FORMULA HEART || Charles Leclerc

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Traté de no perder la cabeza cuando vi a Charlotte abordar el jet junto a nosotros. ¿Charles la había invitado? ¿Qué hace aquí?

Meses preguntándome a qué estaba jugando yo, ¿cuándo él literalmente se despertó a mi lado y ahora veo a su ex novia o lo que sea aquí, con él?

No me separé de Daniel y Lando al subir al avión, porque hay 3 chicos presentes que están esperando cualquier momento a solas para hablar conmigo y necesito mi café primero.

-Es bueno saber que después de Charles, Carlos y Max, somos tu mejor opción, realmente estoy conmovido.- Dan se llevó la mano al pecho.

-Es cierto. Un día nos volvimos cercanos y jamás volviste a salir conmigo de nuevo.- se quejó Lando.

-Toda la razón. ¿Por qué no vamos al arcade un día de estos? Nunca pudimos ir.

-Me agrada la idea. ¿Dan puede venir?

Reí.

-Por supuesto.

La tensión es palpable, las cosas son incómodas y sé que no solo tiene que ver conmigo; nadie dice nada porque el audio de Max y la entrevista post carrera de Checo se filtraron rápidamente.

No puedo creer que las cosas estén incómodas entre 5 personas y yo... 4 de ellas presentes en este vuelo.

Con Charlotte por obvias razones. Max porque ha querido hablar conmigo desde ayer, con mi papá porque decidí que estoy más molesta con él que con cualquier otra persona, y es por eso que decidí no regresarme con él, Carlos por haberme ocultado todo, y Charles... de hecho creo que ya estoy bien con él, increíblemente. Pero sigue siendo incómodo porque después de todo lo que le pasó este fin de semana, tengo que actuar como si nada hubiera pasado.

Checo se sentó casi al final, con audífonos e ignorando por completo a Max. No lo juzgo.

El resto de los pilotos repitieron lo mismo que la vez pasada; se apresuraron a beber y poner música en cuanto abordaron el avión.

-Hey, ¿puedo hablar contigo?.- Max me tomó del brazo.

-¿Puede ser luego? Búscame al aterrizar, te prometo que sí, pero solo quiero...

-Sí, no te preocupes. ¿Estás bien?

Asentí.

-Bien, te llamo entonces.

Todos están extrañamente callados hoy, y no puedo evitar pensar que es por mí.

Quiero dormir todo el vuelo, ponerme mis audífonos y hacerme un ovillo para no tener que pensar en cómo lidiar con mi papá cuando regresemos a Maranello. O tal vez no necesite verlo. Ya no tengo trabajo y la temporada está a punto de terminar, puedo ir a Nueva York o Los Ángeles por un par de días para pensar cosas.

Pero Carlos se sentó en el asiento frente al mío, y no hizo ningún esfuerzo por desviar su mirada hasta que lo miré también.

-¿Se te perdió algo?

-Mi amiga, ¿la has visto?

-¿Tu amiga, amiga, o la chica a la que te pidieron vigilar? ¿O a cuál te refieres?

-Joder, Alicia, eres insoportable.- se dejó caer en el respaldo de su asiento.

-Y aún así tuviste que aguantarme durante casi un año solo porque tu jefe te lo pidió. Eres un gran soldado, Carlos, ya puedes descansar.

No respondió nada, pero me miró durante un buen rato hasta que tuve suficiente.

-Eso es acoso, ¿sabías?