SEGUNDA PARTE: LOS TRIBUTOS / CAPÍTULO 11

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La mañana siguiente la cama está fría sin Finnick a mi lado, es Chrystal quien me despierta y me da la túnica blanca que debo usar. Una vez esté en las catacumbas debajo del estadio me darán el traje que estaré usando en la arena.

Cuando estoy vistiéndome, me doy cuenta de que mi brazalete de listón se ha ido.

No otra vez.

Debí perderlo mientras dormía, o en medio de mis acalorados besos con Finnick, me invade la nostalgia porque sé que no hay tiempo de recuperarlo.

- Gracias, Chrystal... por todo - le digo cuando he terminado de cambiarme, su mirada severa se suaviza por un momento, aunque quizá sea mi imaginación; se acerca a mí y pone su mano sobre mi hombro.

Finalmente sale de la habitación y entra Demetria.

Claro, Finnick, Mags y Laurenze ya deben estar en el Centro de Operaciones, listos paran hablar con patrocinadores y discutir las estrategias con los mentores aliados. Los diseñadores serán quienes nos lleven a la arena.

Mi corazón se encoge al pensar que anoche fue quizá la última vez que haya visto a Finnick.

- Ven conmigo, Nerea - Demetria no parece molesta por lo que le dije la última vez, me pregunto si debería disculparme.

Me guía hacia el tejado del edificio, lo cual me hace marearme por la altura durante un momento, un aerodeslizador aparece y deja caer una escalera de mano. Me aferro a ella dispuesta a comenzar a subir, pero no es necesario. Me encuentro adherida a la escalera, que sube y me deja en el interior.

Me colocan el dispositivo de ubicación y a continuación suben a Demetria.

Los avox que nos atienden nos sirven el desayuno, el cual no despierta mi apetito, pero sé que tengo que aprovecharlo. Demetria y yo no decimos ni una palabra en todo el viaje, el cual me parece terriblemente largo, siento que han pasado horas, pero podría ser solo mi percepción, finalmente nos anuncian que hemos llegado al estadio. Nos bajan a ambas por la misma escalera de mano, hasta las catacumbas de este.

Se me ofrece ducharme y acepto a pesar de que lo hice hace unas escasas horas. Siempre me ayuda a relajarme un poco.

Demetria me peina con una sencilla cola de caballo, me quedo en bata un buen rato esperando a que llegue mi uniforme.

La ropa es entregada en un paquete cerrado y ambas lo abrimos con expectación. Pantalones resistentes de cuero, blusa ligera y chamarra impermeable.

- Habrá por lo menos un poco de agua, quizá lluvias intensas. Eso es bueno para ti ¿no?

Asiento sin una palabra, estoy aterrorizada. Me pregunto cómo se sentirá Kai ¿seguirá molesto por lo de anoche? ¿O finalmente aterrado?

- Gracias, Demetria - susurro mientras me ayuda a vestirme, ella asiente y da un paso atrás.

Me mira con incomodidad, también son sus primeros juegos y supongo que nadie sabe cómo sentirse o qué decir en estos momentos. Evito su mirada y me siento cerca del tubo de lanzamiento, quedan unos cinco minutos para que nos llamen.

- Tengo algo para ti - me giro de inmediato, por su aspecto culpable, sé que estuvo debatiéndose entre dármelo y no, pero finalmente saca una nota del bolsillo de su jumper negro.

- Gracias... - tomo la nota, dubitativa.

Mi estómago revolotea cuando distingo la letra clara y espaciada. Sé exactamente de quien es.

Mi Azul.

No sabes cómo quisiera estar contigo en estos momentos, para abrazarte y asegurarte que todo estará bien. Quisiera no haber sido tan tonto anoche para poder decirte lo que ha rondado por mi cabeza todo este tiempo.

EL MENTOR | Finnick Odair  // ( COMPLETA) Where stories live. Discover now