Capítulo 10.2

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—Señor, ¡creo que tenemos un problema! le dijo Mark a JongIn, mientras le entregaba una docena de globos con la figura de un dedo un tanto insolente.

—¿Venían con alguna nota? — preguntó él, sabiendo sin lugar a dudas quién era la l persona que le felicitaba tan cariñosamente ese día.

—No, señor, pero ¡creo saber de quién pueden ser!

—No te preocupes, Mark, si esto es todo lo que puede hacer hoy, es que está demasiado ocupado —sentenció JongIn, descartando los temores de su empleado.

—Pese a todo, creo que debería ver un cartel que hay enfrente…

—No me interesa nada más de lo que haga ese insufrible doncel. Ahora estoy demasiado ocupado como para prestar atención a sus rabietas.

—Pero, señor, es que…

—Mark, muévete y ve a atender a los clientes —cortó JongIn la conversación. Los globos con forma de un desafiante dedo corazón no dejaron de llegar en toda la tarde. JongIn se deshizo de algunos, pero otros aparecieron como por arte de magia en su despacho, en la trastienda, en el baño, en toda su tiendas... Su fiesta acabó finalmente llena de esos irritantes globos.

—Pero ¿qué demonios es esto? — gritó furioso, apartando aquellos ultrajantes presentes de la silla de su despacho.

—Creo que una estratagema publicitaria que tal vez usted debería ver, señor  insistió Mark, señalando una vez más el cartel que ñ Love Dead tenía en el escaparate. Sobre una cartulina negra, en llamativas letras blancas, vio escrito: «¡Si superas los veinte dólares de compra en nuestros productos, nos aseguraremos de que el famoso playboy dueño de la tienda Eros reciba uno de nuestros globos Pienso en ti!».

—De acuerdo, Do Kyungsoo, ¡a esto pueden jugar dos! —exclamó JongIn, mientras se alejaba hacia su almacén en busca del material indicado para contraatacar. «Si estás enamorado, toca el claxon y recibirás un regalo» fue el cartel que él colocó en su escaparate, vengativamente, aumentando así el ruido ambiente.

El día de San Valentín finalizó sin más contratiempos. Los empleados de JongIn se habían marchado después de despedir al último cliente, los músicos, que recibieron una suculenta propina de su parte, emigraron al centro, donde se celebraban distintos festejos de San Valentín.

Sólo le quedaba cerrar la tienda y marcharse a casa. Por la mañana temprano, la empresa de limpieza lo dejaría todo como nuevo, así que no había por qué preocuparse de recoger nada. Miró su teléfono nuevamente y vio que no tenía llamadas de ninguno de sus examantes o amigas (os).

En ese preciso instante, JongIn se dio cuenta de que ese año sería el primer catorce de febrero que pasaría solo. Nunca le había gustado pasar ese día en soledad, así que siempre se rodeaba de hermosas personas. Pero ahora hacía dos años que no celebraba esa fiesta en condiciones, precisamente desde el momento en que conoció a aquel doncel que lo estaba volviendo loco.

Tal vez probara a invitarlo a salir una vez más, o lo convenciera de que tuvieran una noche de sexo. Al fin y al cabo, el aún no se había marchado, y parecía estar esperando a alguien que no llegaba. ¡Como fuera ese Suho que lo tenía harto, le iba a dar una paliza! ¿Y si era algún otro hombre? No, desde que él lo trataba, nunca lo había visto salir con nadie, y con su agresivo carácter era imposible que tuviera una cita. No obstante…

Los pensamientos de JongIn fueron interrumpidos por la aparición de un hombre que intentaba desesperadamente entrar en la tienda.

—Lo siento, señor, hemos cerrado —le dijo JongIn, abriendo la puerta.

—¡Por favor, se lo ruego, es el cumpleaños de mi hijo! ¡Se me ha hecho tarde y ya no hay nada más abierto! ¡Como llegue tarde y sin ningún regalo, se enfadará!

El amor nos separará (Kaisoo)Where stories live. Discover now