Quiero verte denuevo

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El hombre abrió sus ojos esperando lo peor, vio una enorme granja rodeándolo, vio en cada dirección que sus ojos le permitían, la brisa acariciaba su rostro, lentamente camino tratando que no pisar tanto el pasto, se sentó sobre la valla, sintiéndose deslumbrado por el hermoso atardecer.

Baltazar sentía paz, respiró hondo, realmente disfrutaba la vista que tenía, no tenia idea que podía mejorar más aún.

–¡Aquí estás!

Una voz chillona lo hizo perder compostura, giró de inmediato para confirmar quién era, sus ojos se cristalizaron cuando vio otra vez ese cabello rubio corriendo hacia él. Bajó de la valla y se arrodilló para extender sus brazos.
La pequeña niña se acerco a sus brazos, abrazó a Baltazar con fuerza apoyando su pequeña cabecita en el hombro de él.

El hombre no pudo evitar caer en lágrimas, abrazaba con fuerza a su hija, el lloraba mientras ella lo abrazaba.

–Papá...estaba buscándote, ¿Dónde estuviste?—Preguntó aquella pequeña de ojos celestes y cabello rubio—

–Perdón mi amor...papá estuvo buscándote también...te extrañe mucho cariño...papá no dejado de pensar en ti.

La voz quebrada de Baltazar era algo tan nuevo, abrazo a su hija nuevamente, sintiendo su olor a el campo, su cabello hermoso en ese atardecer.
Baltazar levantó la mirada una vez más, suspiro, se puso de pie dejando a su pequeña y caminó en la dirección que ella había venido.

–Jazmín...—Murmuró viendo a una mujer rubia, en ropas sencillas observándolo—

–Hola mi amor.

Baltazar corrió hasta ella, la abrazó sorprendiéndola por completo, sintiendo su cabello enredarse con las manos de él, jadeando ante la emoción, retrocedió teniendo su rostro cerca a ella, ahuecaba las mejillas de ella con sus manos, se acercó a su rostro y besó a la mujer entre lágrimas.
El momento fue tan mágico para él, se separó de ella, beso su frente, sus manos, entre lagrimas y lamentos.
Se arrodilló ante la mujer mientras seguía llorando.

La mujer se arrodilló también, ayudo al hombre a levantarse y le regalo una sonrisa de lado a lado provocando un sentimiento tan increíble en él.

–¿Esto es real?—Preguntó Baltazar—

–No mi amor, aún no es tu momento para acompañarnos...pero créeme, solo necesitas hacer una última cosa.

–¡¿Qué?!

La mujer se inclinó, susurró al oído del hombre dejándolo perplejo, el latir de su corazón aumentaba, la producción de la serotonina en su cuerpo, era todo mentira, pero une bella mentira, una mentira que no le molestaría vivir.

–Te esperaremos aquí...

Baltazar nuevamente recupero la compostura, limpió sus lágrimas y la vio con ternura.

–Me dejé llevar por mis emociones...ustedes no me esperaran...pero yo si las acompañare.

El hombre retrocedió un poco, le dio una sonrisa a su esposa y extendió ambas manos.

–¿Me podrías acompañar una última vez cariño?—

La mujer sonrió, vio como Baltazar tomaba a la pequeña niña en sus brazos para ponerla sobre sus hombros.
Baltazar tomó las manos de Jazmín y con ternura y delicadeza la guio en un bello baile, ambos se movían como si fueran dos aves bailando en el gran cielo azul.
Ver la honesta sonrisa en el rostro de Jazmín inundaba de felicidad a Baltazar, el hombre tenía una mirada tan diferente, llena de vida, no parecía Baltazar, solo un hombre y su bella familia. Todos han perdido gente, Baltazar a las dos mujeres de su vida, aun así el voto de silencio sobre ella, reprimiendo aquellos recuerdos borrosos, dolían, cuanto hubiera dado solo por tener esa pacifica vida en la granja junto con ellas, las extrañaba tanto, en aquel baile tan hermoso no podía ni notar que lentamente tomaba una decisión, ahora que no poseía a su hijo, ahora que era odiado, no había ataduras, tal vez su castigo merecido es la muerte, una bella muerte, no sin antes, tener perdón.

Enemy kingdomWo Geschichten leben. Entdecke jetzt