El nuevo enemigo

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El horripilante silencio que invadió el castillo constantemente era una pesadilla para Minerva.
Petra, quien ahora vivía en el castillo estaba algo sorprendida al ver la cantidad de ilusiones que empezaron a merodear el castillo, inconscientemente Minerva creo ilusiones, sirvientes que caminaban por el vacío castillo haciendo cualquier clase de tarea, también fue algo sorpresivo para Minerva, las ilusiones parecían dejar de ser complicadas, su magia lentamente evolucionaba al mismo paso que sus emociones la dominaban, una habilidad que era difícil hace años ahora era lo mas fácil.

–¿Cómo puedes tener tantas ilusiones a la vez?—Le preguntó Petra—

–No tengo idea...ni siquiera puedo sentir que estoy haciendo uso de mi magia...pero se que son mías, si deseo que se vayan lo harán.—Dijo Minerva mientras observaba el bosque por el balcón de su habitación—

–Finalmente...¿magia inconsciente?

La reina giró y vio a Petra, la mujer del parche solo carcajeo con orgullo, se dio media vuelta dándole la espalda.

–No te olvides de tu pequeño trabajo antes de la medianoche, estoy segura que nos ayudara mucho.—Destaco Petra entre risas mientras abandonaba la habitación—

Minerva regreso a ver la ventana, la mujer claramente estaba algo angustiada, se sentía atormentada, no podía evitar llorar un poco cada mañana al despertar y notar que la flor que su esposo le prometió cada mañana no estaría más ahí. Minerva había elegido ser más paciente, tomar un nuevo camino, no herir a sus amigos, aunque ese sentimiento de miedo hacía ellos seguía acosándola, extrañaba a Robert, extrañaba ver la clase de vida que le hubiera tocado, deseaba con fuerzas volver a tenerlo, volver a besarlo y abrazarlo, tener una familia y gobernar juntos hasta que finalmente puedan morir para nuevamente encontrarse en su próxima vida.

Mientras la joven reina solo planeaba como no seguir perdiendo la cabeza, cada año encerrada en el castillo solo la fortalecía, al ser el antiguo castillo del gran espíritu Minerva solo paso estudiando cada uno de los escritos entre las paredes ocultas, algo que Minerva había aprendido era que ahora no había nadie para salvarla, ella misma iba a buscar su propia paz, se había vuelto mucho mas fuerte e inteligente, no confiaba en nadie, todos ahora confiaban en ella como lo tenia perfectamente planeado.

Primera hora de la mañana, el grupo de Elenor partió en caballo, aún no sabían a donde ir para evitar un nuevo atentado de quien sea que estuviera detrás de tantos crímenes, Minerva podría ayudar ahora pero la reina no debería estar enterada de sus planes bajo la manga, su última idea era separarse por el reino, eran consientes que era una muy mala idea.
Arturh y Baltazar se vieron por unos momentos, como si hubieran pensado lo mismo, había una persona que podía ayudar, un antiguo esclavo. Corrieron en caballo directo a donde ahora se refugiaba el hombre encarcelado por el antiguo rey, el padre de Robert, el viajero en el tiempo, como ellos le decían. Él hombre lucía igual de extraño y temeroso ante el grupo de jóvenes que estaban ahora frente a su puerta.

–Lo necesitamos.—Dijo Arturh con un gesto firme—

Un escalofrío recorrió al hombre que los dejo pasar a su casa, si es que así se le dice a una muy destruida propiedad llena de tierra y basura, todos entraron al lugar, el hombre retrocedió ante Arturh.

–Debo admitir que no es un gusto verlos...—Dijo el hombre con voz temblorosa— Se están acercando más a su castillo.

–¿Qué sabes de los muertos por ese hombre extraño?¿Dónde atacará ahora?—Le preguntó Nicolás—

–¿Hombre?¿Muertos?...¡Ah! Si, yo...¿Debo decirles? Demonios...se me olvidan las cosas demasiado, no se si debo decirlo ahora.

–Bien, a tu amigo le falta un poco de la cordura.—Comentó Nicolás cruzándose de brazos—

Enemy kingdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora