Capítulo 8

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Mientras Kyungsoo bebía el espeso líquido, no le pasó desapercibido el brillo de aquellos fríos ojos cafes que tanto lo tentaban y la astuta sonrisa de JongIn que le anunciaba que nada lo detendría a la hora de averiguar lo que quisiera.

Para su desgracia, algo le decía que el día que él consiguiera su revancha, no lo dejaría ir tan fácilmente como en ese momento. Más le valía estar preparado si eso ocurría. Pero no era tan fácil descubrir cuándo era su cumpleaños. No obstante, tendría que advertir a sus amigos y a su madre para que guardaran silencio, y rezar para que él no lo adivinara.

¿Por qué había tenido que desafiarlo una vez más? Sobre todo a su hinchado ego... Pero es que en el momento en que se despertó entre sus brazos y vio que lo abrazaba como si verdaderamente fuese lo más preciado para él, tuvo ganas de gritar lleno de frustración que todo era mentira.

Pero ¿qué hizo en cambio? Recogió su ropa en silencio y se dispuso a abandonarlo sin más, hasta que vio que en el vanidoso rostro de ese adonis había una sonrisa llena de satisfacción que sólo podía significar que se creía vencedor, de modo que no pudo evitar hacer algo para borrarle esa sonrisa que tanto lo irritaba.

Por desgracia, ahora JongIn sonreía de nuevo, pero esta vez con expectación ante lo que se avecinaba.

-¡Dios, que nunca descubra cuándo es mi cumpleaños! Si no, estoy perdido -rogó Kyungsoo en voz baja, antes de ver cómo, muy decidido, él salía por la puerta.

-El veinticuatro de febrero.tenemos una cita -anunció JongIn, triunfante, mientras Kyungsoo cerraba la tienda.

Había logrado que su padre le enseñara los archivos personales de Kyungsoo que se guardaban en el House Center Bank.

-¿Ah, sí? ¿Desde cuándo? -se burló él, alzando impertinentemente.una ceja.

-¿Acaso no es ése el día de tu cumpleaños? -preguntó JongIn sarcástico, decidido a que él admitiera su derrota.

-No. Ése es el día que consta en todos mis documentos personales, pero no es el día en que nací. En la inscripción de mi nacimiento hubo un error que mis padres no corrigieron, así que, aunque ése sea el día oficial, no es el correcto -le informó Kyungsoo, borrando la sonrisa con la que prematuramente JongIn celebraba su victoria.

-¡No me jodas! Entonces, ¿cómo demonios voy a averiguar cuándo es?

-¡Oh, pobre! ¿Esperabas que fuera fácil? -ironizó Kyungsoo, acariciándole compasivo la mejilla, mientras él lo fulminaba con la mirada.

-Eres odioso-masculló entre dientes -Entonces, ¿me odias ya? -preguntó él hábilmente, buscando su rendición.

-No, Kyungsoo, al contrario: te deseo.
Te deseo tanto que cuando consiga averiguar cuál es el maldito día de tu
cumpleaños no te dejaré salir de mi
cama en una semana -afirmó JongIn, cogiendo la delicada mano que segundos
antes lo había acariciado, para besarla
con delicadeza, reafirmando así su
declaración.

-¡Oh, qué palabras tan dulces! - comentó él irónicamente, ante su poca sutileza a la hora de expresar sus deseos -. Ni flores, ni dulces, ni empalagosos peluches: una simple orden y esperas que te siga como un inocente corderito hacia el matadero. Si es así como conquistas a tus amantes, tengo que decirte que las personas con las que sales son idiotas.

-Pero, Kyungsoo... me sorprendes. Creía que tú no eras de esos donceles que ansían ese tipo de halagos -lo provocó JongIn ante sus impertinentes palabras.

-Y no los quiero. Esa clase de regalos apestan. Pero tampoco quiero que me ordenes meterme en tu cama como si yo fuera un muñeco hinchable.-replicó el enfadado.

-No te preocupes, a partir de ahora te cortejaré como se debe: flores, bombones, peluches, serenatas... - anunció JongIn con una burlona sonrisa que le advertía de lo que se avecinaba. -¡Ni se te ocurra! -le prohibió Kyungsoo tajantemente.

-¿Cuándo es tu cumpleaños? -le
pidió decidido.

-No pienso decírtelo -declaró él con rotundidad.

-Entonces, adiós, Kyungsoo - contestó JongIn-. ¡Ah, por cierto! Mañana serán rosas -anunció alegremente. Mientras se alejaba lentamente hacia su coche, unas cuantas decenas de maldiciones resonaron a su espalda.

-¡Ni se te ocurra, JongIn, te lo advierto! -lo amenazó Kyungsoo. Para su desgracia, la respuesta de él fueron unas sonoras carcajadas. A la mañana siguiente, Kyungsoo encontró su tienda atestada de rosas.

Ése podría ser considerado un gesto
romántico por casi cualquier mujer o doncel, si no fuera porque las numerosas flores le impedían entrar en su negocio. Tras intentarlo por enésima vez, finalmente los bruscos empujones dieron resultado y pudo abrir Love Dead, llevándose por delante en el proceso alguna que otra docena de esas hermosas flores.

En cuanto estuvo dentro de la tienda, se abrió camino a pisotones, seguida de cerca por sus trabajadores. En unos instantes, logró atravesar aquella empalagosa selva aromática y llegar al mostrador, desde donde se volvió con brusquedad fulminándolos a todos con la mirada, buscando entre ellos al traidor que había sucumbido a los encantos del adonis.

-¿Se puede saber cuál de vosotros es el renegado que ha dejado entrar a ese hombre en mi tienda? -exigió saber, furioso.

Todos se miraron entre sí en busca del conspirador, hasta que una delicada
mano de doncel se levantó lentamente,
avergonzado por haber sido engañado
con tanta facilidad por una cara bonita.

-Me dijo que quería tener un gesto romántico contigo, que tú se lo habías pedido y que serían sólo unas flores -confesó , arrepentido, sin poder dejar de excusarse ante sus compañeros-. Te juro que nunca pensé que haría algo como esto...

-Déjalo, Baekhyun. A partir de ahora debéis tener en cuenta una cosa: que ese hombre es muy listo y, a pesar de su apariencia, puede llegar a comportarse como el mismísmo diablo.-les dijo Kyungsoo, advirtiéndolos del peligro que podía suponer Lee JongIn.

-Bueno, ¿y qué hacemos con todas estas flores? El almacén está a reventar y así no se puede trabajar -preguntó Barnie, molesto por la jugada de JongIn.

-Esperad un segundo -pidió Kyungsoo a sus empleados mientras se dirigía hacia la cafetera. Se sirvió con tranquilidad una taza y, tras beber unos cuantos sorbos, su mente al fin se despertó del aturdimiento de la mañana y una perversa sonrisa.asomó a sus labios.

-Agnes, creo que lo mejor será dejar esto en tus manos.

Esto apenas empieza muajajaja.

Pelea, pelea, pelea jejeje.

Gracias por leer y pos sus estrellitas. Comenten que tal les parece la historia.

Nos leemos mañana.

El amor nos separará (Kaisoo)Where stories live. Discover now