La casa de los recuerdos

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Habían pasado unos días desde que la aventura comenzó, se volvió rutinario ir de un lugar a otro durmiendo en cualquier parte y luego volver a levantarse temprano para seguir con su ruta hacía pistas de las flores de yunipol, aunque aquellas aventuras eran agotadoras, la obsesión hacia el deseo y la gloria les daba suficiente fuerzas para seguir avanzando.

Minerva se levantó de una cama durante la tarde, fue confuso que aquel lugar fuera tan nostálgico, el olor, la vibra, todo era tan similar a algo mas, caminó por toda la habitación hasta ver un espejo y gritar horrorizada.
Se acercó rápidamente mientras el temblor en sus palmas acompañaba el sudor de los nervios y observó cómo extrañamente había reducido una gran cantidad de edad.
Al ver la habitación por segunda vez sintió un pequeño deja vu y recorrió la casa hasta ver una habitación media abierta.
Se acercó rápidamente y al abrirla su corazón se detuvo un segundo.
Una mujer anciana permanecía envuelta entre las mantas con su ventana al lado abierta mientras leía un libro en silencio.
Minerva observó entre gritos ahogados y regreso a su habitación rápidamente para ver todo lo que la rodeaba.
Trato de recordar cómo llegó ahí pero su memoria fallaba, tratar de recortar era como si alguien pinchara su cabeza, sólo podía pensar en que una noche estaba demasiado cansada con su grupo y fueron a una humilde casa para dormir, el problema era que no recordó que pasó luego de pisar esa casa.

Luego de asimilar las cosas un poco regresó a la habitación de la mujer pero esta vez ingreso entre lágrimas.

–Buenas tardes Minervita, ¿Por qué lloras pequeña flor?¿Otra vez recuerdas lo que pasó?—Dijo la anciana mientras dejaba su libro—

–No tengo nada abuelita, sólo que, creo que dormí demasiado, lo suficiente para verte—Dijo mientras se limpiaba las lagrimas—

–Cuéntame que sucede...volviste algo triste hoy, siempre pasa algo, ya sea recordar ese día terrible o recordar que no posees una habilidad.

–Si tengo una habilidad—Dijo confiada— Pero, no por ahora.

–Deberías seguir durmiendo Minerva.

–Abuela, ¿Qué día es hoy?—Preguntó temerosa—

–No lo recuerdo tan bien pequeña.

La jóven salió de la habitación con lentitud, arrastrando sus pies asustada, se fue a su habitación y se recostó sobre las mantas mientras pensaba, buscando algún sentido, trató de dormir pero la tensión y aquella vibra la mantenía despierta.
Sintió una punzada de su brazo que llamó la atención, la cama comenzó a temblar con fuerza, abrió sus ojos por completo al sentir como la cama temblaba, como se estremecía, una voz susurraba a sus oídos.
Se levantó con fuerza y corrió a la pequeña cocina, la voz no paraba, empezaba a volverla loca, el dolor en su cabeza empezaba manifestarse físicamente en ella, tomó el cuchillo oculto que tenia atado en su pierna y sin pensar con claridad se cortó los oídos con fuerza provocando que se desangrara hasta quedar inconsciente, buscando que aquellas voces y dolor se detuviese en su desesperación.

Minerva sintió su cuerpo atrapado, abrió los ojos desesperada y vio a Nicolás fijamente, miró a todas partes y trato de gritar al notar la cantidad de tallos de flores que la rodeaban.
Nicolás cubrió su boca con fuerza mientras le susurraba tranquilamente.
Le dijo que observará bien, Minerva vio a todos completamente dormidos mientras los tallos lo manejaban tal cuales marionetas.
Minerva tocó los tallos y uso su habilidad para romper todos recuperando su habilidad.

–Está casa tiene algo extraño...trate de despertar a todos pero tu eres la única que reaccionó—Dijo Nicolás susurrando—

–¿Por qué susurras?

–No estamos solos, no puede hallarnos, mira las flores celestes, si te ven sueltan un humo que duerme a todos, me dormí al rededor de 5 veces pero sigo despertándome, éste monstruo quiere manipularnos desde mente.
Nos provoca ver recuerdos mejorados, busca lo que deseamos.

Enemy kingdomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora