Dragon Ball Super: Capítulo 80

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"Dejaló atrás"

La máquina del tiempo aterrizó en el mismo lugar que la vez anterior, siendo recibidos por uno de los soldados de la resistencia que esperaba por el regreso de Trunks.

El muchacho del futuro estaba ansioso por saber en donde se encontraba la saiyajin, por lo que inmediatamente preguntó por ella; sin embargo, las noticias que le esperaban no eran muy gratas, pues al parecer luego de que ellos puedan regresar nuevamente al pasado, Gine se había desmayado por la perdida de sangre de la herida que se hallaba en su cabeza que se había ocasionado cuando Black la estrelló contra el piso.

Rápidamente todos se dirigieron hacia aquel refugio. Al llegar, Mai los recibió y guió hasta el lugar en donde se encontraba la pelinegra, la cual estaba tendida encima de unas sábanas y con una tela manchada de sangre que le rodeaba la cabeza.

Trunks la sostuvo con delicadeza y le pidió a Goku que le entregara una semilla del ermitaño; este sin dudar se la entregó para ver como el de ojos claros masticaba la semilla y juntaba sus labios con los de su hija.

– ¡Ay, Trunks! Vi que pegaste tus labios con los de Gine.

Vegeta, incrédulo, se giró hacia su rival – ¿De verdad tú no lo has hecho?

– ¿Eh? Pero por supuesto que no.

– Pero si ya estás casado.

– ¿Y qué? ¿Eso y esto tienen algo que ver, Vegeta?

– Es... olvídalo.

– No entiendo, ¿acaso eso es normal?

Luego de eso el silencio en el lugar se hizo presente, habían pasado varios segundos y no se hallaba reacción ninguna por parte de la saiyajin.

Trunks en su desesperación, le quito la tela que cubría su cabeza para poder ver la herida que estaba bastante prolongada, pero se cerraba muy lento. No era normal, la semilla del ermitaño tenía que haber hecho efecto al instante.

– No entiendo. ¿Por qué no reacciona?

Goku también comenzaba a preocuparse, jamás había observado que el efecto de las semillas tardarán tanto, incluso cuando se trataba de heridas graves.

Bulma y Vegeta intercambiaron una mirada de desconcierto. La mujer se paró y pidió que la gente que se encontraba alrededor haga un espacio, luego de eso, tiró una cápsula y de esta salió unas máquinas que eran rodeadas por cortinas de hospital.

– Trunks, trae a Gine a la camilla y déjala con cuidado.

– ¿Desde cuando eres doctora, Bulma? – preguntó su mejor amigo.

– Cállate. Por si lo olvidas, soy una genio. Y también lleve un curso en línea sobre algo.

– ¿Crees que esté bien? – preguntó su hijo.

– Claro que sí, confía en mí, todos estarán bien.

】【

Son Gine abrió los ojos de golpe, se estaba sintiendo cómoda en aquel colchón que se encontraba bajo su espalda y eso era demasiado sospechoso para ella, sin embargo, un sentimiento acogedor y de paz se esparció en su interior, obligándola a no querer levantarse de aquel lugar.

Estuvo varios minutos observando el techo blanco que estaba sobre ella. Le resultaba familiar. Muy familiar para su gusto. El sonido de un golpe la alarmó; automáticamente su cuerpo se levantó, se puso en guardia y miró a todos lado esperando un ataque.

Pero nada ocurrió.

El golpe se volvió a repetir. Esta vez, miró con más tranquilidad su alrededor. Estaba en su habitación. La habitación que le había pertenecido cuando era niña.

Una Guerrera - Son Gine Where stories live. Discover now