Por la libertad

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Ahí, frente a todo un ejército listo para luchar por su libertad. Minerva observó las miles y miles de tropas frente a ella, estaba realmente orgullosa por lo que había logrado reunir.
Finalmente, el día que tanto espero, una brisa acaricio su rostro, solo respiró hondo, esto no sería fácil y lo sabía pero era lo que debía hacer.

–¡Robert y yo iremos al castillo, ustedes no permitan que nadie entre al castillo, los podfurs no van a caer hoy, por nuestra libertad!—Exclamó Minerva a la tropas—

Nicolás alcanzó a ver a su padre entre el ejército, sintió un poco de orgullo, aunque a la vez algo de miedo.
Ahí estaba también Dayana, acompañada de su padre, ambos en armaduras de oro esperando la señal de la mujer.
Morgana protectora del bosque con miles de guerreros, algunos incluso soldados creados con magia, forma de arboles con lanzas.
Arturh miró el cielo despejado, de inmediato levantó su brazo, el cielo se empezó a nublar, las nubes se llenaron, una fuerte lluvia caía sobre ellos.

–¡POR LA LIBERTAD!—Exclamó Robert a la par que su espada afilada  mostraba el camino para posteriormente darles la espalda y caminar hacia el castillo—

Todos lo siguieron rápidamente, los gritos alertaron al pueblo, se escondieron en sus casas aterrados al ver tantos podfurs ahí.
Minerva se elevó por los aires, estando a metros de el escudo que cubría el castillo, movió sus manos rápidamente y un destello cayó sobre éste tratando de romper el escudo, todos golpeaban el escudo tratando de romperlo.

La joven trató de meter más poder y fuerza, el escudo primero empezó a quebrarse, eso alerto al rey que salió por su balcón de inmediato, al ver el enorme ejército su rostro lució horrorizado, todo el ejército del rey, en armaduras de plata, con sus grandes escudos y espadas salieron listos para defender a su rey.

Minerva finalmente rompió el escudo, sin embargo excedió un poco la magia, descendió rápidamente cayendo de rodillas quedando frente el ejército del rey que corrían listos para matarla a ella y a todos los podfurs. Ella trató de levantarse, vio como uno de los soldados acercaba su espada hacía ella, no reaccionaba.
Estando a solo un metro de ella su cabeza del soldado fue atravesada con una lanza, Dayana se paró al lado de Minerva, la puso se pie rápidamente.

–Aún no es tu hora.—Dijo la princesa mientras recuperaba su lanza—

Minerva no tuvo tiempo para agradecerle, solo se volvió a elevar por los aire, su rostro se puso pálido por unos instantes, vio claramente cómo miles de podfurs eran atacados por los ordinarios y viceversa. Robert tomó el brazo de ella, la jaló hacía el castillo ahora cerrado.
El príncipe aterrizo frente a las grandes puertas del castillo, él junto a Minerva entraron al castillo rápidamente, las puertas detrás de ellos se cerraron nuevamente.
Minerva y Robert tomaron sus espadas, caminaban hacia el trono lentamente, todo estaba completamente oscuro, ambos pensaban dividirse para buscar por el castillo aunque sus planes fueron olvidados cuando el sonido de alguien cayendo detrás de ellos los alerto.
El rey, cabello blanco, cubierto en su armadura, cargando la misma espada con la que eliminó al el gran espíritu.
Robert sentía su sangre hervir cuando lo vio, estando a solo 20 metros de él.
Minerva sintió una extraña sensación al finalmente verlo sin tener algún tipo de miedo, la ira se apoderaba de ella también, sujeto con más fuerza su espada.

–Finalmente...Minerva, quién diría que siempre estuviste merodeando mi hogar.—Él rey habló algo relajado al respecto—Aún recuerdo vívidamente cómo eliminé a el gran espíritu.

Minerva no resistió más sus impulsos, con una rapidez inhumana fue hacía el rey, levantó su espada y trató de cortarlo, sin embargo el rey levantó su espada evitándola, la pateó en el abdomen tirándola unos metros hacía atrás, puede que sea viejo pero la experiencia es valiosa.

Enemy kingdomWhere stories live. Discover now