CAPÍTULO VEINTINUEVE - INICUO I

538 18 6
                                    

Minerva

Durante toda mi vida, siempre he tenido un deseo vehemente, una ambición feroz de alcanzar mis metas y hacer realidad mis sueños. He luchado incansablemente, he superado obstáculos aparentemente insuperables y he desafiado las expectativas impuestas por la sociedad criminal en la que crecía y por mí misma. He escalado montañas de desafíos y he atravesado océanos de dificultades, todo en busca de lo que siempre he anhelado.

Cada paso que di, cada decisión que tomé, estaba guiada por ese fuego interior que me empujaba hacia adelante, hacia un destino que solo yo podía visualizar. No me detuve ante nada, sacrificando horas de sueño, relaciones personales y momentos de descanso para lograr lo que consideraba mi propósito en este mundo.

A pesar de que a medida que avanzaba, también enfrenté las consecuencias de mis acciones. Cada logro alcanzado parecía venir acompañado de un precio doloroso. He sufrido pérdidas inimaginables, he enfrentado derrotas devastadoras y he sentido el peso abrumador de mis propias elecciones.

«La vida me ha recordado implacablemente que cada éxito tiene su contraparte, cada victoria tiene su sacrificio»

Y en ningún otro aspecto esto ha sido más evidente que en mi lucha por ser madre «Ser madre de Mikaela Mikhailova fue una de mis mejores luchas porque la gané», pero mi corazón se ha llenado de alegría y esperanza con cada embarazo, con cada nueva vida que germinaba dentro de mí, aunque también he conocido el dolor más profundo, la tristeza insondable de perder a aquellos que anhelé traer al mundo.

«Cada pérdida fue como un golpe en el alma, una herida que no sanará nunca»

A pesar de todo, quiero seguir adelante, porque en cada dificultad y en cada pérdida, encuentro razones para vivir, aun cuando no creo poder hacerlo, ya que siempre aprendo de mis errores, me fortalezco ante las adversidades y busco nuevas formas de enfrentar los desafíos que se presentan en mi camino. Siempre he creído en el poder de la resiliencia, en la capacidad de superarse incluso en los momentos más oscuros.

Si bien, cuando intento mirar hacia el futuro, descubro que mi camino no ha sido fácil y que aún enfrentaré dificultades, pero también sé que cada paso que he dado, cada sacrificio que he hecho, ha sido parte de mi viaje hacia la realización de mis deseos más profundos y, aunque el dolor y la pérdida me hayan acompañado, también me han fortalecido y me han recordado la importancia de luchar por lo que realmente importa en la vida.

A pesar del sufrimiento que he padecido aferrarme a la mano de Mihail Mikhailov me ayuda a reiterarme todas las veces que sean necesarias que seguiré adelante, con valentía, enfrentando lo que venga con la esperanza de que algún día, finalmente, podré cosechar los frutos de mi esfuerzo y amor en formas que nunca imaginé porque, aunque el trayecto sea espinoso, sé que cada paso me acerca un poco más a lo que siempre he querido «Una vida plena con todos los míos satisfechos a mi alrededor».

Combato con mi mente porque sigo sintiéndome en un océano tenebroso de dolor, ya que soy empujada por la marea despiadada del sufrimiento, que no quiere soltarme a pesar de que he luchado duro durante dos años.

¡Que estúpida fui!

Un interminable y desgarrador tratamiento se convirtió en mi única compañía mientras enfrentaba la Inmunotexia Fetal, microorganismos patogénicos que pulsan traicioneros en mi sangre y la ilusión de la vida que nunca prosperó en los óvulos formados en mi único ovario.

La agonía que he soportado parece no tener fin, cada día más insoportable, cada pequeño rayo de ilusión diluyéndose en la oscuridad.

No puedo mirar a mi esposo a los ojos sin sentirme reprochada porque la distancia entre él y yo se volvió abismal, aunque él trataba de comprender mi dolor, la frustración y la impotencia lo envolvían también.

ESTUPORWhere stories live. Discover now