Endings, begginings - (Epílogo)🏎

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The history book on the shelf is always repeating itself...

***


El monegasco no sabía qué hacer. De pronto se encontraba en una posición complicada porque daría lo que fuera para salir de ese problema sin herir los sentimientos de su hijo menor.

Al menos durante un par de meses todavía lo era. Dentro de poco sería otra historia.

El pequeño lo miraba sentado al borde de su cama, con sus pies balanceándose adelante y hacia atrás en espera de una respuesta por parte de la persona que admira con todo su corazón, pero Charles no sabía qué responderle, así que trataba de ganar tiempo yendo de un lado a otro en la recámara acomodando cosas que no estaban fuera de lugar, aunque significaba una pérdida de tiempo, porque el menor de su descendencia era tan perspicaz como él lo había sido también a su edad.

Disfruta del automovilismo también, es bastante obvio para cualquiera que ponga un pie en su cuarto, pues se habían encargado de adornarlo con todo lo relacionado al equipo italiano al que tanto desea pertenecer algún día. Pósters, tarjetas, peluches, trofeos. Claramente, lo más importante para el pequeño eran las cosas que le regala su papá, pero esas no están a la vista. Prefiere mantenerlas en privado, como un pequeño secreto entre los dos.

— Mi mamá dice que nos quieren por igual, que no tienen favoritos. — comenta luego de darse por vencido ante su padre y caer en cuenta de que no sería él quien retomaría la conversación.

— Exacto, no los tenemos.

— ¿Entonces por qué Maddie sí puede y yo no?

Charles se pone en cuclillas frente a él, acariciando su cabello y viéndose reflejado en los ojos de ese niño al que tanto adora. Le recordaba a él mismo en todos los sentidos, su propia mamá lo había reconocido hace un par de meses que los había cuidado al pasar unos días en Mónaco. Y a Charles eso le encantaba, es como hablar consigo mismo cuando era pequeño.

— Jules, ya te lo hemos dicho: no tienes edad aún. En un año podrás participar tú también, hijo, pero eres muy pequeño todavía. Vas a poder competir y ganarles a todos en mucho menos tiempo del que te imaginas, ¿okay? Mientras, prometo enseñarte todo lo que sé.

El pequeño no solo se le parecía en su forma de ser, pero también en lo físico, porque era como verse en un espejo. Con esos ojos verdes que parecían ser los suyos propios puestos en una versión pequeña de él, y su cabello acomodado de forma natural como solía tenerlo.

Es una réplica, de eso no hay duda. Incluso su personalidad es muy parecida, y su risa también.

— ¿Lo prometes? — Jules extiende su dedo meñique hacia el monegasco, pues había aprendido esa nueva forma de forjar promesas hace un par de semanas y ahora la usaba para todo.

— Te lo prometo. — replica correspondiendo el gesto. — Pero tienes que cambiarte ahora, ¿de acuerdo? Esa pijama de Ferrari es bonita, pero no adecuada para hoy, ¿sí?

— Sí, okay.

Lo despeina con una sonrisa al ayudarlo entonces a sacar la ropa de sus cajones. Él y Alice los habían acostumbrado a elegir sus propios atuendos para darles un poco de libertad dentro de lo que cabe, teniendo como resultado que en muchas ocasiones se pusiera colores o patrones que no combinan, pero esta vez decidió no complicarse y ponerse un jersey de ese equipo rojo que tanto admira.

Charles lo carga entre sus brazos y lo sube al lavabo de su baño para peinar su cabello, aunque ya conocía la respuesta de antemano.

— No me quiero peinar, papi. Me gusta así. — pide con los brazos cruzados sobre su pecho.

FORMULA HEART || Charles LeclercWhere stories live. Discover now