CAPÍTULO VEINTIUNO-DISOLUTO III

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Eleora

Los segundos que tardo enfrascada en los movimientos apresurados de Mihail son aletargantes, ya que pierdo las fuerzas de mis propios pensamientos cuando él murmura los suyos por todas las ideas que lo atropellan cuando no recibe las respuestas que desea para dirigirse hacia un lugar en específico.

Mi mirada se mueve por sus pasos alargados en una impotencia templada, pero que lo impacienta, puesto que, si hay algo que le quita estabilidad emocional, es asumir que Lev y Konstantine están en riesgo por parte de alguien significativo para él como su hermano Andrei Mikhailov.

Me percato del semen que se escurre por mis piernas cuando deja su mirada de plomo en mi desnudez y me uno a su desesperación corriendo hacia el baño, en el que apresuradamente me aseo sentada en el bidé.

Arrugo mi entrecejo oyendo como su lengua se entorpece por los idiomas que se entrelazan en su mente cuando intenta ordenar a las diferentes personas con las que habla, las cuáles informan como procedieron con lo que él les ordenó que hicieran durante su estadía en este lugar conmigo.

Cepillo mis dientes maltratando mi paladar cuando pienso en mi hija, sujeto torpemente mi cabello con una liga y me tranquilizo porque entiendo la mención que hace de la seguridad que debe tener ella.

—Los Moskalev se encuentran en territorio ruso —escucho que le dicen cuando pone el celular en altavoz.

—Quiero que localicen a Lyana Rozhdestvenskaya inmediatamente —ordena Mihail, lo cual me adentra a la bañera con la cabeza inquieta.

—Desde el despido de Sergei Vasiliev de su fortaleza en Moscú se encontraba en su residencia en Khor Tagna en la región de Irkutsk —le responde un elemento en ruso.

— Wo ich vorher war, ist mir egal! —grita en alemán —Искам веднага да намериш майката на Андрей Михайлов! — dice en una confesión en búlgaro que detiene mi mano llena de gel en una de mis tetas.

«¡No me interesa donde estaba antes! ¡Quiero que encuentren la madre de Andrei Mikhailov en este instante!

Me apresuro a finalizar con mi limpieza de agua caliente con los ojos solazados por la revelación violenta que hace sobre la verdadera progenitora de su hermano, corro a su posición estilando el agua porque sigue turbándose cuando le confirman que la mansión de Yasha Moskalev fue tomada hace unas horas por Aleksander Moskalev, resbalo por la rapidez con la que avanzo hacia él, pero consigue agarrarme por un brazo para que no me caiga en el suelo.

—Ne me demandez pas ce que vous venez d'entendre —me dice en francés apretándome.

«No me hagas preguntas sobre lo que acabas de escuchar»

—Je ne vais pas te demander —susurro mirando su mano para que me suelte.

«No voy a preguntarte»

Las cejas fruncidas hasta unirlas en su frente me alertan la confirmación de lo que él inducia; Andrei tiene a sus abuelos, sus dedos hieren mi brazo por la fuerza que deja en su afiance y su mano con la que sostiene el celular tiembla por sus intentos de responder, ya que la posibilidad de que ya estén muertos les revierte las pretensiones de matar a destruir a todos los que se atrevan a tranquilizarlo.

— Esci da me...

«Aléjate de mí»

Logra decirme en italiano avanzando hacia atrás cuando me suelta, me enderezo frente a él entregándole mi mirada de armazón, me empino levantando mi mano tersa cuando levanta la suya con el celular y lo aparto mirándolo a los ojos porque su incapacidad para gesticular palabras lo está maltratando más que las ganas de ejecutar acciones.

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