Capítulo 8.3

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—¡Señor, tenemos un problema! — dijo alarmado uno de los nuevos empleados de Eros. Mark parecía un buen chico, un trabajador muy dispuesto ante los quehaceres de la tienda, pero para su desgracia, era un alarmista: todo lo que ocurría se convertía en un problema, ya fuera que se había fundido una bombilla o que se había terminado un rollo de papel higiénico.

JongIn lo siguió, resignado a enfrentarse a otra de sus falsas alarmas, cuando vio una decena de cajas con el eslogan de Love Dead.

—Las has abierto, ¿verdad? — preguntó JongIn maliciosamente, al ver cómo su empleado comenzaba a perder los nervios.

—Sí. ¡Es algo grotesco y sin sentido! Al principio he pensado que era un error del proveedor, pero tras llamarlo lo he desestimado. Creo que deberíamos llamar a la policía. ¡Sin duda, esto es cosa de un acosador! — conjeturó Mark, mirando inquieto a todos lados.

—¿Qué había dentro, Mark? — tanteó JongIn, en busca de una respuesta que le sirviera.

—¡Cuarenta y nueve cabezas de ositos de peluche que al parecer han sido arrancadas con bastante salvajismo!

JongIn sonrió ante la agresiva respuesta de Kyungsoo. Al parecer, de todos los regalos que le había enviado hasta el momento, los bombones habían sido los únicos recibidos de buen grado. Aunque aún no le quedaba claro si por él o por sus empleados.

—No te alarmes, Mark, sólo es una broma de mal gusto que me ha hecho un doncel con el que salgo —comentó JongIn, sin darle demasiada importancia.

—Señor, si me permite preguntárselo, ¿con qué clase de donceles sale usted?  curioseó el joven.

—Con ése. —Y señaló a través de uno de los escaparates de su local la adorable figura de su némesis. El joven Mark observó curioso la tienda que se encontraba enfrente de Eros. A pesar de su llamativo letrero y sus sugerentes escaparates, no fue capaz de averiguar a qué se dedicaba.

Prestó una especial atención al doncel que su jefe había señalado. A primera vista no parecía nada especial. De hecho, era muy normal en comparación con las y los modelos con las que aquel famoso personaje acostumbraba a salir en las revistas.

Oyó cómo su jefe se carcajeaba a su lado y no comprendió el motivo de su risa hasta que vio cómo el pequeño doncel arrastraba hacia el escaparate un horrendo oso que lo doblaba en tamaño y lo ponía en un lugar estratégico, para que ellos pudieran verlo constantemente. Luego colocó un cartel en el regazo del oso que decía «¡Te odio!».

—Señor, creo que no debería hacerse ilusiones con ese doncel— comentó el joven, preocupado por el optimismo de su jefe.

—No te preocupes, Mark, ellos son siempre así de cariñosos.

—¿A quiénes se refiere, señor? — indagó Mark, empezando a lamentar haber aceptado tan rápido aquel trabajo, por muy bueno que fuera el sueldo.

—¡Oh! A nuestros vecinos, por supuesto. No te preocupes, no tardarás mucho en conocerlos y entonces desearás no haberlo hecho nunca —le explicó JongIn alegremente, dándole un motivo real del que preocuparse.

—Señor, ¿se puede saber a qué se dedican? —inquirió el joven, inquieto, mientras veía a un hombre disfrazado de Freddy Krueger salir de la tienda con una caja de bombones aplastada.

—¿Ellos? Se dedican a entregar mensajes a otras personas. Lo que ocurre es que los suyos, como puedes comprobar, son un tanto singulares — respondió JongIn, señalándole el oso del escaparate, que ahora estaba colocado de tal forma que mostraba un insultante y obsceno gesto con sus pezuñas, a la vez que seguía sosteniendo el cartel.

El amor nos separará (Kaisoo)Where stories live. Discover now