Enemy kingdom

¿Quién es Minerva?

Un mundo antiguo se dividió en 2 reinos, uno de humanos comunes y otro de gente especial, cuya unica diferencia del otro mundo era que poseían habilidades.
El pueblo humano se llenó de celos y odio que mando a eliminar a el otro reino con quien convivían, eliminaron a la mayoría en una guerra que duró años.
Algunos se escondieron entre ellos escondiendo sus habilidades las cuales podían pasar de persona en persona cómo deseen.
La manera más sencilla de encontrar a los "podfurs" era la pequeña marca que todos poseían en la nuca, una cruz de color azul marino era lo que decidía si eran especiales o no.

Los días en uno de los pequeños pueblos de humanos eran de lo más comunes, la mayoría eran gente pobre debido a la escasez de dinero para ellos.
Ir a lugares mas cercanos al gran castillo subiría su clase pero un hogar ahí sería demasiado costoso.
Era común ver a hombres y mujeres siendo llevados por soldados hasta la plaza principal donde los decapitaban por la cruz de sus nucas.

Minerva era una jóven señorita de 19 años, tenía el cabello de color marrón con unos ojos celestes claro, tuvo una infancia algo difícil pero no es algo que le gustaba hablar, trabajaba en una taberna cercana a la plaza atendiendo clientes llevándoles grandes jarras de cerveza.
Una tarde mientras trabajaba notó como un hombre ingresó a la taberna, se sentó en una mesa mientras tenía un gesto molesto.
Se acercó con una sonrisa lista para atender al hombre el cual sonrió al verla.

–Vaya vaya, ¿tu también vienes en la carta?–Dijo mientras la observaba–

–Que gracioso eres.—Murmuró la mujer disgustada—

–Escucha, tráeme una cerveza y no tardes, luego espérame porque creo que me encantaría mucho un momento solo con usted.

–Ay tesoro...creo que tendrás que soñar con eso, no salgo con gente mediocre cómo tú. –Una cachetada aturdió a la dama llevándola al suelo, los demás hombres de ahí se quedaron observando la escena espantados–

–¡TEN RESPETO MUJER, ¿QUIÉN TE CREES QUE ERES PARA HABLARME ASÍ?!–Gritó dejando un silencio profundo en la habitación–

El dueño de aquella cantina y superior de Minerva se acercó al lugar molesto sujetando a la chica del brazo para levantarla y pedirle disculpas al hombre molesto.
El silencio que inundó el lugar dejó que se notara como lentamente las mesas se movían sin control por todas partes.
Minerva observó todo horrorizada para soltar un grito desgarrador y señalar al hombre que la abofeteo.

–¡ESE HOMBRE ESTA USANDO HABILIDADES!–Gritó mientras se colocaba detrás de el hombre dueño del lugar y las mesas caían al suelo rompiéndose en pedazos–

Todos los comensales se alejaron del hombre mientras gritaban llamando la atención de guardias del castillo los cuales no dudaron en someter al hombre y llevárselo encadenado hasta la plaza.
Todos los acompañaron y vieron como lo dejaban arrodillado en el suelo mientras él solo gritaba pidiendo compasión.
Revisaron su cuello para notar que no había ni una sola marca de podfurs.

–Debe ser un mestizo–Mencionó una señora que llevaba a su hijo en brazos–

Un guardia sujetó bien su espada afilada y plateada para levantarla y dejarla caer con fuerza sobre la nuca del hombre cortando su cabeza.
Minerva observó todo con un rostro horrorizado, algunas gotas de sangre lograron llevar a sus mejilla volviéndolas mas coloradas.
Se las limpió rápidamente y regresó a la cantina para tomar un cuchillo y acercarse amenazantemente hacía su jefe para decirle que no regresaría luego de ese acto cobarde de él.

La jóven salió del lugar y mostró una sonrisa de lado a lado mientras caminaba por las calles estrechas de el pueblo tranquilamente.
Un pequeño crujido llamó su atención y levantó sus manos que una piedra llegará a ella.
Giró a ver quien estaba ahí y solo notó a una persona encapuchada.