CAPÍTULO 12

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Los próximos dos días vagamos por la arena en busca de tierra firme. La brújula que encontramos en las provisiones no resulta tan útil porque solo yo puedo leerla; y si no estoy pegada a quien sea encargado del timón, podemos navegar en círculos por horas.

La falta de agua no ayuda.

Una de las frases de Kai retumba en mi mente sin parar por estos días: cuando llegas a tres días sin agua, estás en terreno peligroso, cuando llegas a cinco... ya puedes darte por vencido.

Su rostro no aparece entre los muertos durante la noche, de hecho apenas hay muertos. Solo ambos tributos del distrito 10 los cuales todos suponemos que murieron en el primer maremoto.

Hay un maremoto todos los días en la madrugada, el del primer día fue pequeño, pudimos sobrellevarlo fácilmente, aunque Beril entró en pánico y se puso a correr sin parar por toda la cubierta. El segundo día había estado algo más fuerte, pero aún fácil de superar.

Mis compañeros de nave no están acostumbrados a la vida marina, parece que todo les sorprende o los asusta, Evander se sobresalta con cada crujido que interrumpe el silencio, como el barco es de madera, son muchos. Bree comienza a molestarlo diciendo que seguro era una fantasma, a lo cual él la manda a callar.

- ¿Hay muchos fantasmas en los barcos, Nerea? – pregunta Jasper, uniéndose a la broma.

- No tantos, al menos si no ha habido muerte o asuntos sin terminar - aclaro, haciéndome la interesante – el espíritu de la nave es otra cosa...

- ¿Cuál espíritu de la nave? – el pobre Evander no puede ocultar lo aterrado que está.

- Los antiguos marineros creían que los barcos tenían espíritus femeninos, por lo cual era de mala suerte llevar mujeres a bordo, pues podían ponerse celosas y hundir la nave.

Bree y Jasper se desternillan de la risa con la expresión de Evander, que nos mira a Bree, Beril y a mí como si fuéramos las responsables de la situación tan precaria.

Beril ha sido quien peor lo ha pasado, todo el tiempo ha estado vomitando y cada vez parece consumir menos comida. Esta mañana se había despertado gritando desesperada, horrorizada de no ver más que agua a kilómetros y kilómetros a la redonda.

Jasper por su parte, se afana en preparar un pequeño fuego en medio del barco, en la base metálica de la escotilla.

- ¿Qué haces? – pregunto.

- Se le llama destilación – dice con parsimonia mientras instala un contenedor lleno de agua salada sobre el fuego – debo hervirla varias veces y en teoría esto la desalinizará.

- ¿En serio? – la mirada de Beril se ilumina y se levanta para acercarse a lo que está haciendo Evander.

- ¿Para eso no deberías tener en cuenta la presión y la temperatura? – cuestiona Bree.

- Perdóneme, señorita sabelotodo – se burla Jasper – solo estás molesta de que se me haya ocurrido a mí y no a ti.

Bree pone los ojos en blanco y se aleja.

Al cabo de un par de horas, Jasper parece haber terminado.

- ¿Quién quiere probar primero? – pregona mientras muestra orgulloso el contenedor de agua, que luce bastante limpia. Debo admitir que es bastante apetitosa, después de no haber bebido agua en dos días.

Antes de que nadie pueda decir nada, Beril se lo arrebata y lo apura todo rápidamente, todos estamos tan pasmados que no podemos detenerla. Cuando termina, se limpia los labios y nos sonríe por primera vez desde que comenzaron los Juegos.

EL MENTOR | Finnick Odair  // ( COMPLETA) Where stories live. Discover now