La burbuja de Minerva

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Todo alrededor de Minerva se volvió oscuro, como estar encerrada en una caja negra, la mujer de ese parche, conocida como Petra se mostró ante Minerva como una discípula, leal a su profecía y quien pedía con intensidad su salvación.
Petra sonreía satisfecha al tener a Minerva justo donde deseaba, mostrarle la verdad a la mujer solo traería lo que todos temían.

–¿Cómo es que tú estás aquí?—Dijo Minerva a Petra confundida—

–Nací con dos habilidades, una me permite proyectarme en la mente de algunas personas y todo lo que ves solo es tu mente...pero estabas siendo controlada por quien creo la burbuja...

Petra se acercó a Minerva, la habitación cambio, tomaba formas y colores, recreando el lugar exacto donde ella recién se encontraba levantándose de su cama. Su cuerpo dolía con firmeza, su vista era algo borrosa, notó a una pelirroja a su lado avisando finalmente su despertar, Minerva giro su mirada a todas partes de su habitación.
Un joven de cabello rubio entró en la habitación con un tazón lleno de un extraño liquido verde, lo acercó a los labios de Minerva para que lo bebiera, no era el mejor sabor del mundo pero definitivamente habían cosas peores, para cuando Minerva recupero finalmente su conocimiento todos la rodeaban, lucían preocupados.

–Nos alegra que finalmente te levantes...creímos que te habíamos perdido.—Dijo Arturh en un tono suave para no exaltar a Minerva—

–Ellos no dejaron de golpearte hasta romper tus huesos...estábamos desesperados Minerva.

Minerva levantó las sábanas para ver mejor sus piernas, al momento de levantar vio sus piernas intactas, tampoco habían heridas en sus brazos, creyendo lo peor Minerva miró una esquina de la habitación, vio un jarrón ahí y con solo un suspiro se concentro para de inmediato ver como este se destruía.

–¿Por qué tengo magia?...

–Hallamos la flor del castillo y te curamos con ella.

–¿Y Robert?

–Él esta afuera, pero debes quedarte aquí, estuviste inconsciente seis meses, realmente creíamos que no despertarías.

La mujer realmente estaba algo atónita, se sentía algo tensa por el hecho de que Elenor tuvo que rebuscar todo el castillo para darle el poder de la flor nuevamente aunque era algo que Minerva no deseaba.
Ella estaba demasiado sorprendida para mostrar algo se enojo, solo trato de ponerse de pie y caminar aunque cojeara un poco.

–No deberías hacer esfuerzos aún, debes descansar.—Dijo Nicolás acercándose a ella para que no caiga por sus temblorosas piernas—

–Quiero ver a Robert, deber haber estado preocupado también.

Elenor levantó su mirada a Nicolás, ambos lucían algo serios, como si estuvieran peleados.
Minerva se cubrió su helado cuerpo con algunos abrigos reales, camino entre los pasillos del castillo, lucía realmente descuidado, lleno de polvo y telarañas, como si hubiera perdido su atractivo, se apuró en llegar a las puertas para ir al jardín real, a penas abrió las puertas no logró ver a Robert ahí. Nicolás estaba detrás de la joven, realmente preocupado, vio a la pelirroja acercarse a la puerta del jardín también pero Nicolás solo le hizo un gesto mostrando desaprobación, un caballero, un asesino, mostrando desaprobación hacia la mujer mas dulce que el decía conocer.

Minerva tenía algo borrosa su vista, sus piernas seguían un poco adoloridas y comenzó a cojear mientras se acercaba más a el lugar específico donde debía estar su esposo, sentía su vista más borrosa, no lograba distinguir claramente la silueta de Robert, solo veía ¿una piedra? La mujer entre caídas, golpeando sus débiles rodillas, corrió hacía la piedra, se agacho ante ella confundida, su vista empezaba a ser mas clara, logro distinguir letras el la piedra.

Enemy kingdomWhere stories live. Discover now