Capítulo 22

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Kyungsoo estaba tumbado tranquilamente
en el sofá, leyendo uno de los libros sobre el desarrollo del bebé que JongIn le había mandado, pero apenas podía leer una línea, porque no podía dejar de pensar en JongIn y en su respuesta ante la noticia de que iba a tener un hijo.

Después de revelarle que estaba embarazado y de huir como un cobarde, había vuelto a casa de su madre lleno de miedo y dudas sobre la posible respuesta de un hombre que había jugado con su corazón. Jia le dijo que JongIn había llamado y le habló de sus intenciones de casarse con él.

Kyungsoo sabía que si un hombre como él le proponía matrimonio, sólo era por el bebé. Si no estuviera embarazado, seguro que no volvería a llamarlo siquiera y que olvidaría muy pronto su número de teléfono. Por lo menos no había dudado de su paternidad y, a juzgar por los numerosos regalos que comenzaron a llegar el día después de que recibiera la noticia, le gustaba la idea de ser padre.

Lo más inquietante era que JongIn no
le mandaba ningún regalo a él, nada de
asfixiantes ramos de flores, ni empalagosos peluches. Comprendía que él no existía para JongIn, y que la idea de matrimonio que había dejado caer frente a su madre era sólo una excusa para obtener el apoyo de ésta, ya que a él  no le había hablado de eso en ningún momento.

Ya había pasado una semana desde que JongIn se enteró de lo del embarazo y
ni siquiera lo había llamado. Todas sus
atenciones y sus ostentosos regalos eran
únicamente para su hijo y Kyungsoo tenía que admitir que eso lo hacía sentirse un poco celoso. Nunca pensó que llegaría a echar tanto de menos su atención, o su brillante sonrisa, o sus bonitos ojos, que no hacían otra cosa que desafiarlo a cada instante.

También añoraba sus apasionadas discusiones, que casi siempre acababan
conduciéndolo a sus brazos. Por lo que
le habían contado sus compañeros de
Love Dead, la «señorita Lapa» había ido una y otra vez con sus empalagosos dulces, pero JongIn la rechazaba siempre amablemente, aunque se le notaba que empezaba a perder la paciencia.

¿Qué debía hacer? Tal vez sería buena idea volver y enfrentarse a él cara a cara para resolver sus problemas; debían arreglar sus diferencias por el bien de su hijo. Pero temía derrumbarse en cuanto lo viera.

Le aterrorizaba saber que le perdonaría el inmenso dolor que le había causado, porque lo amaba, y lo más seguro era que aceptara sin dudarlo su propuesta de matrimonio, cometiendo con ello el mayor error de su vida, porque todavía no sabía si las palabras de amor de JongIn eran ciertas o sólo otra de sus mentiras.

Se encontraba absorto en sus pensamientos, cuando llamaron al teléfono. Por unos segundos, pensó si debía responder o no. Llevaba días sin recibir llamadas de JongIn y tampoco le había dejado aquellos interminables mensajes en su buzón de voz.

Como muy pocas personas de su entorno tenían el número de casa de su madre, lo más probable era que fuera una llamada de ésta antes de salir del trabajo, preguntándole si quería algo especial para la cena. Kyungsoo se decidió a contestar. Al hacerlo, le extrañó oír la chillona voz de su tía Min.

—¡Hola, querido! Tu prima quiere saber si el día catorce puede llevar acompañante y si el vestido debe ser largo o corto.

—¿De qué narices estás hablando, tía Min? —preguntó Kyungsoo, confuso.

—¡De tu boda, niño! ¡No me digas que lo has olvidado! ¡Seguro que es por el aletargamiento del embarazo!

—¿Quién te ha dicho que estoy embarazado?

—¡El padre, por supuesto! En el instante en que recibimos la invitación para el casamiento, llamamos al número que se adjuntaba para confirmar nuestra asistencia, y cerciorarnos de que no era una broma, claro. JongIn nos explicó muy amablemente que él era quien lo estaba organizando todo, porque en tu estado no quería que te estresaras...

El amor nos separará (Kaisoo)Where stories live. Discover now