Capítulo 100 (Oliver)

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Apagué mi auto y me encaminé a la puerta principal de mi casa, me dolía horriblemente la espalda baja y además mis párpados me pesaban, era la media noche y el frío se sentía más que por la tarde, las luces aún se encontraban encendidas y eso me sorprendió un poco, aunque también me preocupo, metí la llave en la cerradura de la puerta y me entre a mi casa.
En el interior reinaba un olor a pastelillos, sentí una paz dentro de mi que siempre quise experimentar, dejé mi celular sobre la mesa de la sala y me dirigí a la cocina para ver lo que Aitana había preparado. En la barra había una charola metálica con algunos cupcakes con algunas frutas por encima, también había un sartén con pollo bañado en verduras y una jarra con agua de lo que parecía ser naranja, todo se encontraba increíblemente limpio y ordenado, salí de la cocina y observé cómo Aitana bajaba con prisa las escaleras.
Oliver: no brinques sobre las escaleras.- reí y la encontré antes de que bajara el último escalón, me dió un beso en la mejilla y después sonrió.- ¿qué haces despierta?, te dije que durmieras temprano.
Aitana: digamos que no quería ser un mueble más de tu casa, así que decidí limpiar y además prepare algo para que tú llegarás a cenar, ¿ya viste?
Oliver: todo se ve delicioso, además de que mi casa dejó de oler a frituras y ahora huele a pastelillos.- le pellizque uno de sus cachetes y ella soltó una risita, sabía que estaba sufriendo, podía verlo en sus ojos y en la manera en la que sonreía, con mucha nostalgia, sin embargo, se estaba esforzando por ocultarlo.- ¿cómo estás?
Aitana: no hablemos de mí, ¿cómo estás tú? ¿te retiraron los puntos de la herida?- asentí, me levanté la camisa para mostrarle cómo había quedado, ella abrió su boca con impresión y pasó su dedo índice por encima.- ¿te duele?
Oliver: aún tengo sensible, pero no tengo problema con que toques.- quitó sus manos e hizo un gesto que me pareció bastante tierno, cómo sí se imaginará lo mucho que me había dolido.- ¿ya cenaste?
Aitana: ya, pero no tengo problema si me invitas un poco de lo que tú cenarás.- se meneó sobre sus talones con sus manos cruzadas en su espalda.
Oliver: de acuerdo.- reí.- después de cenar nos iremos a dormir ¿está bien?
Aitana: trato.- pasó por mi lado y caminó con emoción hasta la cocina.- ¿ya viste que me puse el vestido que me regalaste hace unos días?
Oliver: por supuesto, te miras muy linda.- entre después de ella sin quitarle la mirada de encima, bajó un par de platos largos de la cocineta y después los colocó sobre la barra.- serviré los vasos de agua.
Aitana: de acuerdo, es agua de naranja natural, espero que te guste.- dijo mientras servía el pollo con unas pinzas y separaba las verduras que no eran de su agrado cómo las espinacas, estaba muy enamorado de ella y tenerla en mi casa me hacía sentir completo, aunque sé que seguramente ella no lo veía, y tampoco quería presionarla confesandole cuánto la amaba.- ¿por qué me miras así?- mis pensamientos se interrumpieron y yo negué despreocupado mientras servía los vasos.
Oliver: ¿has hablado con tu mamá?- ella pauso unos segundos sus movimientos y después parpadeó un par de veces antes de seguir sirviendo.
Aitana: sí, hablé hoy para saber si podía regresar al trabajo.- suspiró y después sonrió fingiendo que nada pasaba.- me dijo que no era buena idea, papá sigue molesto y no quiere verme.
Oliver: lo lamento.- se encogió de hombros y sonrió.- no tienes que ser fuerte, Aitana, lo has sido desde hace una semana, no es justo para ti.
Aitana: ya está servido, lo decore lo mejor que pude ¿qué te parece?- se colocó frente a mí con ambos platos, asentí con una sonrisa sin dejar de mirarla fijamente.- bueno ¿cenamos mientras miramos algo en la televisión?
Oliver: por supuesto que sí, vamos.- ella caminó por delante de mí hasta que llegamos a la sala, dejó los platos en la mesa y tomó el control remoto para encender la televisión.- pon alguna película si quieres.
Aitana: no, una película tardará mucho tiempo en terminarse y tú estás muy cansado seguramente.- dejó un canal de cocina y después se dispuso a comer lo que había en su plato.- ¿cómo te fue en el club? ¿Valentín estuvo contigo?
Oliver: sí, ese chico es muy eficiente, estoy pensando muy seriamente en subirle el sueldo.- metí el primer bocado y saboreé cada uno de sus condimentos, estaba delicioso.- carajo, esto está riquísimo, Aitana.
Aitana: ¿de verdad?- asentí mientras comía otro bocado y después otro.- me alegro de que te haya gustado.- comenzó a revolver lo que había en su plato, otra vez esa reacción, dejé de comer y pasé mi mano por su espalda dándole un poco de ánimo.- ¿cuándo regresan Acacia y Axel?
Oliver: me comentó Axel que la próxima semana estarían acá, sin embargo, Acacia estaba muy feliz en la luna de miel.- asintió con una sonrisa y regresó su mirada al plato que tenía entre sus manos.- cenemos y vayamos a dormir, te ves muy cansada.
Aitana: no hice tantas cosas.- sonrió tratando de convencerme, no hablaba solamente del cansancio físico, tenía ojeras rodeando sus ojos y además sabía que estaba llorando con frecuencia.
Oliver: ¿quieres hacer algo mañana?- negó enseguida y limpio la comisura de sus labios.- hay una película interesante en la cartelera del cine, ¿y sí vamos?
Aitana: quiero quedarme aquí, quizás podamos ver alguna película juntos antes de que te vayas al club.- la mire por unos segundos, la idea era que saliera a distraerse, sin embargo, asentí.- buscaré algunas cuándo me vaya a recostar.
Oliver: oh no, señorita Pierce, usted se irá directamente a la cama pero para dormir.- la señalé con mi dedo índice y ella hizo un puchero.- nada de estar en el celular hasta altas horas de la madrugada ¿de acuerdo?, tienes que fortalecer tu cuerpo y tu salud, no me hagas tener que dormir en el sofá de tu habitación.
Aitana: de acuerdo, gruñón.- puso los ojos en blanco y después sonrió.- no sé que sería de mi sin ti.- la miré detenidamente mientras seguía comiendo y prestaba atención a lo que el chef decía, cada que la veía así me daban unas ganas inmensas de llorar junto con ella y abrazarla hasta que su corazón sanará un poco, me rompía el alma mirarla triste.

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