Skyler se quedó un poco pensativa, analizando mi historia.

—¿Estás bien? —me tomé el atrevimiento de tomarle las manos.

Posó su mirada en la mía y me regaló una pequeña sonrisa.

—Sí, estoy bien —respondió.

—¿Segura?

—Sí, claro, solo estaba pensando.

—¿Puedo saber en qué pensabas?

Sus mejillas se tornaron coloradas.

—Bueno... es que yo... quiero algo. Ahora.

Sé que estaba fuera de lugar, pero se me pasó un pensamiento erótico por la mente. La imaginé desnuda frente a mí, debajo de mí, encima de mí.

—Cuéntame —alejé esos pensamientos de mi mente.

Skyler

Me moría de ganas de que Chase me besara. Era algo que afloraba en mi interior y no podía controlarlo. Habíamos quedado en que nada pasaría entre nosotros todavía, que primero nos enfocaríamos en ser amigos y en solucionar más temas, antes de empezar a hacer cosas de novios, pero esa regla se volvía cada vez más complicada de seguir.

En lugar de besarlo, iba a pedirle que él se quedara a dormir conmigo. Sé que era mucho dejarlo que se quedara a dormir, pero era tarde y no quería que él se fuera. Chase podía dormir en una punta y yo podía dormir en la otra, sin tocarnos, sin rozarnos, sin nada. Simplemente, dos amigos en una misma cama. Jason y yo hacíamos eso cuando uno de los dos se quedaba a dormir en la casa del otro, así que Chase y yo podíamos hacer lo mismo.

—¿Te quedarías a dormir aquí? —pregunté.

Noté la sorpresa en los ojos de Chase, pero me apresuré a aclarar que esto solo era como amigos, para que no pensara mal.

—Pero como amigos, claro. Tú en un costado, yo en el otro. Como cuando Jason se queda a dormir aquí conmigo.

Chase elevó las cejas.

—¿Jason se queda a dormir en la misma cama que tú?

—Sí.

—¿Por qué?

—¿Qué tiene de malo?

Okey, noté sus celos. Hace mucho que esto no pasaba. Fueron dos momentos de celos en una sola noche.

—Nada... lo siento. Solo me sorprendió.

—¿Te has puesto celoso? —me reí.

—No me molestes —se avergonzó.

Chase avergonzado era hermoso.

Tuve el impulso de besarlo, supongo que por los recuerdos de cuando lo hacía. Pero me quedé en mi lugar, quieta.

—¿Estás segura de que quieres que me quede?

—Claro, cambia de tema —lo molesté, sonriendo.

—Skyler —se quejó, tapándose la cara.

—Te ves bien cuando te sonrojas —tenía que hacer el cumplido.

—No hagas eso, déjame en paz —sonrió, nervioso.

—¿Te quedas? —reí.

—Si estás segura de que me quede, sí. Sabes que no me negaré a eso.

—Quédate. Pero las manos en su lugar —advertí. Pero claro que me moría de ganas de que sus manos no estuvieran en su lugar.

En serio, esto cada vez era más difícil.

Atracción destructiva +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora