Capítulo 110 (Oliver)

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La habitación en la que tenían a Aitana estaba rodeada de aparatos e instrumentos médicos, ella estaba recostada en una camilla con sus piernas flexionadas sobre unos sostenedores de metal, le colocaron epidural para evitar que el dolor fuese más intenso, el sudor aparecía con frecuencia en la frente y una enfermera se encargaba de limpiarle mientras que los demás se preparaban para recibir a Nadine.
Había hablado con los padres de Aitana, con Acacia y Axel, además le había avisado a Valentín, dijeron que vendrían enseguida a excepción de Axel que se quedaría cuidando al pequeño Fabián que se encontraba durmiendo.
Sentía que mis piernas se quedaban sin fuerza pero aún así trataba de ser aquel en dónde mi chica pudiese sostenerse, estaba totalmente cubierto con un traje de color azul que tocaba el suelo, además de un gorro del mismo color.
El doctor se acomodó entre las piernas de Aitana y levantó un poco la manta azul para poder comenzar, una enfermera se situó a su lado mientras sostenía toallas médicas desechables.
Médico: está lista para dar a luz, ha conseguido la dilatación necesaria.- me miró y yo asentí mordiendome el labio inferior, Aitana se quejaba con fuerza y las lágrimas salían por la comisura de sus ojos hasta llegar a humedecer los lóbulos de sus orejas.- muy bien, Aitana, ahora trabajaremos juntos para poder sacar a este hermoso bebé ¿de acuerdo?- ella no respondió, solo inhalaba y exhalaba mientras sostenía mi mano.- en cuánto yo te diga comenzarás a pujar ¿está claro?- claramente no recibió ninguna respuesta, el médico miró concentradamente.- ahora, Aitana, puja con fuerza.- ella me apretó la mano casi enterrando sus dedos en ella, con la otra se aferró a las sábanas y encorvo su espalda mientras pujaba, el sudor brotaba en su cuello, en su frente, en la punta de su nariz y sus mejillas estaban ruborizadas, esto le hacía ver el resto de la piel un poco pálida.
Enfermera: un poco más, Aitana, no lo succiones.- ordenó mientras asistía al médico con las cosas que este le pedía.
Fueron órdenes continúas que se repetían, Aitana se esforzaba para que Nadine ya pudiera salir pero al parecer esa fuerza aún no era suficiente, intentaba motivarla, diciéndole cosas que seguramente no podía escuchar debido a su concentración.
Oliver: vamos, mi amor, tú puedes, sólo un poco más.- ella me miró, mordió su labio y asintió mientras temblaba su barbilla, una enfermera se colocó a su lado y comenzó a presionar encima de su vientre haciendo que Aitana comenzará a gritar de dolor.- ¿pero que están haciendo?
Enfermera: es necesario para que el bebé baje de nuevo, no le estamos provocando ningún daño.- miré a Aitana, ella lloraba mientras se aferraba a las sábanas y pujaba con las fuerzas que no sé de dónde sacaba.
Médico: ¡está aquí, un poco más de fuerza, Aitana, ya casi!- mi pequeña lo hizo, gritó con fuerza mientras se encorvaba y entonces escuché el llanto de nuestra hija, ella se soltó sobre la camilla respirando con cansancio, sonrió con los ojos cerrados y entonces bese su frente.
Oliver: mi guerrera, te amo.- abrió sus ojos nuevamente y soltó las lágrimas que se habían acumulado en ellos.
Enfermera: ¿le gustaría cortar el cordón umbilical?- asentí con ilusión, me dirigí a dónde se encontraban, pude ver su hermosa carita, era tan pequeña, tan hermosa, pero entonces miré la sangre sobre la camilla y todo a mi alrededor comenzó a dar vueltas antes de poder cortar el cordón umbilical, de pronto ya estaba acariciando los zapatos médicos del doctor.
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Abrí mis ojos con pesadez y lo primero que logré ver fue a Aitana, aunque estaba un poco borroso aún, noté que me encontraba recostado en el sofá, me senté y entonces alguien me dió unas palmaditas en el hombro.
Gael: buenos días, dormilón.- ahora sí desperté completamente, el padre de Aitana estaba de pie a mi lado con las manos metidas en el bolsillo de su pantalón de mezclilla.
Aitana: amor, ¿cómo te sientes?- la miré ahora, me levanté al mirar que tenía a nuestra hija en los brazos, camine hasta que llegue a la camilla.- te presento a Nadine, nuestro gran amor.- sonrió con ilusión mientras elevaba un poco a nuestra hija, estaba durmiendo plácidamente mientras succionaba el pezón de Aitana, mis ojos se llenaron de lágrimas enseguida y tomé la pequeña mano de Nadine.
Oliver: es hermosa, cómo tú.- ella sonrió y me acarició la nuca, acaricié la mejilla regordeta de Nadie y no pude evitar sonreír cómo un estúpido.
Gael: te desmayaste en el mejor momento, Oliver.- burló a mis espaldas y entonces recordé lo que había sucedido, cerré mis ojos con fuerza sintiéndome avergonzado.- te trajeron en silla de ruedas, muchacho.
Oliver: era demasiada sangre, lo siento.- reí nervioso, Aitana soltó una risita que alimentó a mi alma.- no pude evitarlo, te pido perdón.
Aitana: está bien.- burló.- en ese momento me preocupe demasiado, el golpe sonó muy duro.
Gael: bueno, los dejaré para que disfruten juntos a mi nieta, tengo algunas cosas que hacer.- ambos asentimos, se acercó hasta donde nos encontrabamos y se despidió de ambas dándoles un beso en la frente, después me dió palmaditas en el hombro y se retiró.
Aitana: mi madre estuvo aquí, también Acacia y Axel, Valentín paso de contrabando unas galletas azucaradas especialmente para ti.- sonrió.- fuiste mi fuerza, te amo, Oliver.
Oliver: y yo te amo a ti, mi reina, ahora somos una familia, voy a luchar para que ustedes tengan todo lo que necesitan, además, haré hasta lo imposible para que sean totalmente felices.- le dí un beso cortó en los labios que ella enseguida correspondió, después miré a nuestra hija, me sentía la persona más afortunada de todo el mundo.

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