CAPÍTULO 8

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Tirada en la cama con el ruido de mis pensamientos, soy incapaz de descansar, al cabo de unas horas alguien llama a mi puerta.

- Te saltaste la cena, Azul - dice Finnick con una sonrisa, en una mano lleva una charola y en la otra, los dos arpones con los que habíamos practicado.

- Sabes que Chrystal pudo traérmela ¿cierto?

- ¿Chrystal...? Oh, si - se ríe con gracia - pero me temo que la intercepté.

Abro la puerta y Finnick deja la charola sobre mi cama. Filetes de pescado empanizado, rodajas de salmón, una ensalada con toronja troceada y de postre, un pastelito esponjoso que sabe a frambuesa.

- Kai dijo que esto te gustaría.

- Me conoce bien - afirmo mientras troceo el pescado y me lo llevo a la boca - es casi tan bueno como el que cocina su madre.

Finnick esboza una sonrisa, pero muy pronto se torna melancólica.

- Siento que tengas que pasar por esto.

- ¿Qué cosa? ¿Los Juegos?

- Azul... cuando eres considerada deseable en el Capitolio, la gente tiende a comportarse como esos enfermos.

Oh, así que se refiere al patrocinador que tenía ciertas peticiones sobre mi vestuario para los Juegos, o la falta de vestuario, mejor dicho.

- No es nada - afirmo, aunque es cierto que me había incomodado - me ha pasado con chicos en el 4.

- Pero allá tú estás por encima de ellos socialmente - aclara Finnick -estas personas sí que tienen el poder de doblarte a su voluntad.

Me le quedo mirando unos minutos sin dejar de masticar, finalmente dejo el plato a un lado.

- ¿Esto te pasó a ti?

- ¿Por qué asumes eso? - inquiere, súbitamente a la defensiva.

- Dijiste que cuando eres considerado deseable...

- ¿Entonces piensas que soy deseable? - sonríe con tanto encanto que me saca de mis casillas.

- ¿Acabas de manipular la conversación solo para que te lo diga?

- Quizá - susurra - aunque podría apostar a que lo conseguiría sin necesidad de la manipulación.

De nuevo su rostro está a solo centímetros del mío, lo empujo con delicadeza, pero entiende el mensaje y se retira un poco, sin dejar de sonreír.

- No es algo que me preocupe - digo, volviendo al tema anterior - sé que siempre estarás tú para cortarles el...

- La cosa es que no será siempre - su tono se vuelve súbitamente serio y su sonrisa desaparece.

Lo miro con interrogación.

- Haré todo cuanto esté en mi poder para mantenerte a salvo Azul, lo juro. Pero llegará un punto donde el poder de quienes intenten acercarse a ti será más grande de a lo que yo puedo aspirar - clava la mirada en el piso - solo soy un tributo al final del día.

- Un vencedor.

- Un sobreviviente.

El aura de la habitación se torna oscura en cuestión de minutos. Quiero decirle que aceptar los cumplidos gastados de los viejos administradores del Capitolio no es algo que me quite el sueño, puedo soportar a los patrocinadores con sus peticiones asquerosas y a los fanáticos que hacen dibujos obscenos con mi rostro. Lo que no podría soportar son las terribles consecuencias que habría si no llego a ganar estos juegos; esas deudas no pagadas que me quitaban el sueño en la noche y constantemente trepaban por mi nuca con sus garras frías.

EL MENTOR | Finnick Odair  // ( COMPLETA) Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt