imposible realmente ganarle a esa mujer.

La pelirroja se acercó para tomar las manos de Ophelia, pero la mujer la rechazó, en respuesta, solo dejó que la sangre de sus ojos cayera por sus mejillas mezclándose con sus lágrimas.
Nicolás no mostró sorpresa alguna, ni siquiera se veía molesto o disgustado, solo miraba la escena en silencio, cuando sintió la mirada de Elenor sobre él, el caballero negó con la cabeza, no sabía como debía reaccionar ante la reciente actividad de la bruja de negro.
Giró viendo las cenizas en el suelo, el viento se las llevaba con calma, Nicolás guardo su espada, vio hacia el cielo y susurró.

–Hermana mía...¿Qué te hice?

Se dijo a si mismo llenándose de culpa, aquellas cenizas solo eran un telón para ocultar la trampa de la mujer.

El joven Arthur, cegado por su lealtad, sintió aquel movimiento de la bruja como si le hubieran dado miles de vueltas, sentía como si fuera a vomitar en cualquier momento pero de pronto todo se nublo y fue oscuro.
El joven despertó sobre la helada nieve, se puso de pie con rapidez cuando recobró conciencia de lo que había sucedido, vio a todas partes buscando a Minerva, el color carmesí en sus mejillas por el frío se hacia notar, con dificultad camino cerca de donde cayó, esperando hallar alguna señal de la joven Reina.
Vio una mujer, en sus ropas negras, sentada en el suelo, parecía agitada, como si pudiera sentirlo, giró hacía Arturh y sus ojos antes verdes ahora lucían grises nuevamente.

–¿Tus ojos son grises de nuevo?—Le preguntó confundido mientras veía a la mujer débil—

Minerva se arrastró hasta el rubio, se puso de pie mientras las heridas de su rostro rápidamente se curaban.

–Lo siento, lo siento, perdóname.

La voz rota de Minerva le provocó mas confusión al rubio, la mujer lo abrazo con fuerza, sabia que no tendría mucho tiempo consiente.
Mientras abrazaba a el joven con fuerza, cerró sus ojos, luchó, pero no sirvió de nada, sus ojos verdes regresaron junto con aquella malévola energía, nuevamente trayendo a la bruja de negro.
La bruja de negro se alejó de Arturh, el rubio se sentía extrañado con el gran cambio de personalidad de la reina, a veces vulnerable y frágil, luego firme y vengativa.

Enemy kingdomTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang