Parte 26 (Oliver)

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Hoy era mi cumpleaños, había recibido algunas llamadas de mis padres que preferí ignorar, esta vez no quería escucharlos, cada año me llamaban para felicitarme pero más que nada para recibir algún beneficio de mi parte, Axel aún no me había felicitado lo cuál me parecía extraño, mi prima no me responde las llamadas y ni siquiera los mensajes de buenos días que le envié, solo recibí un mensaje de mi tía Verónica, la madre de Acacia.
Axel se quedó conmigo la noche de ayer y creo que también se quedará hoy, según tiene problemas emocionales y su departamento no le ayuda mucho, acepte porque su compañía es divertida y este día me hará bien tenerlo cerca, antes de salir de casa, le hice el desayuno y le dejé puesta una película en la televisión para que se sintiera más cómodo.
Ahora me encontraba en el club organizando mi oficina, hace días que le tocaba limpieza y ahora me estaba encargando de ello, tenía una taza de café a un costado de mi computadora y un cigarrillo que se desgastaba entre mis dedos, he querido enviarle un mensaje a Aitana para saber cómo les va en su restaurante, pero al final me arrepiento y elimino el mensaje, además de que ella no me ha enviado ninguno a mí, eso me hace pensar que no tiene ganas de hablar conmigo de nada, incluso se olvidó de la cita que tendríamos el día de ayer, eso me terminó de confirmar su falta de interés, es mejor así.
Terminé de limpiar el escritorio y encendí mi portátil para distraerme un poco, afortunadamente ya había terminado todos los pendientes por hoy y realmente quería estar en el club toda la noche, sin embargo, tampoco tenía buen ánimo para hacerlo, solo quería ir a casa y dormir hasta que el sol me fastidie por la mañana, mi cumpleaños es una fecha muy poco agradable para mí y me quita las ganas de absolutamente todo.
Escuché unos golpes suaves en la puerta de mi oficina, según yo no esperaba a nadie hoy, apagué mi cigarrillo en el cenicero y me levanté de mi escritorio y abrí la puerta, mi corazón sabía lo que no me gustaba que hiciera, comenzó a palpitar cómo estúpido cuándo la miró, Aitana me sonreía desde el otro lado de la puerta, llevaba el uniforme del restaurante puesto y su cabello era un desastre.
Oliver: ¿qué haces aquí?- ella no espero a que yo le dijera que podía pasar, pasó por mi lado examinando cada rincón de mi oficina.
Aitana: vaya, tu oficina es tan grande y huele exageradamente a cigarrillo.- me miró sin borrar la sonrisa y me rodeó con sus brazos.- feliz cumpleaños, Oliver, te he traído algo.- se apartó de mí y me extendió una bolsa de regalo con listones azules, me quedé estático, sin dejarla de ver y sintiendo que en cualquier momento la besaría.- oh vamos no te quedes así.- burló tomándome las manos y haciendo que la bolsa colgará en mis dedos. 
Oliver: ¿cómo lo supiste?- se encogió de hombros con diversión y comenzó a menear su cuerpo con las manos en su espalda, estaba ansiosa.- no recuerdo haberte dicho cuándo era mi cumpleaños.
Aitana: no lo hiciste.- se dejó caer en la silla giratoria dándose vueltas cómo una niña pequeña.- no fue tan difícil, en el título del restaurante está toda tu información, digamos que me gusta leer esos documentos.- me acerque a ella deteniendo los movimientos que hacía con la silla, mis manos se posaron a sus costados, ella me miró sin dejar de sonreír, sus labios me buscaban y provocaban a los míos, no quería caer porque sabía que eso no era correcto, ella colocó sus manos sobre las mías y se inclinó hacia mí con picardía, estábamos tan cerca, podía sentir su respiración y sé que ella podía sentir la mía, tense mi mandíbula tratando de controlar mis deseos, sus ojos bajaron a mis labios y entonces me separé de golpe tratando de caer en razón.
Oliver: te olvidaste de que saldríamos, Aitana.- ella borró la sonrisa y tragó saliva con nerviosismo, dejé la bolsa sobre el escritorio y la mire desde el otro extremo de este.
Aitana: es cierto...carajo Oliver, debiste mandarme mensaje.- froté el puente de mi nariz, estaba visiblemente tenso.- he tenido mucho trabajo en el restaurante y estoy un poco distraída, ¿puedes perdonarme?
Oliver: quizás eso es una señal para que no estemos cerca, Aitana.- suspiré, mi respiración no se controlaba y los latidos de mi corazón estaban completamente locos.- te agradezco por haber recordado mi cumpleaños, y ahora, no quiero ser maleducado pero tengo muchas cosas por hacer, no puedo perder tiempo.- pase por su lado evitando que ella me detuviera y me senté en la silla giratoria, encendí nuevamente mi portátil y comencé a tontear entre mis carpetas ya organizadas.
Aitana: ¿estás enojado?- negué fingiendo concentración en lo que estaba haciendo, ella cerró de golpe mi computadora haciéndome sentir nervioso.
Oliver: ¡qué no, qué no!- se sobresaltó, mierda otra vez no.- lo siento, Aitana, es que estoy bajo mucho estrés y además no me gusta mi cumpleaños, perdona, lo mejor es que te vayas.
Aitana: mierda, Oliver, ni siquiera sé porque me agradas tanto sí eres un maldito conmigo cada que quieres.- sentí cómo sí me hubiese golpeado en el centro de mi estómago.- adiós, Oliver, diviértete con tus diez mil documentos.- abrió la puerta y la cerró de golpe después de que salió. No entendía porque estaba siendo así, actuar indiferente solo le estaba haciendo sentir mal, tenía que ser claro con ella y decirle que lo que sea que sienta por mí tiene que desaparecer porque no traerá nada bueno...aunque ciertamente no sé sí quiero que ella se aleje.

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