FORMULA HEART || Charles Leclerc

Leclerc, Sainz, Agnelli (67)🏎

Singapur fue una bocanada de aire fresco luego de pasar meses en el infierno. Todos queríamos podio para los dos, y claro que me hubiera encantado que Charles ganara esa carrera, pero Carlos lo hizo excelente también. Tomamos literalmente la única oportunidad de la temporada de vencer a Red Bull y no la desaprovechamos.

Carlos trajo consigo el único trofeo de victoria que veríamos esa temporada, todos lo sabemos, solo que nadie lo dice en voz alta. Pero es algo obvio para todos los equipos, es por eso que todos estaban dándolo todo; todos querían esa oportunidad de ganar, sabiendo que sería la única.

En circunstancias normales, Charles hubiera estado algo frustrado por no haber conseguido podio, pero creo que el hecho de habernos reconciliado justo antes de la carrera ayudó bastante a su estado de ánimo, entonces se limita a estar feliz por su amigo y cooperar para las dinámicas que el equipo tiene preparadas. Y en adición a eso, propuso, completamente de la nada, pasar todos unos días en Mónaco para relajarnos antes de la próxima carrera en Qatar. Invitó a mi papá y a Lauren, a la familia de Carlos y a sus amigos de la infancia.

Se ve muy emocionado por eso, y me pone feliz a mí. Dijo que sería como los viejos tiempos, pero no de hace dos años cuando volvimos a hablarnos, sino cuando éramos niños y contábamos los días para ir a su casa en Mónaco durante el fin de semana. Eso será bueno para todos, un merecido descanso luego de días tan estresantes.

(...)

La casa de su mamá me encanta. Siempre me pareció muy acogedora. Arreglada con adornos dorados y carritos a escala en las ventanas. Fotos de los 3 hermanos Leclerc en cada mueble, y unas cuantas más de ella con Hervé colgadas en las paredes.

Escucho que Charles habla por teléfono en francés, y por ese breve instante deseé no hablarlo también yo, porque me parecería súper sexy simplemente escucharlo sin entender lo que dice.

-Pasta, muchísima. Vinos, pan para hamburguesas, carne, refrescos...- cubre el audífono de su celular para preguntarme si quiero algo en específico yo, pero le digo que no es necesario. Ya suena a demasiada comida de todas formas, pero me dedica una mirada incrédula antes de retomar la conversación- Y pastel de chocolate, a mi novia le encanta. Gracias!

-Gracias a ti.- le digo antes de dedicarle mi atención a las fotos colgadas en el pasillo que dirige a su cuarto de la infancia.

Muchísimas fotografías de él usando sus primeros trajes de piloto, o de él con su padre. Me parece precioso el hecho de que todo mundo conozca las típicas 3 fotos de Charles con su papá, pero aquí hay muchas que su mamá (ni ellos) jamás han publicado. Se siente más íntimo todo.

-Qué bonito eras.- digo viendo en específico una donde está usando un traje amarillo. Increíble que ya haya concretado el sueño que persiguió desde que era niño.-Pareces un patito. 

-¿Era?

-Ajá... ahora no estás nada mal. Pero recordemos que me empezaste a gustar...- busco con la mirada alguna fotografía de la época en que nos conocimos.- Aquí. Justin Bieber realmente tuvo un gran impacto en ti como para que decidieras usar ese estilo de cabello. ¿Considerarías regresar a él?

-Creo que te gusto más así.- dice abrazándome por detrás, descansando su mentón en mi hombro.- Pero es bonito recordar, sí. Ahí estás tú.- señala una foto donde estamos él, Carlos y yo sentados, comiendo durante nuestro break de karting.- No puedo creer que tus papás te hayan dejado salirte de la escuela para que estudiaras junto a nosotros.

-Bueno, terminé graduándome de Harvard, mala decisión no fue.

Tardamos como 10 minutos en recorrer ese corto pasillo, recordando viejos tiempos y riéndonos del contexto en que muchas de las fotos fueron tomadas, pero su cuarto está igual a como lo recuerdo. Carritos en todos lados, trofeos y medallas adornando cada rincón. Su colcha del Rayo McQueen y cojines en forma de neumático. Charles siempre estuvo destinado a esto, a esta vida, este trabajo. Il predestinato no solo de Ferrari, también mío.