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Ya le había enviado el mensaje a Diego y si, me regañó pero lo tuvo que comprender. Pues nuestra tía Florencia era así de mente cerrada y de seguro tenía unas buenas causas ante su decisión.
Detuve el coche y miré a Olivia, quien se sujetaba el borde de su vestido de forma nerviosa.
- Bien. Ya dejé a cada una de mis amigas a su casa, solo faltas tu así que dime. ¿De que quieres hablar?...
- ¿Me odias?.- su pregunta me tomó de sorpresa.- ¿O por qué no me diriges la palabra o tan si quiera la mirada?.
- Odiar es una palabra fuerte así que no te odio. Simplemente no te tolero. Eres muy inocente como para ser una de mis amistades.- mentí.
- ¿Que debo hacer para ser tu amiga?.- lo pensé.- Haría lo que fuera, ya no soporto tu indiferencia.
- Nada, la verdad es que yo tampoco puedo estar enojada contigo. ¿Amigas?.- extendí mi mano hacia la de ella.
- Amigas.- estrechó su mano con la mía.- Tu mano está fría.- admitió.- Me gusta como se te ven tus anillos. Tus dedos son largos...largos y delgados.- murmuró de forma rara.
- ¿Gracias?.- contesté confundida.
¿Me perdí de algo?.
- Bueno, hora de llevarte a tu departamento.- encendí nuevamente el auto.
Bueno, es una gran avance. Tal vez y tenerla como amiga, iba a cambiar mi concepto al igual que dejarla de ver cómo algo más. Olvidaré este enamoramiento y me enfocaré más en mis estudios junto con el básquet.
[🏀] Al día siguiente »
- ¡Si, a eso me refiero!.- gritó la entrenadora emocionada de mi anotación en la canasta.- Chica, eres dinamita.- bromeó conmigo.- ¿Quién te enseñó a jugar así?.
- Mi abuelo es mi modelo a seguir. Y tuve un entrenador que me apoyó en todo momento y me ayudó a perfeccionar los tiros.- admití con una sonrisa mientras tiraba otra vez la pelota sin ver y logrando otra canasta perfecta al igual que una mirada de asombro de la entrenadora.
- Contigo tengo asegurado los pases a las olimpiadas contra las otras universidades.- sus ojos brillaron de la emoción.- Estamos reclutando nuevas estrellas así que tú me ayudarás. ¿Que te parece?.
