Capítulo 24

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JongIn terminó su jornada laboral cansado y un tanto deprimido, ya que, una vez más, Kyungsoo había decidido esquivarlo. No era que no se lo mereciera, pero estaba empezando a hartarse de pedir perdón por mentiras que en realidad nunca lo fueron, porque él lo amaba con todo su corazón.

Una vez más, en lugar de dirigirse hacia su lujoso apartamento, subió la escalera de la parte trasera del edificio hacia el hogar de Kyungsoo, y en la pequeña pero acogedora cama que tantos recuerdos le traía, disfrutó de un plácido sueño, mientras imaginaba que él  estaba a su lado.

Soñaba que el tacto de las frías sábanas en su desnudo cuerpo eran sus caricias y que el aroma de su champú, que empezaba a desaparecer de la almohada, era su dulce ñ aroma. Estaba tan cansado de todo, que solamente quería dormir en un mundo en el que Kyungsoo aún estaba a su lado.

Después de la conversación con Kim Seonho, Kyungsoo había estado dando vueltas por la ciudad sin rumbo concreto. Simplemente deambulando entre los cientos de escaparates y luces que adornaban las hermosas calles del distrito comercial. En su cabeza aún resonaban las  sorprendentes palabras del banquero, una revelación que, aunque quisiera negar cien veces, parecía ser cierta: JongIn, aquel adonis orgulloso y egocéntrico, se había enamorado de él.

Pero también le había roto el corazón con sus engaños. Estaba furioso por las mentiras que le había dicho y no sabía cómo podría confiar de nuevo en alguien que de cada cien palabras que salían de su boca, noventa y nueve eran falsedades y patrañas.

Finalmente, poco después de que todos hubieran desaparecido de Love Dead, Kyungsoo se había dirigido hacia su
destartalado escarabajo y, tras sacar del
maletero una bolsa con alguna ropa,
subió a su apartamento para tomar
nuevamente posesión de su pequeño
hogar.

¡Quién podía imaginar que un intruso se había instalado allí, apoderándose de todas sus cosas!. Cuando entré nuevamente en mi apartamento, lo observé con atención. Todo parecía estar igual que antes: los platos limpios y ordenados, las viejas tazas en su estante, el salón, tan ordenado como siempre, aunque ahora sin las fotos que solían decorarlo.

El silencio llenaba la estancia que tanto había añorado e ilusamente pensé que todo seguía igual que antes, así que me fui al cuarto de baño, me desnudé, dejando despreocupadamente tirada mi ropa por el suelo, mientras me daba una ducha para aliviar mi estrés.

Cuando me hube calmado lo suficiente, cerré el grifo y me sequé con una de mis esponjosas toallas. No me molesté en ponerme ropa, simplemente me dirigí hacia mi pequeña habitación. Desnudo y al amparo de la oscura noche, me metí en mi cama para disfrutar de un plácido sueño que me hiciera olvidar todos los problemas que tenía últimamente. En especial uno enorme con nombre y apellido.

Me hice un ovillo bajo las sábanas y el viejo edredón e intenté olvidar al hombre que tanto había añorado últimamente. Me pareció percibir el embriagador aroma de su piel y reaccioné excitándome ante la idea de que JongIn pudiera estar tan cerca de mí como antes.

Mientras me sumía en un profundo sueño, pensé que lo que más anhelaba era que él me rodeara con sus fuertes brazos una vez más, haciéndome sentir seguro, como siempre, y en un lugar donde nunca dudaba de la sinceridad de sus besos y caricias.

Me desperté en mitad de la noche, a causa de un sueño erótico de lo más real: las invisibles manos del deseo acariciaron mis pezones, haciéndome gemir de placer.  Por unos instantes noté el frío de la noche en el momento en que las sábanas y el edredón dejaron de cubrir mi cuerpo, pero una cálida piel masculina me hizo entrar rápidamente en calor. Unos labios besaron mi cuello, bajando lentamente. Sentí cómo una juguetona lengua lamía mis pezones y luego soplaba levemente sobre ellos para excitarlos aún más, haciéndome retorcer de pasión.

Las tentadoras caricias se hicieron más osadas. Mi húmedo pene reclamaba con impaciencia el mágico toque, así que no me quejé cuando noté que me abrían las piernas y me devoraban con las apasionadas caricias de la lengua. Así estuve hasta que me revolví inquieto en busca del placer que no se me concedía. Sentí cómo un dedo se introducía lentamente en mi culo, mientras seguían excitándome con la boca.

Me convulsioné llegando al orgasmo y esparciendo mi semen, en el instante en que otra mano volvía a juguetear con mis pezones, a la vez que un dedo se hundía de nuevo en mí, imprimiendo un acelerado ritmo. Cuando me sentía lánguido tras haber hallado el placer en los brazos de mi amante imaginario y me disponía a descansar de mi apasionado sueño, cogieron mis manos con delicadeza acercándolas a un fuerte pecho donde un corazón latía acelerado.

Abrí los ojos a la realidad que mi cuerpo ya había adivinado en cuanto mi amante se introdujo en mi interior lentamente, reclamándome como suyo.

—Kyungsoo, te quiero, ¡no vuelvas a
huir de mí nunca más! —suplicó el único hombre al que había entregado mi corazón y que no había dejado de amarme en ningún momento. Miré sus bellos ojos cafes suplicándome otra oportunidad y me
rendí ante él, aunque tal vez a la mañana
siguiente me arrepintiera de ello.

Lo rodeé con fuerza con las piernas, mientras con los brazos lo acercaba más a mí, para que nada ni nadie pudiera separarnos. Luego me dejé llevar, a la vez que él aumentaba sus apasionadas embestidas buscando nuestro mutuo placer. Yo grité su nombre en el instante en que alcancé el orgasmo  y toda mi carga salió disparada y él dijo el mío decenas de veces mientras me declaraba su amor.

—¡Sólo una noche! ¡Aunque mañana me odies, concédeme esta noche para abrirte mi alma y demostrarte cuánto te amo! Mañana vuelve a odiarme, pero ¡esta noche sé mío! — rogó JongIn, abrazándome desesperadamente, y yo me rendí a sus súplicas.

—Sólo esta noche —concedí finalmente, antes de acallar sus posibles protestas con un beso y volver a caer entre los brazos de mi embaucador.

—¡Despierta, fierecillo! —exigió una insolente voz al oído de Kyungsoo, apartando la almohada que cubría su rostro. Él abrió los ojos un instante y vio a JongIn, más atractivo que nunca con sus ropas informales y llevando una bandeja con un suculento desayuno.

—¡Déjame dormir! ¡Ahora que no tengo que ir a trabajar, pienso pasarme en la cama todo el día! —se quejó Kyungsoo, volviéndose a esconder bajo las
sábanas.

—¡Ah, no! ¡Eso sí que no! Que el papi esté inactivo durante el embarazo no es bueno. Debes caminar por lo menos una hora cada día, hacer unos ejercicios de preparación al parto y comer saludablemente.

—¡Me parece perfecto! —gritó él, indignado—. ¡Cuando tú estés embarazado, haz lo que te dé la gana, porque este bebé y yo lo único que vamos a hacer hoy es descansar!

—Ya estamos embarazados —anunció JongIn, sonriente mientras ponía una mano sobre el todavía plano vientre de Kyungsoo.

—¡Capullo! —se enfureció él, tapándose la cabeza.

—Bueno, si no quieres salir tendré que meterme yo.

—¡Ni se te ocurra, Kim JongIn! ¡Ni sueñes con que se va a repetir lo de anoche! Además, ¿se puede saber qué hacías en mi cama?

—Soñar contigo hasta que apareciste e hiciste realidad todas mis fantasías. ¿Estás seguro de que no quieres volver al trabajo?

—¿No es mi tienda lo que tanto querías? ¡Pues enhorabuena, al fin la has conseguido! ¡Que te aproveche! —
contestó Kyungsoo, indignado, dándole
nuevamente la espalda. JongIn retiró las sábanas y cubrió su cuerpo desnudo con el calor del suyo.

—Lo único que he deseado y siempre desearé es a ti —afirmó rotundamente, obligándolo a enfrentarse a su firme mirada.

—No te creo —negó Kyungsoo una vez
más, apartando la vista de la de JongIn,
cuya mirada expresaba los más intensos
sentimientos.

—Lo harás —declaró él, contundente, besándole el cuello con dulzura y haciendo que se rindiera nuevamente a sus caricias.

Capitulito antes que se me olvide subirlo jejeje.

Gracias por leer esta historia ya está en los últimos capítulos.

Pronto traeré una nueva adaptación, muchas gracias por el apoyo y sigamos dándole con todo al Stream de Cream Soda .

Nos leemos mañana.

El amor nos separará (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora